El Ministerio de Igualdad que dirige Irene Montero ha elaborado un Boletín de Igualdad en el Empleo que alerta sobre la necesidad de abordar el teletrabajo "incluyendo una perspectiva de género transversal".
El boletín, que consta de 36 páginas, explica cómo la aplicación del teletrabajo de forma generalizada como consecuencia de la pandemia ha evidenciado que "las relaciones patriarcales siguen muy presentes". ¿En qué se manifiestan estas relaciones patriarcales? En mayores riesgos para las mujeres en materia de conciliación, de seguridad y salud.
Pese a que el Ministerio admite en el boletín que "muchos de estos riesgos son comunes para todas las personas trabajadoras, hombres y mujeres", también cree que "la peor posición de partida de las primeras en el ámbito laboral los acrecienta".
El boletín señala como riesgos específicos para las mujeres que "los puestos de trabajo han sido diseñados por y para hombres", que "teletrabajar puede ser más estresante para las mujeres" y que este estrés puede derivar en "riesgos musculoesqueléticos y psicosociales".
Los riesgos
En primer lugar, el documento señala como riesgo sobre la conciliación "el aumento de la carga de trabajo doméstico y de cuidados para las mujeres ya que estas siguen ocupándose de manera principal de las tareas del hogar y las responsabilidades de cuidado, lo que implica una doble o triple jornada".
En este sentido, también señalan como riesgos sobre la conciliación "el reforzamiento de la feminización de los cuidados", "el teletrabajo como herramienta indirecta de discriminación", "el alejamiento de las mujeres teletrabajadoras de la formación y promoción laboral" o la "desvalorización salarial".
El boletín también sostiene que el teletrabajo supone un riesgo para la seguridad de la mujer: "Los puestos de trabajo han sido diseñados por y para hombres: desde los equipos de trabajo y de protección individual, la organización y los espacios de trabajo, hasta los horarios y descansos".
Estos, según el Ministerio que dirige Irene Montero, "se han realizado en muchas ocasiones sin tener en cuenta las diferencias biológicas, ni las responsabilidades familiares o de cuidados".
"Teletrabajar puede ser más estresante para las mujeres", sostiene el documento en el apartado dedicado a la salud. Y es que éstas "asumen mayor carga de cuidados" y "suelen trabajar en los lugares de la casa con peores condiciones ergonómicas y/o susceptibles de mayores interrupciones, aumentando por tanto los riesgos musculoesqueléticos y psicosociales derivados de una mayor carga mental".
Violencia de género
Por último, dentro de los riesgos para la seguridad y la salud, el boletín dedica un apartado a la violencia de género: "El teletrabajo refuerza el aislamiento de las mujeres que sufren violencia de género, separándolas de personas y recursos en los que apoyarse".
En relación a la violencia hacia las mujeres en el ámbito laboral, el documento cuenta que "es posible ser víctima de acoso sexual y acoso por razón de sexo aunque se esté teletrabajando".
¿Cómo? Mediante "la difusión de rumores o de detalles relativos a la vida sexual de una persona, en las bromas obscenas, en comentarios sobre el cuerpo o la apariencia física, en el envío de WhatsApp o correos electrónicos de contenido sexual de carácter ofensivo", etc.
El sistema capitalista
El documento publicado por el Ministerio de Igualdad, con el pretexto de abordar el teletrabajo con "perspectiva de género", incluye postulados ideológicos que nada tienen que ver con el tema objeto de tratamiento.
Como ejemplo, el artículo de Elena Blasco Martín -secretaria confederal de Mujeres e Igualdad de CCOO- que el boletín incluye en el apartado "desconexión digital y teletrabajo". En este, la autora defiende que la crisis del Covid-19 ha evidenciado "a pasos agigantados los grandes defectos del sistema capitalista".
Unos defectos que, a juicio de Blasco, "ya habíamos visto aflorar durante la reciente Gran Recesión y que ahora se manifiestan en todo su esplendor en forma de desigualdades sociales, políticas y económicas". "Y desde luego, desigualdades de género", apuntilla la autora.
Confusión sexo-género
Como viene siendo habitual en los documentos oficiales del Ministerio de Igualdad, el boletín utiliza indistintamente las nociones de sexo y género, sin lógica ni coherencia interna. Esto lo llevan tiempo criticando con dureza distintas asociaciones feministas, ya que la inclusión del concepto de género como identidad socava los derechos de las mujeres basados en el sexo.
En algunas líneas, el texto se refiere a "las desigualdades de género o "las discriminaciones por razón de género", aunque más adelante habla de "acoso por razón de sexo".
En este sentido, la Alianza Contra el Borrado de la Mujer, que integra a distintos colectivos feministas, ya rechazó por este motivo el Anteproyecto de Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual.
Las feministas de la Alianza Contra el Borrado consideran inaceptable que se utilice la palabra "género" cuando habría de usarse la palabra "sexo": "Las normas internacionales especifican que la discriminación contra las mujeres está fundada en el sexo, añaden, siendo el género la herramienta sociocultural para sostener esa discriminación".
En el texto frecuentemente son tratadas como sinónimos. "Lo biológico –el sexo– no es igual a lo cultural –el género–", sostiene la Alianza, que considera que "usar como intercambiables los términos sexo y género es no solo un disparate: es una zancadilla en la lucha contra la violencia que sufren las mujeres por ser mujeres".