Un informe secreto de la CIA fechado en 1984 se ha convertido en una china en el camino de Pablo Iglesias para hacerse olvidar las ofensas a Pedro Sánchez. EH Bildu, la coalición heredera de Batasuna, que era el brazo político de ETA, quiere que el Congreso cree una comisión de investigación en la que comparezca Felipe González para explicar su relación con la guerra sucia de los GAL.
Y ahora Iglesias tiene que elegir: o es leal a su socio de Gobierno o es fiel a sus convicciones. Porque además Bildu reclama que también declare el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, quien fue durante años uno de los jueces más activos contra la banda terrorista ETA.
Este periódico se ha puesto en contacto con el grupo parlamentario morado para saber si apoyará esta petición de los independentistas vascos y no ha obtenido respuesta. Tampoco desde el equipo más cercano a Iglesias ha habido contestación. Lo cierto es que el escrito ha sido registrado este lunes, con lo que la Mesa no lo calificará hasta la semana que viene, y esto le da tiempo a Podemos para buscarle una salida a su contradicción.
Hasta el abrazo del pasado 12 de noviembre, el hoy vicepresidente segundo del Gobierno era famoso en el PSOE -"infame", que es el adjetivo opuesto- por haber evitado "hasta dos veces" que el hoy presidente llegara a serlo. La segunda de ellas, en realidad, es un mito, porque los morados no sumaban suficientes diputados para evitar la investidura de Mariano Rajoy con un PSOE que se descomponía contra el "no es no" de Sánchez tras la repetición electoral de 2016.
La "cal viva"
Pero la primera de ellas, el 2 de marzo de 2016, el líder de Podemos había rechazado apoyar el otro pacto del abrazo, el de Sánchez con Rivera. Y lo hizo porque nunca iría de la mano de un partido con política económica "dictada por quien trabajó en FAES" -Luis Garicano- e incluso recordándole que "el pasado de su partido está manchado de cal viva". La frase parecía extemporánea y simple cosecha del Iglesias más callejero.
Aunque adquirió sentido cuando la repitió, recuerdan las fuentes parlamentarias consultadas, con el gesto crispado, el dedo acusador en alto y desde su escaño. Le espetó al entonces candidato nominado por el Rey Felipe VI que "a usted le han prohibido gobernar con nosotros, lo dijeron algunos miembros de la vieja guardia de su partido, lo dijo el señor Felipe González, sí, el que tiene el pasado manchado de cal viva... cuídese de él, señor Sánchez, porque son malos consejeros".
Entonces Podemos, luego Unidos Podemos y ahora el Grupo Confederal de Unidas Podemos - En Comú Podem - Galicia en Común, los de Iglesias siempre han sido beligerantes contra corruptelas y, sobre todo, revisionistas con cualquier elemento de "la mitificada Transición", un "régimen del 78" del que había que "romper el candado".
Es más, desde su irrupción en política, Iglesias siempre ha presumido de su capacidad de diálogo con las formaciones más impugnatorias de la estructura o del modelo de Estado. Eso también le ha valido la inquina pública de Felipe González, quien ha advertido repetidamente a Sánchez que desconfíe de quien "busca otro modelo constitucional". Aunque admite el expresidente que el actual inquilino de la Moncloa no cuenta mucho con su opinión": "No me ha llamado ni una vez".
"Explicaciones políticas"
Siempre favorables a cualquier región pueda plantear un referéndum de autodeterminación -"votar nunca puede ser el problema"-, y usando como palanca movilizadora ante el electorado más contrario al "bipartidismo del pasado" esa comprensión, incluso, a los crímenes de ETA.
No hacía mucho que Iglesias había dictado una conferencia en el Nueva Economía Fórum en la que había defendido que el terrorismo de ETA ha causado un “enorme dolor” en España, pero tiene “explicaciones políticas” y que comprenderlas es necesario para “avanzar hacia soluciones democráticas”.
Ahora, Bildu le presenta la oportunidad de cumplir esos principios políticos al vicepresidente segundo del Gobierno, socio del PSOE y líder capaz de decir en Moncloa que "como líder de mi partido le diría una cosa, pero como miembro del Gobierno no debo hacerlo".
EL Grupo liderado por Mertxe Aizpurua quiere esclarecer en sede parlamentaria los hechos acaecidos en aquellos años 80 en los que periódicos como Diario 16 empezaron a descubrir las conexiones gubernamentales de los GAL.
Los servicios secretos estadounidenses califican de "heterodoxa" la estrategia del primer Gobierno socialista. "González ha acordado la formación de un grupo de mercenarios, controlados por el Ejército, para combatir a los terroristas fuera de la ley". La CIA descubrió esa "vinculación" de González con los "mercenarios" cuya misión era "asesinar miembros de ETA en Francia y España".
Aunque varios miembros de su Ejecutivo fueron condenados, el expresidente González nunca asumió responsabilidades. Siempre ha negado cualquier implicación al respecto. Pero el mismo documento desclasificado reseña que, entonces -hace ya 36 años- cada vez más políticos vascos estaban convencidos de la relación entre Moncloa y los mercenarios.