La escena del pasado sábado en la Convención Nacional del PP, en la que Isabel Díaz Ayuso puso en pie al auditorio del Palau de Les Arts de Valencia anunciando solemnemente que su sitio "está en Madrid", supone un elemento de distensión entre Génova y la Puerta del Sol. Ahora bien, no ha significado en absoluto el cese de las tiranteces entre la presidenta de la Comunidad de Madrid y la dirección nacional del PP.
Una semana después, Ayuso insiste en su intención de presidir el PP de Madrid, como ha dicho reiteradamente, mientras que en Génova recelan de la concentración de todo el poder orgánico e institucional en una sola persona, sobre todo porque la región es uno de los principales feudos del partido.
Entre la dirección nacional de Pablo Casado circula un argumento contra la acumulación de dos cargos en una misma persona que hace referencia a Esperanza Aguirre, espejo en el que se parece mirar la actual lideresa.
Ante los casos de corrupción que mancharon al PP madrileño -y que afectaron directamente a sus dos lugartenientes, Ignacio González, que llegaría a sucederla como presidente autonómico, y Francisco Granados- Aguirre llegó a declarar que su fallo había sido no tener "vigilancia" y atención sobre quienes tuvieron actuaciones corruptas.
Y esa situación no es ajena, consideran quienes mandan ahora en el PP, a que tuviera un ojo puesto en la Puerta del Sol y otro en el partido. La misma acumulación de cargos a la que ahora aspira Ayuso.
De hecho, Pablo Casado volvía a evitar este miércoles en una entrevista en Telecinco respaldar las pretensiones de Ayuso. Desde la turbulenta salida de Crisitina Cifuentes en 2018, la dirección del PP madrileño está en manos de una gestora que preside Pío García Escudero.
El PSOE como ejemplo
El líder popular insistía en que no puede "opinar" de los congresos regionales que afronta la formación antes del nacional que le reelegirá presidente en 2022. Pero al mismo tiempo se esforzaba en relativizar el valor de la presidencia orgánica del PP madrileño. Lo hacía con un argumento comparativo nunca escuchado hasta ahora, y referente a la situación del PSOE en Madrid.
Casado recordaba con intención que durante las últimas elecciones autonómicas del 4-M el candidato socialista fue Ángel Gabilondo y el líder orgánico era José Manuel Franco (tras su dimisión, el partido está ahora en manos de una gestora hasta que se celebren unas primarias el próximo 23 de octubre). Una situación que describía como normal ya que el candidato era "el importante" para la ciudadanía.
Sus palabras hay que interpretarlas como que Ayuso no tiene por qué acumular el poder institucional y el orgánico, algo que ella pretende bajo el argumento evidente de que así sucede con el resto de barones autonómicos de su partido. Alberto Núñez Feijóo, Juan Manuel Moreno, Alfonso Fernández Mañueco y Fernando López Miras son, además de presidentes de Galicia, Andalucía, Castilla y León y Murcia, los líderes de las respectivas divisiones territoriales del PP.
En Génova, por el contrario, crece cada vez más el recelo a aplicar ese modelo en Madrid, una comunidad con la peculiaridad, argumentan, de que su capital, al serlo también de España, tiene una especial envergadura institucional. Hasta ahora, el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, sigue sin descartarse como aspirante a presidir el PP de Madrid, pues comparte ese diagnóstico.
En Madrid, Aguirre acumuló las presidencias autonómica y orgánica tras una dura batalla en 2004 con el entonces alcalde de la capital, Alberto Ruiz Gallardón, muy similar a la actual. Entonces, Gallardón terminó cediendo tras apadrinar a su número dos, Manuel Cobo, como candidato. Aunque antes -y a ese precedente se agarran ahora en la cúpula nacional del partido- ni Gallardón cuando presidía la región ni José María Álvarez del Manzano cuando al mismo tiempo era el alcalde de Madrid tuvieron la presidencia del partido.
El congreso del PP de Madrid, que Génova se niega a adelantar pese a solicitarlo Ayuso, tendrá lugar, según el acuerdo de la Junta Directiva Nacional, en algún momento del primer semestre de 2022. Entonces, como este miércoles aseguraba Casado, "los militantes decidirán". Aunque, pase lo que pase, la batalla política habrá dejado cicatrices en la organización.