Pedro Sánchez ha reiterado "absolutamente" que no habrá referéndum ante la negociación con el Govern, aunque no admite haberlos transmitido a Pere Aragonès el martes, en su larga entrevista de Moncloa: "Él lo sabe sin duda... Dicen que la democracia española es de mala calidad porque no acepta la autodeterminación, pero entonces no hay una sola democracia plena", dijo. Porque "ni Francia, ni Alemania, ni EEUU incluyen en su Constitución la ruptura de su unidad nacional".
Hacían falta todas explicaciones, en su entrevista en La Sexta, dado que esta mañana tanto el ministro Miquel Iceta como la vicepresidenta Camen Calvo sugirieron que sí podría haber algún tipo de referéndum al final de la negociación. El también líder del PSC, de hecho, defendió "un traje a medida" para Cataluña frente a las otras CCAA.
"No hay que interpretar esas palabras. Lo que decimos es muy claro: si vivimos juntos, decidimos juntos". Es decir, que se votará algo y que Sánchez incluye a toda la población española... otro escollo en el camino de la Generalitat autoproclamada "republicana".
Aunque para escollo, el Tribunal de Cuentas. El presidente, siguiendo la política de comunicación dictada por los asesores del Gobierno, no entró en el fondo de la cuestión de las multas. Pero sí unió a su bestia negra, el PP de Pablo Casado, con la institución que hoy le "empiedra el camino" de la "convivencia".
Para el líder del PP, descalificación: "Lo ha metido en el mismo bloque que el resto de las instituciones constitucionales que se niega a renovar, para no ser Venezuela. ¡Es una irracionalidad!". Y para el propio Tribunal, deslegitimación: "Que el Partido Popular lo bloquee y que vaya a ser una exministra de Aznar la que tenga que concluir los expedientes", en su opinión, explica muchas cosas. "Es un anacronismo", sentenció.
Lo cierto es que los vocales del organismo que fiscaliza las cuentas de los organismos públicos y los partidos políticos son nombrados, con carácter inamovible e independiente, por nueve años. Y si Margarita Mariscal de Gante, exministra de Justicia (1996-2000), fue nombrada en el cupo del Senado para el puesto, por tres quintos de la Cámara, el 23 de julio de 2012, está en su pleno derecho y obligación de asumir el caso que le toque, según la Ley 7/1988, de 5 de abril, de Funcionamiento del Tribunal de Cuentas.
Esta arremetida contra la "piedra en el camino", en palabras de José Luis Ábalos el pasado fin de semana, señalando a una de sus consejeras, le costó a Sánchez una inaudita respuesta del Tribunal de Cuentas. La institución emitió dos horas después un comunicado durísimo, bajo el título de "Nota aclaratoria" que no citaba a Sánchez, pero que respondía sin lugar a dudas a sus palabras.
Más de 40 líderes del independentismo catalán han incurrido en "responsabilidad contable" de desvío de fondos de Diplocat. Y Sánchez sólo dijo que "aún no están cerrados los expedientes y, en todo caso, son recurribles ante el Supremo". Hoy mismo, ese tribunal ha inadmitido el recurso de Artur Mas por otro embargo... ha tardado cuatro años en hacerlo. Y le ha dado la razón al Tribunal de Cuentas.
Presión para Aragonès
Sánchez también recordó este jueves al del miércoles de la semana pasada. Cuando Gabriel Rufián le preguntó algo así como "tras los indultos, qué" y él le devolvió la pelota instando a Esquerra y al Govern a contestar.
Salvador Illa no fue a las elecciones del 14-F proponiendo indultos, eso se lo calló, pero sí llevó en su programa y en sus mítines una cantinela a la que ahora se agarra el presidente del Gobierno: "Pere Aragonès debe abrir una mesa de diálogo entre catalanes, el problema de convivencia está en Cataluña".
Así, si nos creemos los discursos públicos de ambos presidentes, va a ser difícil que se entienda. La semana del 13 de septiembre en la "mesa del reencuentro" o cualquier otro día. Porque si como diagnóstico del mal, el catalán esgrime que "hay un conflicto político entre Cataluña y el Estado" y el español asegura que "los independentistas están invisibilizando a los que no comparten su hoja de ruta", el diálogo es de sordos.
Sánchez sabe que se la juega con la negociación abierta con el independentismo. Tanto lo sabe que este mismo miércoles, Rufián -de nuevo Rufián- dejó su palabra por los suelos: "Dice que no habrá referéndum, pero ya nos dijo que no habría indultos, así que denos tiempo".
Cambio de opinión
Así que por fin el presidente explicó, siquiera sucintamente, su cambio de opinión sobre los indultos, que rechazaba de plano cuando ganó las elecciones que lo llevaron a la Moncloa: "Se me podrán decir unas cosas u otras, pero todas mis decisiones las he tomado para garantizar la convivencia en Cataluña". Y ya está.
Con eso explica Sánchez que "había un tiempo para el castigo y otro para el perdón". Porque en 2019, lo que se veía "era Barcelona incendiada, por las protestas contra la sentencia del procés, y lo que tocaba era reforzar al Supremo". Y lo que ocurre ahora es que, con él en Moncloa, "ningún líder independentista habla de vía unilateral o de quebrantar la ley"... aunque si lo vuelven a hacer "se volverá a aplicar la ley".
Lo cierto es que en ese argumento cabe que un día Sánchez también cambiara de opinión sobre el referéndum, que volvió a negar "absolutamente". Porque si en unos meses o años, lo mejor para la convivencia en Cataluña es, a su juicio, plantear un referéndum de autodeterminación, y él gobierna, debería impulsarlo.
Pero ahí el presidente añadió que rechaza ese supuesto derecho de autodeterminación por dos motivos. El primero, porque "estamos hablando de un absurdo". Es decir, que habría que cambiar la Constitución en su núcleo reforzado, "y eso incluye también al PP, así que no hay ninguna posibilidad", argumentó cayendo en la trampa de dejar abierta la posibilidad de que el PSOE se desdiga.
Y segundo, porque dijo estar "absolutamente convencido de que ese referéndum sí que nos uniría a todos, un día al ir a votar, pero al día siguiente se quebraría más a fondo la paz social y la convivencia ciudadana en Cataluña".
Los límites
Nótese que el presidente del Gobierno no pronunció la palabra "conflicto" una sola vez, ésa que al admitir en diciembre de 2019 ante Quim Torra en Pedralbes, dio pie a la mesa que ya tiene fecha con Pere Aragonès. Y que todas las veces que habló del tema, desvió el "problema" hacia la Comunidad Autónoma: la presión de los socialistas, ahora, es toda para ERC.
Ante tal contradicción, repreguntada por el periodista, Sánchez se sonrió abiertamente: "¡Esta es la cuestión, el punto de encuentro!". Y alegó que por eso había sido necesario restablecer la convivencia y la concordia con los indultos. "La mayor parte de los catalanes nos los pedía y lo que yo hago es garantizar la convivencia".
Con quien no lo hace es con la oposición del PP y de Vox, a quienes puso la etiqueta negativa con la que comenzó a vender las medidas de gracia hace dos meses ya... "Lo de la revancha y la venganza lo decía por esa derecha furibunda que da lecciones de defensa de la Constitución y del Rey, y luego no lo respetan". Según Sánchez, "no tiene proyecto político para España porque no lo tienen para Cataluña".
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