El Gobierno instalará carpas con capacidad para 7.000 personas en Las Palmas de Gran Canaria para descongestionar la presión migratoria que está sufriendo la isla en las últimas semanas. El objetivo es vaciar el Puerto de Arguineguín, donde en la actualidad hay más de 1.300 personas.
El plan ha sido anunciado por el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, quien ha asegurado que se pretende “reconducir la crisis migratoria que tenemos en Canarias”. “Está claro que podríamos haber llegado antes, y que podríamos haber tenido mayor capacidad de anticipación, pero lo importante es mirar hacia adelante”, ha asegurado.
Además de los 1.300 inmigrantes de Arguineguín, en Las Palmas se alojan 5.500 personas en distintos edificios y hoteles, según el departamento que dirige Escrivá. El objetivo es que se ubiquen en las carpas de aquí a final de año. Las instalaciones están financiadas con 43 millones de euros provenientes de fondos europeos.
El Colegio León de la isla tendrá 300 plazas en carpas, aunque esperan poder ampliar hasta 400 con el interior del edificio. El cuartel militar Canarias 50 dispondrá de 650 puestos y se pondrá en funcionamiento desde diciembre. Además, Bankia ha cedido una nave en el sur de la isla que contará con espacio para 500 plazas en carpas.
Tenerife tiene ya el cuartel de Las Canteras, con sitio para 1.800 personas repartidas en 10 edificios, aunque ampliará su capacidad en 200 huecos más. El Ministerio de Defensa ha cedido temporalmente Las Raíces, que está siendo acondicionado por Migraciones, y que tendrá 1.500 plazas. Fuerteventura, por su parte, ha puesto a disposición los 700 sitios disponibles en el Matorral en El Rosario.
Escrivá ha destacado que "el 90%" de los 18.348 inmigrantes que han llegado en patera a las islas en lo que va de año "son expulsables a sus países de origen" y ha recalcado que los traslados a la península que puede promover su departamento se ciñen exclusivamente a personas en situación de vulnerabilidad.
Distancias de seguridad
Los voluntarios de Cruz Roja se desesperan en el muelle de Arguineguín en su intento de hacer llevaderas unas condiciones de recepción a quien baja de una patera. Lo reconocen, saben que trabajan con aforos que multiplican por varias veces los topes admisibles en esos 2.000 metros cuadrados.
"En Arguineguín es muy difícil, simplemente, respetar la distancia", asegura Íñigo Vila, director de Emergencias de Cruz Roja Española, en una entrevista con Efe, antes de subrayar que el primer obstáculo para poder asistir de forma digna a esas personas y hacerlo de acuerdo con lo exigible en una pandemia es el lugar, "es el muelle".
La ONG quiere desmantelar cuanto antes ese campamento y emplear el puerto de Arguineguín como hizo siempre, solo para las primerísimas atenciones tras el desembarco. Pero ni siquiera está segura de que pueda desmontarlo tan rápido: "No sabemos realmente si estamos en el pico de la ola, o si esto en dos días se reactiva de nuevo".