"Fue un buen día para el partido". Así describen en el núcleo duro del PP la jornada del 12 de julio, que acogió las elecciones en Galicia y País Vasco. Insisten en que la enésima victoria de Alberto Núñez Feijóo "fortalecerá a Casado" y en que el batacazo de la coalición PP+Cs "no es mal resultado" a tenor de las encuestas.
De ahí que arqueen las cejas y se muestren extrañados cuando se les pregunta si el triunfo de la "moderación" cosechado por su barón gallego tendrá consecuencias en la estrategia nacional. "Sacar esa conclusión es un error. La realidad de Galicia nada tiene que ver con la de Madrid ni con la de otras Comunidades", aseveran fuentes autorizadas en conversación con este periódico. Un alegato muy alejado de las posturas que han venido manteniendo algunos dirigentes autonómicos -y diputados- en privado.
Poco después de conocer su cuarta mayoría absoluta consecutiva, Feijóo prometió trabajar por la "moderación" en Galicia... y en España. Su tono nada tiene que ver con el de la portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. Ambos han dejado traslucir el antagonismo que se profesan, pero Génova niega que el éxito del gallego inhabilite el proceder de la diputada por Barcelona: "Son perfectamente compatibles".
Otras fuentes arguyen que, pese a las "evidentes tensiones que genera un perfil propio como Cayetana", "el debate está superado": "Si en el PSOE caben Adriana Lastra y Margarita Robles, ¿por qué no va a poder coincidir ella con Feijóo?". No obstante, la portavoz parlamentaria no ha sido invitada ni a la campaña gallega ni a la vasca.
Núñez Feijóo aprovecha todas sus intervenciones en clave nacional para marcar perfil propio y desdeñar los calificativos que algunos de sus compañeros brindan a Sánchez e Iglesias. También es un firme convencido de que el PP debe negociar los Presupuestos con Moncloa. Así lo aclaró en su última entrevista con este diario.
El abismo que separa a uno de otro quedó nítidamente ilustrado a finales de mayo, cuando Álvarez de Toledo llamó "hijo de terrorista" a Iglesias en la Cámara y Feijóo lamentó que su compañera "perdiera los papeles" y "entrara en provocaciones". Ella, a posteriori, le respondió: "A mí tampoco me gustan algunas de sus intervenciones, lo he escrito en el pasado como periodista".
Desde el entorno de Casado reiteran que Galicia es un territorio particular donde, por ejemplo, no existen Vox ni Ciudadanos. Núñez Feijóo, para mantenerse como factótum desde el centro hasta la derecha, esconde las siglas de su partido y combina una política más pragmática, menos ideologizada, que le permite aunar incluso al nacionalismo moderado.
En Madrid, Casado afronta el intento de resurrección de un partido más mermado que nunca, con un competidor al alza a su derecha y con uno muy debilitado -pero no muerto- a su izquierda. "Es un equilibrio complicado, somos conscientes de ello. Debemos aglutinar distintas sensibilidades", arguye en Génova.
De ahí el encaje que proponen de dos piezas como Núñez Feijóo y Cayetana Álvarez de Toledo en un mismo proyecto. Mientras, en el Gobierno y Ciudadanos festejan la "desorientación" de Casado, al que sitúan "un día cerca de Abascal y otro próximo a Arrimadas".
Estrategia a futuro
Entonces, ¿qué hará el PP de ahora en adelante? "Seguiremos criticando con contundencia al Gobierno cuando lo haga terriblemente mal, pero también tenderemos la mano. Les apoyamos tres estados de alarma con los ojos cerrados y también el ingreso mínimo vital". ¿Y qué pasa con los Presupuestos? "Sánchez no nos ha hecho ninguna oferta concreta. Si llama a Pablo, asistiremos. Nunca hemos dicho que no a una reunión".
No obstante, si esa "llamada" llegara, los populares se muestran pesimistas: "No vamos a aprobar nada que represente las políticas económicas de Unidas Podemos. Seremos oposición".
Tampoco habrá cambios en el País Vasco pese al revés electoral sufrido por la coalición con Ciudadanos. "Nos lo temíamos, la tendencia allí era muy marcada. Será el propio Carlos Iturgaiz el encargado de la reconstrucción del partido".