"Debemos estar enfrente de cualquier intento por normalizar o por blanquear a una fuerza política que sigue siendo incapaz de condenar más de 850 asesinatos y que sigue ensalzando a los terroristas que los cometieron. Ninguna necesidad aritmética justifica tratar como un partido más a quien desde un punto de vista ético no lo son". Lo dice Víctor Trimiño, recién nombrado secretario general de las Juventudes Socialistas de País Vasco (JSE).
Estas palabras, pronunciadas este domingo en la clausura del X Congreso de las JSE, están teniendo gran impacto por el choque que suponen con el día a día del Grupo Socialista en el Congreso o de los socios de Pedro Sánchez en el Gobierno, Unidas Podemos. Su líder, Pablo Iglesias, se reunió la semana pasada con representantes de Bildu para tratar de lograr su apoyo a los Presupuestos, encuentro del que los abertzales salieron muy satisfechos.
Días antes, el propio Sánchez expresaba en el Senado su pesar -"lamento profundamente", afirmó- por la muerte en prisión del etarra Gorka Elejabarrieta, dando lugar al enfado especialmente de las víctimas de la banda terrorista.
Trimiño marca ya el camino de los jóvenes socialistas vascos y su mensaje dista de la senda del partido en Madrid y en el propio País Vasco o Navarra, donde Bildu es un actor más en cada decisión trascendente en los parlamentos. El dirigente se opone a esta forma de hacer política y no se trata de una forma de llamar la atención en su nueva responsabilidad: es su discurso habitual.
El pasado 13 de septiembre, en su cuenta en Twitter, se hizo eco de la protesta de Covite por la manifestación en Bilbao para leer nombres de etarras fallecidos "por culpa del Estado". Como invitado, el último jefe de ETA, David Pla. En su comentario, Trimiño dirigió la atención sobre Podemos Euskadi, que, según él, "se presentó a las pasadas autonómicas con el único objetivo de entregarles la Lehendakaritza".