Como dicta la célebre cita de Hegel, matizada luego por Marx, todos los grandes hechos y personas de la historia acontecen dos veces. Una de ellas, añadía el autor de El Capital, como tragedia y otra como farsa. Con la guerra en ciernes por el control del PP de Madrid parece, desde luego, que ocurrirá así, aunque esté por determinar aún a qué genero atribuirla.
La pugna entre Isabel Díaz Ayuso -que lleva tiempo dejando clara su aspiración de presidir la organización autonómica, en manos de una gestora desde la traumática salida de Cristina Cifuentes hace tres años- y José Luis Martínez-Almeida, quien sigue sin descartarse por completo para el mismo puesto, recuerda a tiempos pasados en la organización.
En concreto a cuando, allá por 2004, con un PP en pleno shock por la pérdida del poder tras los atentados del 11-M, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón se enfrascaron en una cruenta lucha por el poder autonómico del partido.
Gallardón sirvió entonces de tapón o de cortafuegos de la ofensiva de Aguirre contra la dirección de Génova, una guerra fría política que tuvo sonados episodios en los años siguientes, tanto con Rajoy en la oposición como, ya a partir de 2011, en La Moncloa.
El propio Casado avivaba esta semana la batalla, al evitar delante de Ayuso y Almeida, en un desayuno informativo en la capital, apoyar expresamente a la presidenta autonómica.
Un punto de inflexión en los acontecimientos de gran relevancia ante el congreso de los populares madrileños. Sobre todo porque hace meses Génova no dudaba en respaldar la idoneidad de Ayuso como líder de los populares madrileños. El cónclave autonómico no tiene aún fecha exacta, aunque tendrá lugar en el primer semestre de 2022, antes del congreso nacional del PP.
La guerra Gallardón-Aguirre
Este otoño se cumplen diecisiete años de cuando, en otro arranque del curso político como el actual, las costuras de la formación saltaban por los aires. El jueves 7 de octubre el por entonces número dos de Gallardón, Manuel Cobo, anunciaba su candidatura para liderar la organización regional, en una lista en la que se insertaba, y que obviamente apadrinaba, el alcalde de la capital.
Aguirre no dudaba, ese mismo día, en acusarle de "chantaje" e incluso, en forma de interrogación retórica, lanzaba la siguiente pulla a Gallardón: "¿Por qué no se presenta el alcalde? Porque sabe que voy a ganar".
Al día siguiente, viernes 8 de octubre, la guerra de los populares madrileños era asunto de portada nacional. "Gallardón anuncia una lista propia y Aguirre lo acusa de 'chantaje'" titulaba a tres columnas El Mundo, que en su principal editorial de aquel día pedía a ambos contendientes que compitieran con "responsabilidad" y afirmaba que "si Ruiz-Gallardón se equivoca al no encabezar él mismo la candidatura y al decir que la lista oficial es poco 'centrista', la agresividad mostrada por Esperanza Aguirre tampoco casa muy bien con el talante liberal del que presume".
Apenas una semana después, la presidenta madrileña salía triunfadora del envite al retirar Cobo su candidatura de la misma manera sorprendente en que la anunció. El candidato y su jefe de filas, Gallardón, citaban a Ernest Hemingway durante una reunión de la Junta Directiva del PP de Madrid celebrada el viernes 14 de octubre, para afirmar que estaban "vencidos, no derrotados".
Aguirre firmaba el armisticio con tono integrador, afirmando que contaría "y mucho" con Gallardón, aunque la relación entre ambos quedaría marcada para siempre por aquella disputa.
La del alcalde con la presidenta autonómica; y la de Aguirre con Rajoy, al que a punto estuvo, cuatro años después y tras su segunda derrota frente a José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones de 2008, de disputarle el liderazgo en el congreso celebrado en Valencia. Aunque en esta ocasión fue la expresidenta de la Comunidad de Madrid la que se batió en retirada.
Ayuso no reculará
Casi dos décadas después, en el entorno de Ayuso se fijan precisamente en el precedente del liderazgo autonómico del partido ejercido por Aguirre para justificar que la presidencia del Gobierno de la Puerta del Sol y la del PP debe ostentarla la misma persona.
Así como ocurre, señalan, en el resto de organizaciones territoriales del primer partido de la oposición, si bien es obvia la singularidad de la ciudad de Madrid, por su gran peso demográfico y poblacional en la Comunidad de Madrid y por el hecho de ser, además, la capital de España.
Una tesis que, creían en Sol, compartía Casado, como de hecho dejaban de manifiesto declaraciones públicas de los últimos meses de altos dirigentes nacionales del PP, incluido el número dos, Teodoro García Egea, mostrando su respaldo a que Ayuso fuese la líder madrileña.
De ahí la "sopresa" con la que admiten que la jefa del Gobierno de la CAM vivió el desayuno informativo de Casado el pasado martes, que abría en cierta manera el curso político, y en el que lo que ella daba por sentado se removió con las palabras tanto del líder nacional como del regidor madrileño. Todo ello con los tres protagonistas compartiendo mesa y mantel en un hotel de Madrid, a la vista de todas las cámaras.
En cualquier caso, fuentes próximas a Ayuso confirman a EL ESPAÑOL que no habrá, por su parte, ninguna marcha atrás, y que ocurra lo que ocurra presentará su candidatura. Se promueva o no una candidatura alternativa y la apadrine o no, como hizo en su día Gallardón, el alcalde Almeida. Entre las quinielas sobre esa posible candidatura tercera o de consenso se encuentra la actual número dos de la Gestora del PP madrileño, Ana Camins, una persona muy próxima a Casado.
Pese a todo, Ayuso no deja de lanzar un mensaje integrador al alcalde, como la propia presidenta regional hacía este viernes en una rueda de prensa tras su entrevista en Toledo con su homólogo castellano-manchego, Emiliano García-Page.
"Va a tener todas las manos libres para hacer el excelente trabajo que está realizando", afirmaba con respecto a Almeida, un mensaje en el que insisten fuentes de su equipo: "El alcalde será muy importante, y tendrá una gran autonomía para todo lo que tenga que ver con el partido en la capital, sobre todo de cara a las municipales de 2023".
Dada la posición de Ayuso, que sí o sí presentará su candidatura, de lo que José Luis Martínez-Almeida haga en los próximos días o semanas dependerá que el PP se vea inmerso en una disputa como la de Aguirre y Gallardón hace diecisiete años.
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