Santiago Abascal ha presentado este lunes Solidaridad, el sindicato impulsado por Vox que nace con la intención de representar a los trabajadores "abandonados por el Gobierno".
El presidente de Vox ha definido Solidaridad como un sindicato "patriótico, contra el nacionalismo, anticomunista" y que pretende proponer una alternativa a la "mafia sindical" que representan UGT o CCOO, a los que ha calificado como "corruptos, extremistas y defensores de intereses partidistas".
Pese a estas proclamas, el sindicato ha anunciado que entre las medidas por las que luchará se encuentra una de las insignias del actual Gobierno. Concretamente, la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) promovida por Unidas Podemos.
Así lo ha admitido Rodrigo Alonso, diputado de Vox en el Parlamento de Andalucía, y flamante secretario general de Solidaridad. Entre la batería de medidas, se encuentra también "acabar con la inmigración ilegal", "poner fin a las imposiciones ideológicas" y "acabar con las subvenciones públicas a organizaciones patronales y sindicales".
Un diputado como secretario general
En la presentación, Abascal ha repetido el mantra -exhibido esta mañana por Jorge Buxadé- de que el sindicato no ha nacido para "servir a causas ideológicas" sino para "servir a los trabajadores", negando que haya correlación entre Solidaridad y el partido.
Unas proclamas que resultan poco creíbles. Y no sólo por la utilización de la tipografía típica de Vox en el escenario, ni por la presencia de toda la plana mayor del partido en el acto. El nuevo sindicato tendrá como secretario general a Rodrigo Alonso, parlamentario de Vox en Andalucía. "Voy a seguir manteniendo el acta como diputado", ha anunciado.
Solidaridad toma su nombre del homónimo polaco que lideró el expresidente Lech Walesa, y que sirvió en la transición del comunismo a la democracia en el país del Bloque del Este.
Escenario simbólico
El sindicato apoyado por Vox tendrá como objetivo, según ha anunciado Abascal, representar a los trabajadores "engañados por la izquierda y abandonados por la derecha".
"Durante años, los sindicatos socialistas y comunistas se han dedicado a defender los intereses de los presos golpistas, las políticas de género, la agenda globalista y ahacer huelgas para derrocar a gobiernos", ha abundado Abascal.
La apuesta por este nuevo sindicato supone el enésimo paso del partido de derecha radical en su intento por arrogarse la representación del mundo obrero, tradicionalmente patrimonializado por la izquierda.
En este sentido, el lugar elegido para la presentación está lleno de simbolismo. Ésta ha tenido lugar en una nave de un polígono industrial de Coslada, municipio madrileño que forma parte del antiguo cinturón rojo de Madrid -compuesto por localidades que han sido bastiones históricos de la izquierda-.