Podemos se entrega a Yolanda Díaz: aceptará concurrir a las elecciones sin el nombre del partido
La vicepresidenta segunda explora desde hace tiempo la forma que tendrá su candidatura a la presidencia en 2023.
29 septiembre, 2021 03:28Noticias relacionadas
La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, es la gran apuesta de Podemos de cara a las próximas elecciones generales, aún lejanas en el horizonte pero en las que la formación morada se enfrentará a varios retos a la vez. Serán los primeros comicios de la historia del partido sin Pablo Iglesias al frente y los primeros también a los que concurra como miembro de un gobierno de coalición, algo inédito en la reciente historia democrática de España.
Además, y pese a estar sentado en el Consejo de Ministros, Podemos afronta un innegable declive electoral desde que en 2015 irrumpiera con hasta 71 escaños, siendo entonces la tercera fuerza del Parlamento, hasta los 35 diputados actuales, prácticamente la mitad.
En ese escenario, el partido que ahora lidera la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, está absolutamente entregado a Díaz quien, curiosamente, o no tanto, ni siquiera es militante del mismo.
Hasta el punto de que como confirman fuentes de la formación, estarían dispuestos a que en la candidatura se cambiase el nombre de la coalición electoral -Unidas Podemos desde que se concurre junto a Izquierda Unida, tras el acuerdo alcanzado por primera vez en 2016- e incluso desapareciese totalmente la propia palabra Podemos, santo y seña de Iglesias desde que irrumpió con gran fuerza en la política española en 2014, con un millón de votos en las elecciones europeas de aquel año.
"No hay ninguna línea roja, que decida Yolanda" afirman, dejando la via expedita, incluso en el nombre que figure en la papeleta, para que la también ministra de Trabajo, e interlocutora de Pedro Sánchez dentro de la coalición de Gobierno con el PSOE, configure su candidatura. "La siglas no van a ser un problema nunca para una candidatura" concluyen.
El pasado domingo, durante su intervención en la Fiesta del Partido Comunista de España (PCE), la única organización a la que está afiliada y que celebra este año su centenario, Díaz se adelantaba a Podemos anunciando que liderará su propio proyecto.
Hace tiempo ya dijo que iniciaba un periodo de reflexión y consultas con personas de su espacio político, sin descartar en ningún momento volver a unirse a la formación liderada por Íñigo Errejón, Más País o Más Madrid, que lidera la oposición tanto en el Ayuntamiento de la capital de España como en la comunidad autónoma. Díaz, que en esa fiesta del PCE se comprometía de nuevo a "derogar" la reforma laboral, recibió vítores y gritos de "presidenta" que plasman el consenso absoluto en su espacio político sobre su figura.
La mejor valorada
La simpatía que despierta entre los suyos se corresponde también con la buena imagen que tiene entre la ciudadanía, sobre todo si se la compara con el resto de dirigentes podemitas, singularmente Belarra o la ministra de Igualdad, Irene Montero. Las encuestas coinciden en otorgarle una valoración exponencialmente mejor, permitiémdole así marcar su propio territorio dentro de la bicefalia que ensaya Podemos en la era posterior a Iglesias.
Según el barómetro de julio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), Díaz es, tan solo por detrás de Pedro Sánchez y de Pablo Casado, la preferida por los españoles para ser presidenta del Gobierno. Casi un 10% de los ciudadanos expresa esa preferencia, el doble que los que eligen a la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, o al de Más Madrid, Errejón.
En el mismo sondeo, los españoles le dan, aun por poco, un aprobado, con unas décimas por encima de cinco, mientras que los mismos ciudadanos suspenden a Belarra y Montero. Entre las ministras solo la supera la titular de Defensa, Margarita Robles, mientras que su gran adversaria ideológica dentro de la coalición, la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, obtiene una valoración muy parecida.
La candidata del espacio político a la izquierda del PSOE está clara, pues, aunque falta todo lo demás. Incluido el nombre que figurará en los carteles electorales.