La nueva Ley de Infancia, aprobada este martes en el Consejo de Ministros, ha aflorado inesperadamente la batalla interna del Gobierno por la primacía feminista. Y más que una guerra personal entre Carmen Calvo e Irene Montero a cuenta de un posible ataque de celos de la primera al haber perdido esa área en el Ejecutivo de coalición, es un debate nuclear sobre los cimientos del feminismo en sí.
Al punto que en el mismo día en el que Pablo Iglesias presentaba en rueda de prensa el anteproyecto de ley, la Comisión Ejecutiva del PSOE emitía un comunicado posicionándose "en contra" del mismísimo Título I de la norma, sobre los "Derechos de los niños, niñas y adolescentes frente a la violencia".
El artículo 9.3) de la Ley de Infancia [consúltela aquí] aprobada por el gabinete de Pedro Sánchez y que ahora deberá pasar su trámite parlamentario dice textualmente: "Los niños, niñas y adolescentes tendrán derecho a que su orientación sexual e identidad de género, sentida o expresada, sea respetada en todos los entornos de vida, así como a recibir el apoyo y asistencia precisos cuando sean víctimas de discriminación o violencia por tales motivos".
Pocas horas después, el comunicado del PSOE, con las firmas de Carmen Calvo, José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Alfonso Rodríguez Gómez de Celis advertía de que hay una "utilización y confusión, en ocasiones interesada de algunos conceptos fundamentales en el feminismo como son el sexo y el género".
La nota se acompañaba de un documento adjunto como argumentario con el siguiente texto: "Estamos en contra de los posicionamientos que defienden que los sentimientos, expresiones y manifestaciones de la voluntad de las persona tienen automáticamente efectos jurídicos plenos. El denominado 'derecho a la libre determinación de la identidad sexual' o 'derecho a la autodeterminación sexual' carece de racionalidad jurídica".
El texto es un documento de peso doctrinalmente, fija una posición ideológica clave para el partido principal de un Gobierno que se autodefine como "feminista". Y para dejarlo claro viene sellado por cargos de tan alto rango como la secretaria de Igualdad y vicepresidenta primera del Gobierno, el secretario de organización y ministro de Transportes, el diputado y secretario de Relaciones Partido/Gobierno y el secretario de Relaciones Institucionales además de vicepresidente primero del Congreso.
"Un texto transfóbico"
Pero adonde ha llegado la pelea interna es a las filas socialistas. Choca la posición oficial del partido con la que defienden públicamente algunas de sus activistas más conocidas, como Carla Antonelli, hoy diputada en la Asamblea de Madrid y primera mujer trans en alcanzar la representación política en España.
Por su parte, las fuentes de la Vicepresidencia primera explicaban a este periódico que "la publicada en esa nota es la posición del PSOE, la que siempre hemos tenido, y no hay ninguna polémica con la ley de Infancia, ha sido pura casualidad la coincidencia".
Pero después de todo un día de silencio, Antonelli se descolgaba a última hora de la tarde con un tuit incendiario: "Que quede claro, las mujeres trans somos mujeres", reivindicaba, antes de arremeter contra el documento de Calvo y Ábalos: "A mí no me representa un panfleto transfóbico envuelto seda, no emanado de ningún congreso".
Y para concluir, la diputada regional madrileña se apoyaba en el discurso de investidura de Pedro Sánchez para advertir a la Ejecutiva de su partido de que la guerra está abierta "de frente" porque el texto le "repugna" y atenta contra su "dignidad".
Borrar a la mujer
"Es una discusión de calado", explica una histórica feminista del PSOE a este periódico. "Y esa contradicción entre el texto de la ley y la posición del partido se tendrá que subsanar en el proceso de enmiendas parlamentario".
Las socialistas que suscriben el argumentario se autodefinen, en conversación informal, como feministas clásicas. Más allá de que eviten cualquier adjetivo de manera oficial, no quieren desdibujar el hecho sexual femenino: "La inmensa mayoría de las mujeres del mundo están discriminadas por el hecho de nacer con el sexo femenino", explican las citadas fuentes.
"Desde Podemos quieren superar este debate, pero es que esa batalla no está ganada y convertir un debate teórico en realidades legales es borrar a las mujeres, es introducir una confusión que le hace el juego a la extrema derecha, que niega la discriminación".
El fondo de la cuestión está en la diferencia entre sexo y género: "Uno es el hecho biológico con el que nacemos todos los seres humanos, sexos hay dos y nada más", explica esta exdirigente del PSOE. "Y el género es el rol social construido a partir del sexo... o, según las teorías queer, el género más allá o independientemente del sexo". El problema está, sostienen, cuando el debate teórico se quiere llevar a las leyes para crear efectos jurídicos.
Las llamadas feministas clásicas defienden "que la discriminación a las mujeres existe por el mero hecho de nacer mujeres", y se traduce en violencia, mutilación genital, relegación social, laboral o familiar, etc. "Sin embargo, en Podemos muchas están en el rollo queer, que defiende que todos somos personas, que hay muchos géneros, y que no tienen nada que ver con el sexo".
Podemos no entiende nada
Lo cierto es que en Unidas Podemos no salían de su asombro con la polémica organizada desde el lado socialista del Gobierno.
Fuentes oficiales de la facción morada del Ejecutivo y del grupo parlamentario señalaban que no tenía sentido "tanto ruido, si el PSOE mismo sabe que la ley se va a enmendar" en su tramitación parlamentaria. Este periódico ya informó de que el texto aprobado en Consejo de Ministros era básicamente el mismo que ya tramitó el primer gabinete de Pedro Sánchez en diciembre de 2018.
Las citadas fuentes de la Vicepresidencia primera confirmaban este extremo a EL ESPAÑOL. "Cualquiera que haya seguido los avatares de esta ley reconocerá que ese texto tiene una inmensa mayoría del trabajo de la exministra de Sanidad, Luisa Carcedo". El propio Iglesias admitía en la rueda de prensa de presentación que espera "mejorar" la norma a su paso por el Congreso y el Senado.
De hecho, este periódico ha podido saber que será precisamente la perspectiva de género uno de los aspectos que se cambiarán vía enmienda. Pero hay otros muchos aspectos que deberá atender la ley para que haya acuerdo con los colectivos feministas, que ya este martes lamentaban que la norma mezclara conceptos, "ignore las violencias sexuales específicas" que sufren las niñas por el hecho de ser mujeres, "no sea efectiva contra la pornografía", u olvide "la prostitución de las menores".