La 'mentira histórica' de Carmen Calvo: España no es el 2º país del mundo con más desaparecidos

Una mentira repetida mil veces no se convierte en verdad. Esta máxima podría aplicarse también a una frase que, de un tiempo a esta parte, la izquierda repite con insistencia: "España es el segundo país del mundo con más desaparecidos tras Camboya".

Así lo ha repetido la vicepresidenta primera del Gobierno de España, Carmen Calvo, en unas declaraciones a Financial Times en las que defendía la iniciativa de exhumar cadáveres de la Guerra Civil (1936-39) en pro de la "memoria histórica" de la que ella se encarga. "España tiene más desaparecidos que Chile y Argentina juntos", dijo al diario británico.

La responsable de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática aseguró que "el Estado tiene la obligación de que estas verdades sean parte de la educación de la gente", pero lo cierto es que su consigna es una mentira histórica ampliamente refutada.

La famosa afirmación que ha hecho fortuna entre una parte de la izquierda procede de una incorrecta consideración de los desaparecidos de guerra a partir del concepto de "desapariciones forzadas" que maneja la ONU. "En ese concepto se incluyen fundamentos de otro tipo; lo que se considera propiamente como desaparecido es una persona en retaguardia que ha sido asesinada y cuyos restos han sido ocultados", explica el historiador José Luis Orella.

El doctor en Historia sostiene que en el caso de España es muy difícil calcular la cifra de desaparecidos, pero en ningún caso rozaría la que manejan desde el Gobierno de coalición: "Sólo se pueden producir en ese periodo corto de Guerra Civil porque la represión del franquismo se hizo con tribunales militares, aunque se consideren parciales, y éstos cifran 22.000 penas de muerte de las cuales se ejecutan algo más de la mitad".

Cabe recordar que dentro del concepto de "desaparecido forzoso" no entrarían los fallecidos en hambrunas, campos de concentración o de trabajo. Esto hace que se caigan de la lista países comunistas con una dura represión como la China de Mao Zedong, la URSS,o Turquía. Por todo ello, Orella cree que "sólo si nos vamos a Yugoslavia, con la represión de miles que hubo durante la Segunda Guerra Mundial, la cifra es ampliamente superada".

Por todo ello el escritor Arturo Pérez-Reverte sostiene en un artículo de XL Semanal que "situar a un país con 115.000 supuestos desaparecidos en fosas comunes en segundo lugar detrás de Camboya, donde los jemeres rojos exterminaron a 1.700.000 personas" resulta "un poco forzado y síntoma de poca memoria o mucha ignorancia": "Sobre todo, si consideramos que, entre 1921 y 1953, la Unión Soviética metió en fosas comunes a tres millones de personas, asesinadas directamente, sin contar a las víctimas de las grandes hambrunas, que entre 1932 y 1937 fueron diez millones".

Hasta Newtral desmintió la falacia. El portal de verificación preguntó a la ICPM (International Comission of Missin Persons), única organización internacional encargada en exclusiva de trabajar el tema de las personas desaparecidas, que dudó de que España ocupara la segunda posición por cuanto Irak o Vietnam son países en los que el número de desaparecidos es "extremadamento alto".

Su origen

La realidad es que no hay un número oficial ni exacto de desaparecidos en la Guerra Civil. De hecho, sólo un documento oficial atribuye al conflicto la desaparición de 114.226 personas. Concretamente, tal cifra procede del auto dictado en noviembre de 2008 por el juez Baltasar Garzón, condenado a once años de inhabilitación por prevaricación dolosa.

Desde entonces se ha convertido en un mantra de la extrema izquierda que ahora ha sido adoptado también el PSOE. Así, los primeros políticos que aseguraron que España es el segundo país del mundo con más desaparecidos tras Camboya fueron Pablo Iglesias e Irene Montero.

Otro de los historiadores consultados por este medio apunta a que esta cifra "no proviene de ningún estudio histórico", sino que fue inflada por Garzón para "imputar a Franco un exterminio sistemático y sortear la Ley de Amnistía de 1977". "Se trata de propaganda gubernamental para fabricar una demanda de Memoria Histórica que no es tal", considera esta misma fuente.

"Se busca la equivalencia del franquismo con el nazismo como ideología genocida y perseguible con unas condiciones que no afectarían a la libertad de expresión", zanja José Luis Orella en referencia a una equiparación que es rechazada por el propio comisario de la exposición Auschwitz.