El ya expresidente de la Generalitat, Quim Torra, se va sin atrincherarse en el cargo. Después de semanas barajando la opción de llevar su desobediencia hasta las últimas consecuencias, el exmandatario catalán ha optado por asumir la sentencia del Tribunal Supremo.
Torra, no obstante, instó a los catalanes a que "empujen" -como en su momento animó a los CDR- porque, a su juicio, ellos tienen la llave para llevar a cabo "la ruptura democrática" con "el régimen del 78". "Vosotros sois la garantía", dijo en esta apelación a los ciudadanos de a pie.
Y es que si algo demostró el ya expresidente de la Generalitat en su última comparecencia desde la Galería Gótica del Palau de la Generalitat es que delega a los "catalanes y catalanas" la responsabilidad de mantener el pulso al Estado.
En este sentido, en toda su intervención no apeló a los partidos independentistas -ni JxCat ni ERC ni CUP- y dejó entrever la discrepancia de estrategias para seguir con el plan secesionista.
Pidió a los ciudadanos que las próximas elecciones en Cataluña sean "un nuevo plebiscito y un nuevo mandato que confirme el referéndum del 1-O". En una muestra más de que Torra y Carles Puigdemont desde Waterloo no renuncian a la vía unilateral y que la negociación con el Gobierno central solo se podrá efectuar si son en los términos que planteaba: amnistía y autodeterminación.
"Que no hayamos avanzado como yo habría querido para hacer efectivo el mandato del referéndum del 1-O, que no hayamos avanzado lo suficiente, no significa que no hayamos hecho trabajo. Lo hemos hecho y mucho, y en un contexto muy difícil", apostilló.
Confesió sentirse orgulloso de haber "acompañado tanto como se ha podido y sabido a todos los represaliados ante la vorágine autoritaria del Estado" y también de haber estado al lado de los más vulnerables.
Sin presidencia simbólica
Una vez la inhabilitación se publica en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya (DOGC), tocará al presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC), mover ficha. Pero, como ha quedado claro este lunes, Torra no ocupará el cargo de forma "simbólica" ni tampoco bloqueará las instituciones con una nueva desobediencia.
En su momento se planteó la vía Venturós, en alusión a la alcaldesa de Berga, Montse Venturós, que fue inhabilitada y durante seis ocupó el cargo de forma simbólica pero sin poner su rúbrica en ningún documento para no incurrir en delito.
"Sois la única esperanza"
Esa alusión a la población catalana, a la que alabó, se concretó todavía más en definirles como "la única esperanza de salir del pozo en el que nos quiere poner una y otra vez el Estado español". Otra vez, sin llamamientos a líderes políticos ni a partidos concretos.
Reconoció que durante su presidencia no logró su principal objetivo de hacer efectiva la independencia de Cataluña: "Yo no he podido avanzar más".
Por eso, emplazó a los partidos y entidades independentistas a recuperar la generosidad y el espíritu que permitieron el 1-O, ya que considera que el objetivo común de la república catalana es más importante que los intereses particulares: "La represión nos quiere entretenidos en las diferencias y la discordia".
De este modo llamó a la ciudadanía a luchar por la independencia: "Podemos hacer realidad nuestro sueño, tenemos la fuerza para hacer realidad nuestro sueño. Si tenemos claro que el poder está en cada uno de nosotros, tenemos que ir todos juntos".
Pero él fue el primero en inmolarse políticamente con un gesto -no descolgando una pancarta hasta el último momento- que le ha valido la pena por desobediencia pero no ha servido para continuar con el proyecto que anunció después de ser investido presidente: confeccionar "una Constitución catalana" y aplicar el "mandato" del 1-O.