Pedro Sánchez presentó su discurso de esta comparecencia extraordinaria a petición propia ante el Congreso como un Pleno escoba: para recoger los méritos, esconder la basura y barrer a la oposición. Sólo miró atrás para sacar pecho por su gestión y leyó los datos económicos mirando al futurible esperanzador que reflejan sus Presupuestos... y que no termina de creerse ni la Comisión Europea.
Pero sobre todo, dejó claro que él es el presidente, el de "la mayoría social" y el que guía las políticas, aunque sean -como la Sanidad- competencia de las CCAA.
Y es que cuando entró en los dos temas de los que con más urgencia esperaban escuchar detalles los españoles, Sánchez expropió la iniciativa al Consejo Interterritorial de Salud, ése que se reúne este mismo miércoles, y al que conminó a imponer más restricciones a las fiestas "si es necesario".
El mismo foro que reúne al ministro de Sanidad con los consejeros autonómicos del ramo que no tendrá nada que decir sobre el plan de vacunación que ya prevé "20 millones de españoles protegidos en mayo o junio", según el presidente.
"Está en nuestra mano"
"Si hay que endurecer el Plan de Navidad lo haremos. No podemos bajar la guardia", advirtió Sánchez. "Estamos viendo un aumento preocupante de los contagios y depende de nosotros que no haya una tercera ola".
La cogobernanza, a la que luego se refirió, se ha quedado, pues, para gestionar las restricciones del estado de alarma en el día a día. Pero cuando se trata de levantar la mano en Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Reyes, fue Salvador Illa el que lideró el plan.
"La cogobernanza", dijo el presidente, "confiere al Consejo Interterritorial la capacidad de adoptar los acuerdos necesarios para coordinar la aplicación de las medidas requeridas". Es decir, que Sánchez poco menos que requería al Consejo a tomarlas esta misma tarde.
Alarma y Constitución
Al día siguiente de que su Consejo de Ministros aprobase el Plan General de Emergencias del Estado (PLEGEM) -es decir, la respuesta reglada, 10 meses después, a "amenazas inespecíficas" como la de la Covid-, Sánchez presumió de que "podemos concluir que el estado de alarma funciona" porque "nos da los instrumentos necesarios al Gobierno y a las CCAA durante el tiempo necesario para abordar con seguridad la pandemia", aseguró.
Y en un giro de guion extrañísimo, vinculó ese supuesto éxito a la defensa de la Constitución. "Creo que una de las principales conclusiones que podemos extraer de esta herramienta eficaz es que la Constitución vuelve a reivindicarse como marco virtuoso de derechos, libertades y estabilidad".
Se quejó Pablo Casado después del empeño de Sánchez en abarcar todo el poder, en "peronizar la política española", ya sea en lo económico "con medidas populistas", ya sea en lo político, diluyendo la separación de poderes: "Es usted quien bloquea la renovación del Poder Judicial, porque quiere controlar a los jueces como hizo con la Fiscalía, nombrando a su ministra".
Y lo cierto es que eso encajaba con la segunda indicación al Consejo Interterritorial, en la que Sánchez se explayó para que la medalla de la vacunación de la población se apunte inequívocamente a su gestión. Habrá tres etapas en este plan en los primeros seis meses de 2021, y en ese plazo el presidente anunció que el Gobierno logrará "de 15 a 20 millones de españoles vacunados en mayo o junio".
Hasta ahora, el presidente ha identificado "dos etapas marcadas en la pandemia", marcadas por las dos olas de la Covid. "Y ahora nos acercamos a la tercera etapa, la esperanzadora, el principio del fin marcado por las vacunas". Según Sánchez su Ejecutivo lleva "más de 4 meses desplegando un plan vacunación común para todo el país".
Ahora que la Agencia Europea ha adelantado una semana la aprobación de la primera de las vacunas, Sánchez anunció que el Sistema Nacional de Salud podrá inyectar la primera en la primera del año, incluso el mismo 2 de enero. En un tono entusiasta, Sánchez explicó que la estrategia europea de vacunación ha sido liderada por su Gobierno, imponiendo "un acceso global y equitativo que proteja a todos".
El orden de prioridad que definió contempla tres etapas. En la primera etapa se vacunará al personal de residencias, al personal sanitario, al sociosanitario, a las personas mayores, y al resto del personal que atienden estos centros. La previsión del Gobierno es que haya 2,5 millones de vacunados en este primer tramo.
La segunda etapa llegará en el momento que previó el presidente en el que "habrá un número de vacunas que va a permitir aumentar el número de personas vacunadas y que esperamos que haga que para mayo o junio tengamos ya entre 15 y 20 millones de españoles vacunados". Un exceso de vacunas que el presidente ya anunció que se dedicarán a donaciones "a África, los Balcanes occidentales y Latinoamérica".
Y para decidir en la tercera etapa, para el resto de la población, ya sí que citó Sánchez al pleno del Consejo Interterritorial, al que instó a "regular la priorización final de la vacuna por grupos de población". Según el presidente, ovacionado por su graderío, "España está lista para hacer frente a la vacunación".
"Saldremos adelante"
Finalmente, el presidente presumió de gestión económica, y del éxito de sus Presupuestos, "con el apoyo ya de 12 grupos políticos". Según dijo, las cuentas públicas de 2021 "no decidían la suerte del Gobierno, sino la del país".
La pluralidad de apoyos era con lo que más se le llenaba la boca a Sánchez, cuya mirada de reojo se le iba a la derecha en esos momentos, a un Casado al que la mayoría le importaba menos que el contenido argentinizador de las cuentas y de las ideas de quienes las ejecutarán. "Es la unión de la mayoría, y son imprescindibles para consolidar la senda de la recuperación económica, que ya está aquí".
Arrancando los aplausos entusiastas de los suyos, socialistas y morados, el presidente bajó la euforia: "Aún queda mucho para eso, no minimizamos los grandes obstáculos pero creemos en España y en la capacidad de las empresas para salir adelante". La cosa en la bancada de la izquierda del Congreso ya se convertía en emoción: "Y es que además estamos colocando deuda pública a 10 años con interés negativo, lo que demuestra la confianza de los inversores internacionales en nuestra gestión".
Sánchez, de inmediato, dio una lectura optimista a las estadísticas terribles del paro y el crecimiento: "Hemos tenido un rebote del PIB del 16% en el último trimestre, muy por encima de lo previsto" tras el hundimiento previo y antes de la depresión del actual. "El mercado laboral lleva siete meses de crecimiento y hemos recuperado mas de 500.000 empleos desde el peor momento de la crisis", pero nada hay anunciado para los 700.000 españoles en ERTE que dejarán de estarlo el 1 de febrero y ya temen que no haya empresa a la que volver.
"A pesar de la voluntad destructora de algunos, que hemos visto en largos debates, hemos reunido una mayoría plural parlamentaria para salir adelante", concluía el jefe del Ejecutivo. "Lo haremos unidos, de la mano de nuestros socios europeos, con nuestra agenda transformadotra, con el fondo de recuperación, con los Presupuestos y con el aporte de la ciencia... Nuestra sociedad desea, reclama y se merece que salgamos adelante".