Pedro Sánchez empieza a ceder. Ni seis meses como exigía hasta este mismo martes, ni los dos meses como ofrecía Pablo Casado. El presidente no quiere negociar y ha utilizado la sesión de control en el Congreso para hacer en alto y en público el regateo para lograr la "unidad" que tanto reclama a los grupos parlamentarios.
En un intercambio bronco con el líder de la oposición -que deja en el olvido la supuesta distensión alcanzada al final de la moción de censura de Vox-, el jefe del Ejecutivo ha propuesto rebajar a cuatro meses el plazo del estado de alarma que aprobó su Gobierno en Consejo de Ministros extraordinario el pasado domingo. Y, de nuevo, dejar la decisión en manos de las Comunidades Autónomas, como hizo este martes el Ejecutivo al levantar la obligatoriedad del toque de queda en toda España -salvo Canarias- a partir del 9 de noviembre.
"Ustedes, lo único que han hecho desde el inicio de la pandemia es decir que no a todo. Otros grupos de la oposición han ofrecido su apoyo, y se lo agradezco", ha arremetido. "Pero le voy a hacer un ofrecimiento. Yo le propongo que el Consejo Interterritorial de Salud revise la medida en cuatro meses, y si decide que no es necesario seguir, el Gobierno levantará el estado de alarma".
Es decir, o cuatro meses con la claudicación del PP o seis meses por imposición de Moncloa, porque el Ejecutivo da por hecho que tiene los apoyos asegurados en la Cámara Baja. Y sobre todo que, de nuevo, decidan las CCAA en el seno del Consejo Interterritorial. El presidente ni quiere defender el estado de alarma, ni pedir la prórroga ni decidir si se levanta. Lo que sí hizo fue arremeter contra Casado.
El líder del PP había dejado claro que sólo apoyará la prórroga del estado de alarma si el Gobierno se compromete a mantener el estado de excepcionalidad durante ocho semanas. "Es el doble de todos los países europeos, limitaría la movilidad durante los tres puentes que vienen y salvaría las navidades", relató el líder conservador.
El líder de la oposición criticó la postura del Gobierno, a quien reprochó que su objetivo es "eludir" el Parlamento: "Menos 'aló presidente' los fines de semanas y más venir aquí siempre a rendir cuentas sobre una excepcionalidad constitucional como el estado de alarma", pidió Casado.
La excusa y la hipótesis
La ministra portavoz, María Jesús Montero, alegó este martes que el presidente tiene una videoconferencia con los jefes de Estado y de Gobierno europeos el jueves para explicar su ausencia de la defensa de la prórroga de seis meses. Lo que ocurre es que la cita con el Consejo Europeo es por la tarde y la sesión en el Congreso a primera hora de la mañana.
Inmediatamente, Montero fue avisada y apuntó que, además, "son los presidentes autonómicos los que deben dar cuentas, no el del Gobierno", defendió. "Es que este estado de alarma está vacío desde el 9 de noviembre si la Cámara concede la prórroga, ya que queda en manos de las autoridades delegadas, que son los presidentes autonómicos, si restringe derechos fundamentales".
Y ése es el mismo argumento utilizado este miércoles por Sánchez: que sean los consejeros de sanidad, junto con el ministro Salvador Illa -el elegido por el presidente para someter a votación los seis meses de prórroga este jueves-, los que decidan el 9 de marzo si se levanta la alarma. Justo antes de la Semana Santa, se augura una pelea política y territorial en un órgano con mayoría socialista y con la oposición de Isabel Díaz Ayuso, presidenta madrileña.
Y en un foro que reclama el consenso para tomar sus decisiones -según la ley que lo rige- pero que ya ha sido sorteado incluso para imponer medidas a la Comunidad de Madrid. Así fue hace un mes, cuando se acordaron por mayoría las restricciones que luego hizo decaer el Tribunal Superior de Justicia madrileño y que se impusieron vía estado de alarma en la autonomía madrileña.