La reunión entre Isabel Díaz Ayuso y Pedro Sánchez en Moncloa se centró más en "temas nacionales" que "en lo que de verdad preocupa a los madrileños", según el Gobierno. Y ése fue el reproche principal de la ministra portavoz, María Jesús Montero, en su rueda de prensa posterior a la que había dado antes la presidenta madrileña.
"El presidente esperaba poder conocer de primera mano problemas de la Comunidad de Madrid, como corresponde a las reuniones bilaterales con líder autonómico", y en cambio, "se ha hablado más de temas nacionales, cuando la posición del PP sobre Cataluña ya la fijan otros actores cada día".
En esta ocasión, Montero no ha pronunciado el nombre y apellido del jefe de filas de Ayuso, Pablo Casado, pero era más que evidente, porque lo repitió entres ocasiones, que a Moncloa le interesa echar vinagre a la presunta herida interna del Partido Popular, cuyo líder, según fuentes de Moncloa "se tiene que callar cada vez que abre la boca la presidenta madrileña".
Lealtad "de ida y vuelta"
En todo caso, y "siempre dentro de la lealtad institucional", dijo Montero, Sánchez "ha escuchado y tomado nota de sus opiniones sobre el proceso de diálogo abierto con la Generalitat y de sus reflexiones sobre el futuro de España", pero "ni lo comparte", por supuesto, "no ha cambiado en nada la posición del Gobierno al respecto tras escuchar a Díaz Ayuso". Al calor de esto, Montero reclamó que "esa lealtad institucional sea de ida y vuelta, y no sólo de parte del Gobierno de España".
La portavoz presumió de cuántos miles de millones ha concedido el Ejecutivo central a las Comunidades Autónomas, "asumiendo nosotros el endeudamiento" para cubrir las necesidades de la pandemia. Y dio cifras en dinero y en porcentaje, al punto de marcar que "sin los fondos transferidos por el Estado, la Comunidad de Madrid en 2020 habría tenido un déficit del 2%, y sus ingresos habrían caído un 4%... y en cambio, nosotros los hicimos crecer en un 13,3%".
En ese momento, aprovechó la portavoz para "sí hablar de lo que interesa a los madrileños". La reprochó a la lideresa del PP que "se empeñe en perder ingresos bajando impuestos autonómicos y luego en exigir que cubramos esa caída dándole más, aunque eso signifique subir otros impuestos nosotros".
Y le recordó que la "armonización fiscal que está preparando" su Ministerio de Hacienda no significa "acabar con la autonomía fiscal de Madrid", sino evitar su "dumping fiscal que puede detraer recursos de otras autonomías".
Los "robos" de España
Pero las preguntas de la prensa giraron, esencialmente, sobre lo dicho por Ayuso sobre Cataluña y el presidente: "Si sigue por este camino habrá que decidir entre su futuro y el de España".
Según Moncloa, si para algo quería la presidenta esta cita era para "venir a Moncloa y poder decir en los micrófonos lo que ha dicho".
Y es cierto que Ayuso centró más del 90% de su comparecencia en acusar al Gobierno de "dejarse engañar por un independentismo voraz". De caer en la ingenuidad, "creyendo que esto va a salir bien". Y de estar dejando que los nacionalismos avancen "por la Comunidad Valenciana y Baleares, donde gobierna el PSOE", para que al final "los separatistas nos roben España a los españoles".
Pero el Gobierno se agarró a esa expresión en concreto para criticarla de frente. A Montero le llamó la atención... igual que a Sánchez: "No deja de ser sorprendente que la presidenta Ayuso utilice la misma expresión que los independentistas", apuntó, refiriéndose al "Espanya ens roba, que ya saben ustedes que a mí no me gusta nada".
Las "cosas básicas"
Curiosamente, la portavoz y la presidenta coincidieron en una sola cosa: en que "muchas veces hablamos de problemas que no tienen que ver con lo que de verdad importa a la gente", cuando lo que deberían hacer los dirigentes políticos es "ponerse de acuerdo en las cosas básicas, urgentes y necesarias". Claro, en lo que no coinciden es en cuáles son esas cosas básicas. Ni en cuáles las desechables.
Ayuso se quejó de que "nunca hablamos de lo que importa a las regiones leales con el Estado y acabamos hablando de los problemas que inventan los que quieren romper y destruir España". Pero fue de lo que ella más habló. Y Montero se quejó de que la líder popular se centrara en la política nacional, "en lugar de buscar el acuerdo con el único objetivo de la vacunación y la recuperación económica y social".
Es decir, que si y hay poco diálogo entre bambalinas entre PP y PSOE, menos lo ha habido cuando se han sentado cara a cara la presidenta madrileña y el presidente del Gobierno. "Valoren ustedes. Aquí recibimos a todos con igual talante, tendiendo la mano para trabajar con el único objetivo de favorecer a los ciudadanos", concluyó Montero.