El PSOE sufre una guerra interna con motivo del feminismo. El casus belli, un comunicado del PSOE asegurando que el derecho a la "autodeterminación sexual" recogido en la Ley de Infancia "carece de racionalidad jurídica".
Según ha podido saber EL ESPAÑOL, el partido está internamente escindido en dos: el sector feminista tradicional -veteranas capitaneadas por Carmen Calvo- y un sector más radical que acusa al otro de "transfóbico". Esta última postura, más cercana a las tesis de Podemos, tiene especial predicamento entre las juventudes socialistas.
El desencadenante de todo este cisma está en el artículo 9.3 de la Ley de Infancia aprobada por el gabinete de Pedro Sánchez y que ahora deberá pasar su trámite parlamentario. Este artículo dice textualmente: "Los niños y niñas tendrán derecho a que su orientación sexual e identidad de género, sentida o expresada, sea respetada en todos los entornos de vida, así como a recibir el apoyo y asistencia precisos cuando sean víctimas de discriminación o violencia por tales motivos".
Horas después de presentarse el anteproyecto de ley, el PSOE emitía un comunicado con las firmas de Carmen Calvo, José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. En este, advertían de que hay una "utilización y confusión" de conceptos "fundamentales en el feminismo como son el sexo y el género".
El documento se enmarca dentro de la doctrina del sector feminista tradicional del PSOE. En su argumentario, el denominado derecho a la autodeterminación sexual "carece de racionalidad jurídica" y podría plantear numerosos problemas.
"Feminismo tradicional"
En conversación con EL ESPAÑOL, fuentes socialistas del feminismo clásico denuncian que "Pedro Sánchez descapitalizó el feminismo tradicional del PSOE porque la mayoría de nosotras no le apoyamos en su momento. No nos perdona". A su vez, recalcan que están "de acuerdo con el documento" emitido con la firma de Carmen Calvo por ser "sensato" y "poner los límites donde hay que ponerlos": "No es transfóbico, defiende el feminismo necesario para la lucha por la igualdad".
Las mismas fuentes critican los excesos que pueden derivarse de la aceptación jurídica del término "autodeterminación sexual": "Entonces, si yo me autopercibo como una joven, ¿pasaré a ser considerada jurídicamente como tal?".
En esta línea, el núcleo tradicional del PSOE considera que el género "es la construcción social del sexo biológico con el que se nace".
Por otro lado, está el sector más cercano al feminismo queer que predica Podemos y que se ha opuesto con contundencia al documento interno del PSOE, que rechazaba el término "autodeterminación sexual". Entre las voces más críticas está la de Carla Antonelli, diputada en la Asamblea de Madrid y primera mujer trans en alcanzar la representación política en España.
Antonelli se descolgó del documento del partido con un tuit incendiario: "Que quede claro, las mujeres trans somos mujeres", reivindicaba, antes de arremeter contra el escrito firmado por Calvo y Ábalos: "A mí no me representa un panfleto transfóbico envuelto en seda, no emanado de ningún congreso".
En conversación con este medio, Antonelli afirma que el documento parte de "principios biologicistas como que se nace hombre o mujer". "Esto no supera una clase de ciencia; el sexo va mucho más allá de cómo se nace", sostiene la actriz, que añade que si en su DNI pone Carla Delgado Gómez es "gracias a una ley del PSOE de hace trece años".
El documento, añade Antonelli, "no ha sido votado ni refrendado". En su opinión, representa a "una postura minoritaria" dentro del PSOE: "A mi partido lo representa Pedro Sánchez. Él continúa el espíritu de Zapatero y Pedro Zerolo".
Posturas antagónicas
Esta división en el seno socialista, en el fondo, es una pugna entre el feminismo clásico y el feminismo queer, entre el colectivo feminista y el colectivo transexual. Grosso modo, el feminismo queer acusa al feminismo clásico de “transfóbico” por no aceptar que la identidad sexual se "autodetermina". Por otro lado, el feminismo clásico acusa al feminismo queer de privar de sujeto al feminismo y de desatar unas contradicciones de las cuales la primera víctima sería la mujer.
La teoría queer, sistematizada por la filósofa norteamericana Judith Butler, defiende que la identidad sexual no está esencialmente inscrita en la naturaleza humana, sino que es una construcción variable que depende de factores diversos como la cultura. A esta teoría se aferran las personas transexuales para afirmar que su sexo es aquel con el cual se identifican, no con el que nacen.
Al renegar del dato biológico, el sector feminista encabezado por Calvo considera que la llamada "ley Rhodes" acepta postulados ideológicos y se olvida de "las niñas y la violencia ejercida sobre ellas". En este sentido, fuentes del sector tradicional del PSOE acusan al "feminismo queer" de Podemos de "radical".
Las socialistas que suscriben el argumentario se autodefinen, en conversación informal, como feministas clásicas. Más allá de que eviten cualquier adjetivo de manera oficial, no quieren desdibujar el hecho sexual femenino: "La inmensa mayoría de las mujeres del mundo están discriminadas por el hecho de nacer con el sexo femenino", explican las citadas fuentes.
"Desde Podemos quiere superar este debate, pero es que esa batalla no está ganada y convertir un debate teórico en realidades legales es borrar a las mujeres". En esta línea, la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres ha sido muy crítica con la "ley Rhodes"
"Luchamos para eliminar todas las formas de discriminación contra mujeres y niñas que resultan de la sustitución de la categoría sexo por la de 'identidad de género'. Porque las violencias, desigualdades y discriminaciones que sufren niñas y mujeres están basadas en su sexo", defienden desde Contra el Borrado de las Mujeres.
El colectivo ha sido muy crítico en redes sociales por considerar que la Ley de Infancia introduce unos postulados ideológicos: "Negar que el sexo es una realidad constatable, reforzar el género que oprime a las mujeres, modificar el lenguaje para que se nombre a las mujeres como personas menstruantes, eso es borrar a las mujeres".
Desde la Alianza defienden que el "sexo es la categoría biológica sobre la que se construye el sexismo", mientras que el género es "la herramienta cultural que se sirve del machismo para crear desigualdad".