Ambas partes admiten que la cumbre marca un antes y un después. Se trata de un punto de inflexión en la legislatura. La primera plana de Ciudadanos no posaba con la del PSOE desde que Pedro Sánchez y Albert Rivera suscribieron el infructuoso Pacto del Abrazo en 2016.
Por el camino ha sucedido mucho... y se han quedado muchos: el "no inamovible" al líder socialista por parte del expresidente liberal, una repetición electoral, la debacle naranja, la consolidación de Sánchez en Moncloa a lomos del nacionalismo, las exigencias de Esquerra Republicana valiéndose de su influencia aritmética...
El cajón de esos recuerdos podría empezar a quedar clausurado este viernes. Edmundo Bal y Carmen Calvo -primeros espadas de sus organizaciones tras Arrimadas y Sánchez- concurren a la mesa acompañados de sus más estrechos colaboradores. En la mesa se han sentado por parte del Gobierno, además de Carmen Calvo, la ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darías; el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Antonio Montilla; y el secretario general de Presidencia, Félix Bolaños. Por parte de la formación naranja y junto a Edmundo Bal: la secretaria general del partido, Marina Bravo; el vicesecretario general primero, Carlos Cuadrado; y el vicesecretario general adjunto, José María Espejo.
Todos ellos han negociado una "salida ordenada" a la crisis del coronavirus. "La relación ha cambiado", reconoce un importante dirigente de Ciudadanos en conversación con este periódico.
¿Y eso qué significa? El Gobierno ha reescrito su prioridad: mejor Arrimadas antes que Esquerra Republicana. La reunión ha escocido sobremanera a los de Gabriel Rufián, que esperan como agua de mayo la reactivación de lo que llaman "mesa de diálogo". Sánchez, de momento, no quiere saber nada de ella.
En la sala de máquinas de Ciudadanos, por otro lado, califican el encuentro como la gran expresión de la "política útil": "Hemos pedido y ellos han cumplido. Es muy larga la lista de cosas que les hemos arrancado. Creemos que son muy positivas, seguiremos apretando".
Ese "nuevo clima" -así lo define otro mandatario de Ciudadanos- se ha trasladado incluso a nivel parlamentario. "Los diputados del PSOE nos saludan con una sonrisa y amablemente. Eso no sucedía al principio de la legislatura", reseña otro miembro de los liberales.
"El sello de calidad"
Otra prueba de esa confianza in crescendo es la aprobación del último gran decreto en relación a la pandemia. La dirección de Ciudadanos pudo estudiar su contenido desde el viernes por la noche. El texto que se votó el martes incluyó varias de las exigencias naranjas. Este viernes se trata de "ahondar en las leyes sanitarias".
Los canales de interlocución entre Ciudadanos y Moncloa, según ha testado este diario, son "fluidos". Desde que Arrimadas se cogió la baja de maternidad, Edmundo Bal ha entablado una conversación con Pedro Sánchez; y varias con Carmen Calvo. La relación entre el abogado del Estado y la vicepresidenta es "cordial y productiva".
Ese "nuevo talante" que muestra el Ejecutivo en sus negociaciones con los dirigentes de Ciudadanos es "transversal" y ya ha alcanzado el ministerio de Trabajo y el de la Seguridad Social. "Yolanda Díaz y José Luis Escrivá nos tienen mucho en cuenta", desliza otro dirigente liberal.
Algunos pesos pesados de Ciudadanos cuentan a EL ESPAÑOL que el Gobierno les necesita, más que nunca, de cara a la opinión pública: "Somos su sello de calidad". En plena pandemia, conciben los liberales, Moncloa prefiere gestionar el país con su apoyo, y no con el de los separatistas.
Sin embargo, y a pesar de esta cumbre, los de Arrimadas sólo están dispuestos a negociar con Sánchez si hay papeles delante. No se fían de su palabra. Quieren documentos firmados. "Es verdad que la confianza ha mejorado, pero siempre utilizaremos este procedimiento", concluyen.