Vallès, el nuevo secretario de Comunicación, pide pactos PSC-Govern y ve a ERC por "la estabilidad"
A los tres días de asumir Aragonès, la consultora H+K, bajo el mando de Vallès, elaboró "un informe para entender el nuevo gobierno catalán".
15 julio, 2021 01:53Noticias relacionadas
Sus antiguos compañeros del PSC destacan de Francesc Vallès que "ha seguido muy conectado a la política" desde que dejó de ser diputado en el Congreso en 2016. Y sin duda ha sido así. Nada más salir de la primera línea se colocó en la consultora Hill+Knowlton Strategies (H+K), de la que ha sido hasta ahora director de Asuntos Públicos y Regulatorios... es decir, lo que hoy se llama lobista. Y como gran conocedor de la política catalana, tiene una opinión sobre el nuevo Govern de Pere Aragonès, al que aconseja "idealmente" pactos con el PSC.
En estos años, el nuevo secretario de Estado de Comunicación ha ejercido de consultor, facilitador y organizador de eventos para diversas empresas en su relación con las Administraciones Públicas. Ahora, este exdiputado y licenciado en derecho, con todo ese bagaje, regresa al corazón de la batalla política como secretario de Estado de Comunicación.
Su condición de político, y no de profesional de la información, como mínimo, indica el interés de Moncloa por darle un sesgo distinto a la estrategia de sus mensajes. Aunque es cierto que en estos seis años trabajando como lobista se habrá especializado en tácticas y en comunicación política, como demuestra el último documento elaborado bajo su dirección en H+K.
A los tres días de la toma de posesión del president Aragonès, "el equipo de Public Affairs" de la consultora, bajo el mando de Vallès, ya tenía elaborado "un informe para entender los retos del nuevo gobierno catalán". Bajo el título de Una nueva generación al frente del 'Govern' de la Generalitat, el documento -de 20 páginas- analiza, uno por uno, al presidente y a sus consejeros, sus retos y oportunidades.
El informe se deshace en elogios al carácter "más técnico que político" del Govern. Y celebra que "en el Congreso de los Diputados, el rol de ERC apoyando la estabilidad del actual gobierno no ha quedado en entredicho", a pesar de que el acuerdo de coalición con Junts sólo da una oportunidad "desde el más profundo escepticismo" a la mesa de diálogo, negociación y acuerdo que debe empezar a reunirse en septiembre, tras la Diada.
En este sentido, calcula que "la afrenta independentista" no estará en su seno, sino que "se mantendrá, principalmente, en sede parlamentaria". Esta interpretación, muy distanciada de las declaraciones de Aragonès a su salida de la cita en Moncloa con Sánchez, del pasado 29 de junio, se basa en "el firme discurso de Laura Borràs en su toma de posesión como presidenta del Parlament" y en que "Puigdemont sigue en Waterloo".
Es más, el documento cree que los representantes del partido del expresident huido de la Justicia española en Bélgica "no podrán volar solos". Y que esto es una oportunidad para "construir consensos prioritariamente con ERC" y "llegar a acuerdos", apunta, "idealmente, con un PSC que buscará algunos acuerdos de oposición responsable".
¿Ya 'estaba' en Moncloa?
Mucho se ha escrito sobre cuándo comenzó Pedro Sánchez a darle vueltas a su crisis de Gobierno. Este periódico desveló en exclusiva, el pasado 3 de junio, que el presidente ya había anunciado a sus colaboradores la inminencia de una remodelación que llegó cinco semanas después. La explicación a ese retraso hay que buscarla en las dificultades que halló Sánchez para negociar con Yolanda Díaz, recién estrenada como líder de Unidas Podemos en el Ejecutivo.
Pero también se ha escrito en EL ESPAÑOL que fue en la semana posterior al ayusazo del 4-M, cuando el PSOE se despeñó en Madrid con sus peores resultados de siempre y el sorpaso de Más Madrid, cuando el presidente tomó la decisión. Ya entonces comenzó sus confidencias con su mano derecha, José Luis Ábalos, a la postre decapitado... Se acercaban los indultos y había que preparar a la opinión pública para "una decisión valiente", es decir, ampliamente rechazada incluso por los votantes socialistas.
Vallès será nombrado en el próximo Consejo de Ministros. De hecho, aún continúa Miguel Ángel Oliver en el puesto, aunque Óscar López ya le ha comunicado su destitución. Pero el documento de H+K coordinado por el nuevo secretario de Estado de Comunicación contiene conceptos calcados a los que en aquellos días pronunció el presidente, en su "campaña de pedagogía" para edulcorar la concesión de las "medidas de gracia" a Oriol Junqueras y el resto de líderes del procés.
"El reto mayúsculo será recuperar la plena normalidad social y económica", se puede leer en las páginas del informe. "Muchos sectores clave para nuestra economía necesitan escenarios de confianza y seguridad para recuperar inversiones, relanzar el turismo y evitar que el paro se dispare".
Una frase que encaja como un guante en el relato de Moncloa sobre los indultos: que eran "necesarios para la normalidad", porque ésta lleva a "la estabilidad" y sin ambas es más difícil una recuperación económica que es "indispensable".
Sánchez dijo textualmente en el Liceo, el lunes previo a aprobar los decretos de indulto, que "no podemos empezar de cero, pero sí podemos empezar de nuevo". El dossier de Vallès afirma que el nuevo Govern es "una oportunidad" para "un nuevo arranque".
La escabechina en el Ejecutivo de Sánchez, que ha vendido ahora como el "Gobierno de la Recuperación" fue enfocada, en la declaración institucional del presidente del pasado sábado, como un trabajo que ha de hacerse con una "apuesta por la innovación". Y el informe de H+K destaca como "una muy buena noticia" que "un gobierno se comprometa firmemente a apostar por la innovación [...] en tiempos de recuperación económica".
El destituido
Vallès sustituirá en la estructura de Moncloa al periodista Miguel Ángel Oliver, de cuya labor han opinado los reporteros habituales de Moncloa de oscurantista. Desde la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno, han proliferado las comparecencias sin preguntas, las declaraciones institucionales sin cobertura (ni siquiera gráfica) abierta, las filtraciones interesadas a medios afines (eso no es novedad) y una selección de las entrevistas del presidente (casi) siempre a un círculo muy cerrado de periodistas.
Este control informativo llegó al punto de que, en los primeros meses de la pandemia, más de un centenar de periodistas que cubren la información del Gobierno se rebelaron contra las prácticas de la Secretaría de Estado de Comunicación (SEC). Mientras toda España se habituaba al teletrabajo y a las multiconferencias vía telemática, Moncloa se empecinó en mantener un sistema rudimentario que permitía el filtrado de las preguntas a los sucesivos ministros y autoridades que comparecían cada día para dar cuenta de la lucha contra el coronavirus.
Sánchez salía por televisión cada fin de semana a la hora del telediario, en largas intervenciones... pero las preguntas le llegaban a la SEC por WhatsApp y el equipo de Oliver elegía cuáles sí y cuáles no leerle. Alimentaba, así, la sensación de cierre informativo que acompañó al encierro domiciliario -declarado inconstitucional, precisamente, este miércoles-.
Unas sospechas que se acrecentaron cuando el jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil, general José Manuel Santiago, admitió en una de esas ruedas de prensa que "una de las misiones" del instituto armado estaba siendo "la monitorización de las redes sociales" para "minimizar el clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno"... y que de inmediato fuese sustituido, ante la prensa, por otro mando de la Guardia Civil.