El as en la manga de ERC para hundir a Torra y Puigdemont: resucitar su pasado en el 3% de CiU
La remodelación del gobierno catalán coge a contrapié a ERC, concede tiempo a Puigdemont y encona la batalla entre los herederos de CiU.
4 septiembre, 2020 02:34A dos semanas de la vista en el Tribunal Supremo en la que se verá el recurso de casación presentado por Quim Torra contra su inhabilitación, el presidente de la Generalidad ha ejecutado una remodelación por sorpresa de su Gobierno y sustituido a tres de sus consejeros, los más críticos con Carles Puigdemont, por tres leales del sector duro.
La remodelación ha cogido por sorpresa a ERC, a los propios cesados –que se han enterado de su destitución por la prensa– y a la oposición, que si algo esperaba de Torra era la convocatoria de elecciones autonómicas anticipadas. "Lo más lógico es pensar que tras esta remodelación las elecciones se celebrarán en enero, pero quién sabe ya", han afirmado fuentes de Ciudadanos en conversación con EL ESPAÑOL.
La reacción de Esquerra Republicana no se hizo esperar. Gabriel Rufián, desde el Congreso de los Diputados, se infló a lanzar ironías sobre el 3% de CiU que sobrevuela sobre el pasado político de Torra y Puigdemont. "Por aquello -la corrupción- no purgaron", llegó a decir el portavoz en su comparecencia ante los medios. Un giro al debate pretendido e intencionado. Una estrategia para el futuro.
Las consecuencias de la remodelación del Gobierno autonómico catalán hecha por Torra son varias. La primera es el atrincheramiento del núcleo duro 'puigdemontista' en la Generalidad y la eliminación de cualquier rastro de moderación o de pactismo en la parte convergente del gobierno catalán.
Eliminación de una rival
Los cesados son Miquel Buch, titular de la Consejería de Interior, la más volátil del gobierno catalán, que ha sido sustituido por el abogado Miquel Samper; Mariàngela Vilallonga, consejera de Cultura, sustituida por la profesora Àngels Ponsa; y Àngels Chacón, de Empresa y Conocimiento, que ha sido sustituida por el polémico exeuroparlamentario Ramón Tremosa.
El caso más llamativo es el de Ángels Chacón, la única de la terna que seguía conservando el carnet del PDeCAT y que sonaba como posible candidata a la presidencia autonómica e incluso como sustituta de Quim Torra, con la aquiescencia de ERC, en caso de que este fuera inhabilitado por el Supremo.
Con el cese de Chacón por parte de Torra, Carles Puigdemont se quita de encima a uno de sus posibles rivales a la presidencia de la Generalidad.
Juega también a favor del expresidente fugado la atomización del antiguo espacio convergente, dividido ahora entre el PDeCAT –que convocó de urgencia a su dirección tras conocer la remodelación ejecutada por Torra–, el Partido Nacionalista de Cataluña (PNC) y pequeñas formaciones como Lliures, Lliga Democràtica, Convergents o Units per Avançar.
En la práctica, la ruptura interna del espacio convergente había convertido la coalición de gobierno catalana de dos –JxCAT y ERC– en una coalición de tres: JxCAT, ERC y PDeCAT. Con la expulsión de Chacón, la coalición vuelve a ser cosa de dos, JxCAT y ERC, aunque con uno de los dos integrantes depurados de elementos incómodos.
Vuelve el 3%
La segunda consecuencia de la decisión de Torra afecta a ERC. La incomodidad de los republicanos con Torra y Puigdemont ya era grande antes de la remodelación del gobierno y lo es aún más después de esta. Gabriel Rufián tiró sin embargo de ironía tras la reunión de ayer jueves con el presidente del Gobierno en la que ambos hablaron de un posible pacto para los Presupuestos Generales del Estado.
"Creo que sería contraproducente trasladar la guerra interna de Convergencia, se llame como se llame ahora, a la primera institución de Cataluña" dijo Rufián tras la reunión. "También es curioso que se purgue a según quién por el control de partido y no por un caso de corrupción como el del 3%".
El líder de ERC en Madrid habló también de la guerra civil en el seno del separatismo como de una batalla entre pragmáticos e idealistas. "Dentro del independentismo hay una pugna entre el pragmatismo, el intentar gobernar el 'mientras tanto' [no haya independencia], y la magia. Y hoy hay poco margen para la magia".
Sólo 24 horas antes de conocerse la crisis de gobierno de Torra, el presidente del parlamento autonómico catalán, el republicano Roger Torrent, exigió a Torra, en una entrevista concedida a La Vanguardia, consensuar la respuesta a su posible inhabilitación y la fecha de las nuevas elecciones.
"El presidente no responde solo por sí mismo, sino por una mayoría parlamentaria y por un gobierno de dos formaciones políticas" dijo Torrent. "Por descontado [que Torra debe consensuar la fecha de las elecciones con ERC]. En un gobierno de coalición, una decisión tan importante se tiene que tomar consensuada entre los socios. Es lo exigible".
Según el digital El Nacional, Torra llegó a ofrecer a Aragonès la posibilidad de hacer también algún cambio de nombres en la parte republicana del Gobierno autonómico –las consejerías de ERC son las que peor han respondido a la crisis provocada por la epidemia–, pero el vicepresidente habría rechazado dicha posibilidad.
Torra ha proposat a Aragonès canvis en els consellers d'ERC, i aquest ho rebutja https://t.co/W9A1AceqR4
— ElNacional.cat (@elnacionalcat) September 3, 2020
La tercera desobediencia
"Torra necesita polarizar y hacer algo por la independencia porque de momento no ha hecho nada por ella" afirman en Ciudadanos. "Incluso sería capaz de quitarse a Pere Aragonès y ERC de encima y gobernar en minoría. Además, todos le dan por inhabilitado. Pero… ¿y si se alarga el juicio y sigue al frente de la Generalidad?".
En este sentido, Torra ya ha amagado, durante una reciente entrevista en TV3, con la posibilidad de desobedecer en caso de ser inhabilitado por el Tribunal Supremo. "He desobedecido dos veces. No creo que sea la última que lo haga. No digo que esté desobedeciendo una sentencia. Yo sólo explico que mi deber, en mi condición de presidente, es oponerme a todo lo que me parece incompatible con mi conciencia".
Torra no contempla la posibilidad de que ningún partido independentista presente un candidato alternativo a la presidencia en caso de ser inhabilitado. Si eso ocurriera, y si ERC y JxCAT no movieran ficha, la presidencia pasaría de forma interina, durante casi cuatro meses hasta la convocatoria automática de elecciones, a Pere Aragonès, de ERC.
Si Torra decidiera no obstante desacatar la sentencia y resistir en la presidencia de la Generalidad el problema jurídico sería prácticamente irresoluble y dejaría al Gobierno autonómico catalán en una situación inédita en democracia. La pelota pasaría en ese momento al Gobierno de PSOE y Podemos, y también a ERC en cuanto socio de gobierno de JxCAT. Pero está por ver que Torra decida desobedecer, de acuerdo a sus números, por tercera –y última- vez.