La tercera ola de la Covid-19 continúa causando estragos en España. El retraso en la llegada de las dosis ha ralentizado el ritmo de vacunación, mientras que la incidencia continúa desbocada, la ocupación en las UCI ya roza los niveles del dramático mes de marzo y la cifra total de fallecidos -admitidos por el Ministerio de Sanidad- es de casi 60.000.
Esta situación actual "podría haberse prevenido". Esa es la opinión de Elvis García, doctor en Salud Pública en la Universidad de Harvard y una de las voces más autorizadas para fiscalizar la gestión de la pandemia por parte de los políticos españoles. Así lo lleva haciendo durante los últimos meses, prodigándose en medios de comunicación y a través de su cuenta de Twitter.
García es un autoridad en epidemiología, por cuanto ha dirigido numerosos proyectos en Médicos Sin Fronteras. Con esta ONG ha combatido la malaria en la República Democrática del Congo, el ébola en Liberia o la epidemia de cólera en Haití.
En conversación con EL ESPAÑOL, el profesor expone una serie de lecciones para nuestros dirigentes. A saber, que el mando único es lo que mejor funciona ante una pandemia, que al ritmo actual no conseguiremos llegar al 70% de vacunaciones para verano y que éstas -las vacunas- no impedirán la llegada de una cuarta ola si no van acompañadas de una estrategia nacional masiva de test, rastreo de contactos y aislamientos. Tomen nota.
¿Por qué España es uno de los países más afectados del mundo por el coronavirus?
Hay dos parámetros fundamentales. Uno relativo al contexto: el clima y la cultura que hace que en España el contacto entre la gente sea más habitual que en otros países. El otro parámetro es, sin lugar a dudas, la falta de capacidad del Gobierno para gestionar la epidemia de una manera centralizada y adaptada a la idiosincrasia española.
No es cuestión de copiar lo que se ha hecho en China, pero sí quizás tomar esas ideas de base y adaptarlas de una manera coherente. Aquí se ha decidido renegar de lo que funcionaba en otros lugares para hacer lo que hemos hecho, que es difícil de entender.
¿Cuál es la gravedad de esta tercera ola en comparación con la primera?
En mi opinión, la tercera ola es mucho más grave que la primera, no en números, sino por el hecho de que podría haberse prevenido. Se puede entender lo que ocurrió en marzo, pero lo que está ocurriendo ahora está telegrafiado desde hace meses.
¿Habrá cuarta o las vacunas impedirán su llegada?
Las olas no son más que cambios en la tendencia de infectados. Seguramente, una vez que se controle ésta, como no se están poniendo las medidas adecuadas de test, rastreo, y aislamientos, volverá a haber más repuntes. Estos, lógicamente, cada vez serán más bajos debido a un crecimiento de la inmunidad en la población, las vacunas, y el factor climático.
Hay un gran problema con las vacunas, y es que la gente puede creer que ya podemos bajar la guardia. Los expertos nos hemos cansado de decir que las vacunas por sí solas no son la solución a corto plazo.
Algunas comunidades han pedido el adelanto del toque de queda como medida para contener la expansión del virus. ¿Está de acuerdo?
En mi opinión, enzarzarse en discusiones sobre adelantar el toque de queda un par de horas es un gasto de energía innecesario. Si las regiones quieren de verdad atacar al virus y no poner parches de cara a la galería, deberían emplear su tiempo en pelear por una estrategia nacional masiva de test, rastreo de contactos y aislamientos. Una estrategia sostenida en el tiempo, con los medios necesarios para hacerla funcionar, cueste lo que cueste.
Eso sí que es lo que deberían de pelear y dejarse de hacer ruedas de prensa pidiendo al Gobierno central que les deje cerrar los bares una hora antes.
¿Estamos abocados a un nuevo confinamiento domiciliario?
Continuamente me hacen esta pregunta. Sería más adecuado preguntarse cuántos fallecidos diarios son suficientes para que el Gobierno diga "ya basta" y tome medidas contundentes.
En mi opinión, mientras los hospitales no estén a punto de colapsar no habrá confinamiento. No hay que subestimar el daño político que hacen unas imágenes de un hospital abarrotado. Y, como hemos visto este año, muchas decisiones se han tomado calculando el coste político por encima de todo.
¿Cómo valora la labor de Fernando Simón como portavoz del Ministerio de Sanidad en la lucha contra el coronavirus?
No debo entrar en valoraciones de la gestión de un profesional como Fernando Simón porque no conozco las presiones a las que está sometido. Un ejemplo igual de claro es Fauci en Estados Unidos. Él ha dejado claro, ahora que hay un nuevo presidente, que su rol estaba definido por la línea de acción de la administración de Trump.
Quiero creer que Fernando Simón tomaría otras decisiones si tuviera total autonomía de acción.
¿Cuál ha sido el principal acierto y el principal error del Gobierno de España durante la pandemia?
Me cuesta encontrar realmente aciertos, ya que incluso el primer confinamiento llegó tarde y estuvo plagado de errores, sobre todo a la hora de desconfinar sin una estrategia adecuada que permitiera contener los niveles de contagio una vez reducidos.
Pero, en mi opinión, los dos mayores errores han sido la politización de la gestión y la descentralización de la respuesta en las Comunidades Autónomas.
¿Hubiera sido deseable el mando único de la gestión en detrimento de la cogobernanza?
Categóricamente: sí. Reto a alguien que me justifique que para contener una epidemia en un país como España lo mejor es tener 17 Comunidades Autónomas con 17 criterios y estrategias distintos.
La decisión valiente habría sido liderar desde el Gobierno central y no simplemente "aconsejar". Y de existir impedimentos legales o constitucionales, se debería de haber encontrado una solución; 60.000 muertos bien lo valen.
¿Es cierta la dicotomía entre salud y economía?
No entiendo por qué este mantra ha calado. Sólo los mal informados o los cortoplacistas pueden creerse que es lo uno o lo otro. No hay una economía saludable si no hay salud. Pero no deben escucharme a mí; observen cómo los países que están creciendo económicamente son los que establecieron medidas más restrictivas desde el primer momento.
Muchos políticos han aprovechado su posición de poder para colarse en la lista de vacunación. ¿Es partidario de inyectarles la segunda dosis para no perder la primera o ser ejemplarizantes con ellos y negársela?
No debemos negarles la segunda vacuna. No por ellos, sino por los demás. De no darles la segunda dosis, habríamos tirado la primera a la basura. Lo que sí debería hacerse es exigir responsabilidades por una conducta más propia de un cacique que de un político del siglo XXI.
El ya exministro de Sanidad, Salvador Illa, se despidió prometiendo que el 70% de los españoles estarán vacunados en verano. ¿Es factible teniendo en cuenta el actual ritmo de vacunación?
Al ritmo actual, obviamente no, ya que estamos poniendo poco más de un millón de dosis al mes. Si conseguimos coger ritmo y recibimos las vacunas a tiempo se podría hacer, no es tan complicado. En Médicos sin Fronteras hacíamos, y se continúan haciendo, campañas de vacunación masivas con una complejidad y una eficacia que sacarían los colores a los países desarrollados.
En mi opinión, si el Gobierno buscara asesores expertos en vacunaciones masivas y creara un circuito específico con control central, se estarían evitando los problemas que vemos día tras día.
¿Qué opina de la dimisión de Illa en plena tercera ola de la pandemia para presentarse como candidato a las elecciones catalanas?
Yo me pregunto lo siguiente: ¿Si Illa era la persona adecuada para gestionar la epidemia, por qué le dejan marcharse en pleno pico epidémico cuando más se le necesita? ¿Y si no lo era, por qué no dimitió hace meses? Yo creo que nos merecemos una explicación de verdad.
La respuesta de Occidente en esta pandemia se discutirá en las escuelas de Salud Pública en el futuro. Hablaremos de cómo la incapacidad de la clase política por tomar decisiones valientes y escuchar a los expertos fue la culpable de cientos de miles de fallecimientos. Paradójicamente, ningún político asumió su responsabilidad.
¿Cuál sería un plazo prudente para empezar a pensar en el fin de la pandemia?
El fin de la pandemia no está cerca. No habrá un fin hasta que todos los países del mundo consigan vacunar a un número elevado de sus poblaciones. No nos valdrá de mucho estar vacunados si el virus sigue campando a sus anchas en otros países y aparecen nuevas mutaciones para las que no estemos protegidos. Como dijo Maria Van Kerkhove de la unidad de emergencias en la OMS allá por el verano pasado, "nadie está a salvo hasta que todos estemos a salvo".