Durante cuarenta y ocho horas, Pedro Sánchez, varios de sus ministros y, varios integrantes de la política española, han agitado hasta extremos pocas veces vistos a la opinión pública a cuenta de lo que este miércoles se confirmaba como una fake news. Ni siquiera el desmentido cambió el plan que había trazado el presidente del Gobierno como respuesta a un ataque homófobo que no fue tal. Por tanto, mantiene la reunión convocada para el próximo viernes de la Comisión de seguimiento del plan contra los delitos de odio.

El encuentro fue acordado en la solemne mesa del Consejo de Ministros, durante su reunión ordinaria del martes. Menos de veinticuatro horas después de conocerse por primera vez la fake news de los encapuchados, Sánchez decidía, como luego anunciaba la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez -en la rueda de prensa posterior, que por supuesto empezaba con esta cuestión- esta convocatoria de urgencia.

Nada cambió que la supuesta agresión de ocho encapuchados a primera hora de la tarde del pasado domingo, a plena luz del día, en un portal del barrio madrileño de Malasaña, terminaba siendo una falsa denuncia de la supuesta victima, un joven de 20 años que terminaba confesando en un interrogatorio policial que todo fue, en realidad, una relación "consentida".

Sin rigor en la política

La reunión, que está previsto que presida el mismo jefe del Ejecutivo, se mantenía en pie a última hora del miércoles. Más tiempo, incluso, tardó el pasado agosto en convocarse el primer gabinete de crisis gubernamental tras la caída de Kabul a manos de los talibanes, un hecho histórico (y verídico) que forzó el repligue español en Afganistán.

La noticia de impacto que adelantaba La Sexta ponía en evidencia a varios actores políticos. Su escaso rigor a la hora de hacer aseveraciones rotundas sobre un caso con la investigación policial en marcha, así como sus estereotipos o fantasías generalizadoras con el cimiento de un caso que no era tal.

Desde la acusación a Madrid de haberse convertido en una ciudad homófoba, invectiva que se extendía incluso a toda la sociedad española, pasando por culpar al PP de estar, supuestamente, "blanqueando" la incitación a la violencia que haría Vox, como afirmaba Podemos, hasta las propias aseveraciones de Santiago Abascal denunciando, a cuenta de lo que también calificaba como "agresión homófoba", cómo "el consenso progre y sus lacayos mediáticos" estarían silenciando "muchos de estos casos para no hablar del origen de los agresores".

Montero y Marlaska

Sin duda de las más rápidas de reflejos ante la noticia fue la ministra de Igualdad, Irene Montero, quien apenas dos horas después de publicarse en El Diario.es la primera información, con una aún incipiente investigación de la Policía, afirmaba en Twitter: "No podemos tolerar como sociedad que te asesinen al grito de 'maricón' o que te metan en un portal para pegarte una paliza por tu orientación sexual".

Fernando Grande-Marlaska. EFE

Pero tampoco el ministro del Interior, responsable de las Fuerzas de Seguridad y juez de élite, familiarizado por tanto con las pesquisas policiales, sobre las que en muchas ocasiones pide cautela, fue más riguroso que su compañera de Gabinete.

Fernando Grande-Marlaska, en una entrevista nocturna el mismo martes en Hora 25, de la Cadena SER, no tardaba ni un minuto en decir que "no demos más datos. Lo que hay que tener claro es que tenemos, a día de hoy, los medios de investigación necesarios y precisos para, evidentemente, proceder a la identificación" de los culpables, una condición de la que, al margen de la presunción de inocencia, no dudaba el máximo responsable de la Policía Nacional. 

Preguntado en esa entrevista por el periodista Aimar Bretos por si otorgaba "verosimilitud absoluta a la denuncia", Marlaska contestaba: "Nosotros estamos para recibir denuncias, para proteger a las víctimas, para investigar los hechos y para proceder a la identificación y, en su caso, detención de los supuestos autores". En ningún momento planteaba, siquiera como hipótesis, que los hechos no fueran como relataba la denuncia. 

Para entonces, la finalmente falsa agresión homófoba de Malasaña, un barrio de la capital con mucha vida LGTBI, al igual que el contiguo Chueca, era el tema de la semana, la apertura de informativos de radio y televisión e, incluso, objeto de sesudos análisis de figuras mediáticas de los programas de corazón.

La no agresión, además, ya había motivado la convocatoria de varias manifestaciones. Entre ellas una marcha prevista para el sábado en la Puerta del Sol, escenario habitual de grandes movilizaciones, a la que llama el colectivo LGTBI+ de Madrid, COGAM, bajo el lema "nos están matando". Todo originado por una falsedad. 

"La izquierda se va al abismo"

Isabel Díaz Ayuso ha señalado a la izquierda tras desvelarse la verdad de la agresión. "La izquierda se va al abismo", ha aseverado la presidenta de la Comunidad de Madrid, tras recordar otros casos de noticias que acabaron desmentidas.

"Ni grupos de homófobos, ni terroristas mandando balas y navajas, ni grupos de expertos", ha defendido en Twitter enlazando una información en la que se cuenta cómo Jorge Javier Vázquez lanzó en 'Sálvame' un discurso asegurando que "la libertad ya no existe" en Madrid. "Por primera vez no me siento seguro a la hora de salir según por qué sitios a según qué horas", aseguraba.

En su tuit, Ayuso hacía referencia a las  balas dirigidas durante la campaña del 4 de mayo a Pablo Iglesias y Fernando Grande-Marlaska, cuyo rastro fue perdido por la Policía tras tres semanas de pesquisas. Y, también, a la existencia de un grupo de expertos para decidir la desescalada que el propio Gobierno acabó negando.

    

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