"Me gustaría empezar por recordar a una persona fundamental en la historia del PSOE y en la de la Unión General de Trabajadores que ha sido mancillada en los últimos meses por grupos políticos y también por gobiernos autonómicos: Francisco Largo Caballero". Así se ha expresado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el 43 Congreso Confederal de UGT celebrado este miércoles.
Sánchez ha aprovechado su presencia en el acto para loar al conocido como el Lenin español por cuanto "fue un sindicalista y un político consecuente con sus actos" y "como ministro de Trabajo promulgó la legislación social más avanzada de su época". Por todo ello ha asegurado que "actuó como hoy queremos actuar nosotros".
La intervención del presidente se enmarca dentro de la campaña del PSOE por recuperar los monumentos en honor a Largo Caballero, ya que el Ayuntamiento de Madrid aprobó el pasado mes de septiembre la retirada de sus calles y placas.
Ante esto, los socialistas madrileños presentaron un recurso ante el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº1 de Madrid. en el que aseveraban que el exministro socialista "se opuso a toda veleidad comunista".
Una afirmación que venía a contradecir la entrevista perdida que El Mundo publicó el pasado mes de abril. En ella, Largo Caballero aseguraba que "habrá soviet en España cuando caiga Aznar" y el periodista Edward Knoblaugh señalaba que "asaltará el poder cuando esté dispuesto" y que "antes de cinco años España será soviética".
Largo Caballero
Francisco Largo Caballero fue ministro de Trabajo tras la proclamación de la Segunda República (14 de abril de 1931), cargo que mantuvo durante el gobierno del primer bienio presidido por Manuel Azaña. También presidente del Consejo de Ministros durante la Guerra Civil.
La beligerancia de su discurso y su buena sintonía con Iósif Stalin -con quien se enviaba misivas- le hicieron valedor del sobrenombre del Lenin español. No en vano, llegó a decir que los socialistas irían a la guerra si "las derechas" ganaban las elecciones de febrero de 1936.
No fue necesario, pues el Frente Popular se impuso en aquellos comicios. Tras la victoria, se enfrentó públicamente a Indalecio Prieto. Mientras éste último defendía la democracia republicana, Largo Caballero abogaba por la dictadura del proletariado. Dos proyectos irreconciliables.
Cuando se produjo el golpe de Estado de julio 1936, el socialista radical exigió que se entregaran armas a todos los obreros y sindicalistas, y él mismo visitó con un fusil en el frente madrileño. Tras el derrumbe del Gobierno de José Giral, en plena Guerra Civil, Largo Caballero asumió el cargo de presidente y ministro de la Guerra, integrando a socialistas, comunistas y anarquistas en las brigadas mixtas.
Tras la guerra, se exilió en Francia. Ahí fue detenido por la Gestapo e internado en el campo de concentración de Sachsenhausen, hasta que fue liberado por el Ejército Rojo. Murió en París en 1946.
Por todo lo expuesto, PP, Ciudadanos y Vox coinciden en tildarlo de "antidemócrata", aunque desde el PSOE defienden su legado y lo fijan ahora como referente político.