Isabel Díaz Ayuso será la única presidenta autonómica del Partido Popular que no recibirá a Pablo Casado en la convención itinerante que arranca el lunes de la semana que viene. El cónclave del “relanzamiento” terminará en Valencia el primer fin de semana de octubre, pero antes recalará en ciudades como Santiago, Cartagena, Sevilla o Valladolid. Allí estarán esperando Alberto Núñez Feijóo, Fernando López Miras, Alfonso Fernández Mañueco y Juanma Moreno, respectivamente.
El equipo de la presidenta madrileña recalca que Génova ya conocía las fechas de su gira a Estados Unidos cuando organizó la agenda de la convención. Es decir: aseguran que no se trata de un “desplante”, ya que “Casado sabía que Isabel no iba a estar”.
Sin embargo, como viene ocurriendo estos días, la guerra no acaba ahí. Fuentes de la Puerta del Sol aseguran que Génova no les ha avisado de los horarios ni del plan. Dicho de otro modo y por boca de un dirigente cercano a Ayuso: “La presidenta podría hacer de anfitriona mediante un vídeo o participando de alguna manera telemática, pero ni nos lo han pedido ni sabemos lo que van a hacer”.
Se trata de una nueva trinchera en la batalla que mantiene el aparato de Génova, liderado por el secretario general, Teodoro García Egea; y el equipo de Isabel Díaz Ayuso. En ambos lados reiteran que el combate “no beneficia a nadie”, pero no parece que vaya a remitir. Sigue sin resolverse el deseo de Ayuso, que quiere presidir, como el resto de sus homólogos autonómicos, el partido en Madrid; sin que Casado y Egea hayan respaldado públicamente a la jefa del Gobierno de la Puerta del Sol.
En esa batalla tiene también un papel clave el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, quien desde el principio abogó por una tercera vía para el PP de Madrid, o una tricefalia en la que ni él ni Ayuso lo presidieran. Almeida, de momentom ni siquiera se descarta para disputar él mismo ese importante cargo órganico, ahora en manos de una Gestora que desde 2018 preside Pío García Escudero y cuya número dos es Ana Camins, una dirigente madrileña muy próxima desde hace años tanto a Casado como a Ayuso en la que muchos pensaron como candidata de consenso.
Como en el resto de comunidades uniprovinciales, el cónclave de los populares madrileños tiene que celebrarse en algún momento del primer semestre de 2022, y así se hará, después de que el número dos del PP rechazase tajantemente la petición de Ayuso de adelantar la fecha.
La ausencia de Ayuso en la visita de la convención a Madrid supondrá una anomalía. El reencuentro entre Casado y la presidenta autonómica llegará el fin de semana, en la clausura de Valencia. Allí, el sábado, Ayuso sí subirá al escenario para, precisamente, dialogar con el resto de presidentes autonómicos en una mesa específicamente programa para todos ellos.
Una convención eclipsada
Tal y como reveló este periódico, a Casado le “duele” que su “amiga Isabel” –como la llama cuando se refiere a ella– vaya a “eclipsar” el contenido de la convención con su llegada in extremis. “Cualquiera que conoce a Pablo sabe que ha preparado con mucho mimo todo esto. Y nadie va a hablar de eso, sino de la guerra”, reseña a este diario un dirigente popular cercano al presidente nacional y a la presidenta autonómica.
Para más inri, quien sí participará en la jornada madrileña de la convención será Nicolas Sarkozy, condenado el pasado marzo a tres años de cárcel por un caso de corrupción. Una figura sin duda de peso internacional, y que siempre ha tenido buena relación tanto con España como con sus correligionarios del PP, pero que no parece en su mejor momento para citarlo como referente, más aún cuando el PP ha aludido, dentro de la tensión con Ayuso, a la "corrupción" como lo que "destrozó" al PP de Madrid.
Casado y Ayuso se conocen desde el principio, cuando militaron en las Nuevas Generaciones de la formación. Su amistad data de entonces. ¿Por qué esa complicidad no está siendo suficiente para auspiciar, por lo menos, una tregua? Hasta donde ha sabido este diario, no se han visto ni han hablado al respecto.
En el equipo de Ayuso, de hecho, recalcan que ese “desbloqueo no llega porque Casado ha decidido delegar en Génova –se refieren a Teodoro García Egea– el proceso”.
Mientras tanto, los cuadros organizadores de la convención se lamentan de que la programación no esté encontrando hueco en los medios de comunicación. La red de expertos internacionales y de destacados miembros de la sociedad civil que han conformado los de Casado no se acerca, ni de lejos, a los titulares informativos.
El hecho de que Ayuso finalmente sí vaya a estar presente, acortando su viaje a EEUU, ayuda a despejar el camino para que ahora sí se pueda hablar de la convención, el gran escaparate ideológico de Casado de cara a su aspiración de presidir el Gobierno después de las próximas elecciones generales. Pero puede que sea demasiado tarde para que esa convención remonte el vuelo y centre la atención de la opinión pública, más allá de Ayuso y la batalla por el PP de Madrid.
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