"¿Estamos dispuestos a que nuestros hijos puedan pasar largas temporadas en la prisión con el objetivo de que este país pueda decidir libremente cuál debe ser su futuro? Si la respuesta es sí, habremos dado un paso de gigante". Son palabras de Jordi Cuixart, presidente de Òmnium, con pena de prisión por su responsabilidad en el procés y uno de los líderes del activismo independentista catalán.
En su última entrevista con Catalunya Radio, Cuixart reiteró que se trata de una pregunta que "deben hacerse todos los padres". Si la respuesta es afirmativa -razona el político condenado por sedición-, la estrategia "va por el buen camino". Si es negativa, "hay que replantearla".
Las palabras de Cuixart insuflan al relato de campaña del independentismo un halo de martirologio que, hasta ahora, no atañía directamente a los hijos. Han soliviantado también a representantes de las tesis secesionistas. Junts per Catalunya, por ejemplo, prefiere guardar silencio. A lo largo de este texto, cuatro filósofos -dos de ellos independentistas- opinan sobre el alegato de Cuixart.
Explican la evolución y las deducciones que pueden llevar a un hombre a dar por hecha la filiación separatista de sus hijos y asumir la cárcel para ellos como un éxito estratégico.
"Primera ola de mártires"
Bernat Dedéu es uno de los escritores más conocidos del ecosistema mediático catalán. Se define como "independentista", pero ataca a los líderes de ERC y Junts por haber engañado a sus votantes: "Han perdido la credibilidad. Ninguno contempla siquiera aplicar la DUI -declaración unilateral de independencia-".
"Situar al hijo ante la ideología como si ésta se transmitiera a través de un cromosoma no deja de ser una pretensión un tanto vanidosa", introduce.
Dedéu asevera que las palabras de Cuixart "entroncan con las teorías más tradicionales de la no violencia". El propio presidente de Òmnium se considera una especie de descendiente político de Gandhi. Y así lo proclama.
"Un preso es un problema para el preso, pero cien mil presos son un problema para el Estado. Esa táctica de llenar las cárceles es muy antigua y ya ha sido utilizada por grupúsculos filoterroristas", explica Dedéu.
Este filósofo advierte en el eslogan de Cuixart un intento por "resaltar la represión del Estado de la manera más fuerte posible". Pero, ¿por qué lo hace? "Su segundo hijo fue engendrado en la cárcel. Intenta aclarar que la lucha del independentismo será larga. Y que él y el resto de mártires son solo una primera ola".
Dedéu, que comparte con Cuixart el fin último de la independencia, no augura demasiado éxito a ese sacrificio del hijo: "Las democracias internacionalmente reconocidas, como es el caso de España, nos guste o no, siempre sobreviven a ese tipo de presión".
-¿Encuadra esas palabras en un ejercicio de fanatismo?
-Más allá de lo que Cuixart tatúe en la piel de sus hijos, me pregunto si vamos a crecer en una sociedad lo suficientemente libre como para que esos hijos critiquen la labor política de su padre. Hay que quitar gasolina a las palabras de Cuixart. No tienen interés porque carecen de credibilidad. Lo mejor que le puede pasar al independentismo es la victoria de Illa para que, así, sus partidos den paso a una estructura nueva que recomponga la relación con los votantes.
"La eternidad"
Fernando Savater, filósofo y profesor de Ética, diagnostica: "Cuixart establece que lo que buscan va a ser forzosamente ilegal. En lugar de apostar, por ejemplo, por cambiar el sistema para que sus hijos no tengan que afrontar la actual ley... Llama a un objetivo eternamente ilegal".
El autor de Ética para Amador reseña que el "mesianismo" que trasluce es "viejo". "¡Va en el sueldo!", ironiza. "Recurren a eso porque su ideología carece de argumentos racionales. Si los tuviera, no tendrían que poner ese tipo de ejemplos. Es como si apelaran a la voluntad de Dios. Me recuerdan a los que asaltaron el Capitolio. Nunca van a razonar".
Savater, por último, se refiere a la educación. Habla de esa "derecha que prefiere que los valores se enseñen en casa, y nunca en los colegios": "Lo hacen porque creen en peligro la defensa de sus ideas. Con las palabras de Cuixart ocurre algo parecido. Por eso es tan importante que, en los colegios, exista un código educativo".
"Resistencia pacífica"
Jordi Graupera, junto a Dedéu, es otro de los prebostes mediáticos del independentismo. Formado en Nueva York, es doctor en Filosofía. No cree que lo de Cuixart sea fanatismo, aduce que "lo lleva diciendo desde hace años": "Es típico de él".
"Es un tópico sin mucha sustancia, característico de los discursos de liberación", arguye. "Él no quiere enviar a sus hijos a la cárcel, dice que está dispuesto a aceptar que vayan. Está dispuesto a asumir los costes más altos de la resistencia pacífica", señala.
-¿Asumir que un hijo pueda ir a la cárcel por las ideas que le inculcará el padre no es privarle de su libertad individual?
-No pienso que abogue por imponer nada a los hijos, más allá de lo que todos los padres "imponen" en el proceso de socialización habitual de las familias desde que apareció esta forma social en los homínidos.
"El tono sacrificial"
Xavier Pericay es filólogo y escritor. Fundador de Ciudadanos, fue profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona y en la Ramón Llull. "Uno cree que lo había oído todo, pero no es así. El grado de locura es tremendo. Ese tono sacrificial... Cuixart siempre me ha parecido uno de los líderes separatistas más en el extremo", razona.
Ese "tono sacrificial" del que habla Pericay viene siendo empleado por los impulsores del llamado procés desde hace años, pero ahora "se traslada a la progenitura": "Los hijos de este señor no tienen ninguna culpa. ¿Por qué tiene que esperarles semejante destino?".
"El nacionalismo basa su crecimiento en la enseñanza y las escuelas. En el adoctrinamiento. ¿Cómo no van a concebir como suyo el pensamiento de los hijos del otro? Cuixart, no obstante, no está en sus cabales", afirma Pericay.
Este estudioso de la obra de Josep Pla se dice "alarmado" por la "extensión de la idea de pertenencia": "Es como decir que los niños de Cataluña pertenecen a esa ideología. Hablan como Jesucristo esperando el Calvario".