El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quiere tener bajo su control la gestión de los 140.000 millones de fondos procedentes de la Unión Europea. Y si ya rechazó la propuesta del líder de la oposición, Pablo Casado, de crear una Agencia para la Reconstrucción, tampoco está dispuesto a que Podemos tenga margen de maniobra en este campo. Así lo explican fuentes del Ejecutivo a este periódico.
El presidente creará su propia unidad de seguimiento de esos fondos y, como informó en su última comparecencia en el Senado, será en la Comisión Mixta para la Unión Europea donde el Gobierno rendirá cuentas por la ejecución de las inversiones y transferencias ante todos los grupos parlamentarios.
El planteamiento de Moncloa -según portavoces autorizados- es que las empresas absorban la mayoría de estos fondos, "con un sistema de cofinanciación". Después seguirán los Ministerios, quienes conocen los proyectos que hay que hacer, y las Comunidades Autónomas. Será sin embargo Moncloa quien controlará "los indicadores que hay que cumplir".
El equipo de Sánchez considera que Podemos no está en situación de exigir nada al presidente y que su última oferta de aumentar el gasto social a cambio de no llevar a cabo subidas drásticas de impuestos ni crear nuevos tributos (más allá de la tasa Google que se hará a nivel europeo) debería ser una alternativa satisfactoria para los de Iglesias.
“Se podrá desplegar una política expansiva que sea coherente con el programa PSOE-Podemos”, explican las fuentes consultadas. Y recuerdan que los Fondos estructurales que concedió Bruselas en 2014 no representaron más de 8.000 millones para un mismo periodo de tiempo (seis años).
En este sentido, insisten en que la negociación en Bruselas para que “las ayudas vengan en forma de estímulos y no de créditos” fue “una victoria personal del presidente”. Y, en consecuencia, “será Moncloa quién gestione el grueso de estos fondos”.
Como explicó este medio, la eficacia del gasto directo es clave en esa operación. Por esta razón, quieren delimitar el margen de maniobra de Podemos para garantizar que las inversiones no queden sin ejecutar “por problemas burocráticos".
Para compensar, los ministerios de Podemos -que son los que menos peso económico tienen- podrán hacer campañas de promoción de los proyectos donde se destinará el dinero, así como proponer su orden de prioridad en las inversiones. Aunque será Moncloa quién también tendrá la última palabra sobre esto último.
Lo que quieren evitar desde el equipo económico de Sánchez es lo que sucedió con la nueva prestación del Ingreso Mínimo Vital. Los tira y afloja entre el ministro de Seguridad Social, José Luís Escrivá, y el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, fueron notorios. Hasta el punto de que en el Consejo de Ministros donde se aprobaba se tuvo que reescribir parte del decreto a último momento.
Un Podemos débil
El desplome electoral de Podemos en las últimas elecciones en Galicia y País Vasco y los frentes judiciales que tiene abiertos han debilitado la posición del partido dentro del Ejecutivo.
Además, los acercamientos del PSOE a Cs durante los sucesivos decretos del estado de alarma han hecho peligrar el bloque de investidura y el papel “de puente” de los de Iglesias entre PSOE y ERC.
Solo esta situación de vulnerabilidad puede explicar la obediencia de Iglesias a Sánchez, pese a que el presidente nunca le informara de asuntos tan capitales para el interés nacional como la huida del rey emérito Juan Carlos I ni de la fusión entre Caixabank y Bankia.
Ahora, el control de la gestión de los fondos europeos por parte de Moncloa suma un nuevo capítulo de esta serie de desmanes de Moncloa hacia sus socios. Pero la estrategia de Podemos pasará por aguantar en el seno del Ejecutivo y dar estabilidad para que la legislatura no se agote antes de tiempo.