Pablo Casado ha vuelto a evitar dar su respaldo a Isabel Díaz Ayuso y su pretensión de presidir el PP de Madrid, confirmando así que ninguna de las dos partes implicadas en esa batalla interna cede en su postura. En una entrevista este lunes en Radio Televisión Española (RTVE), el líder de los populares dejaba claro que "decidirán los militantes" en el congreso de los populares madrileños.
El cónclave regional tampoco se adelantará, como pidió en su día Ayuso, y tendrá lugar por tanto, confirmaba el máximo dirigente del partido, en el primer semestre de 2022, tal y como estaba previsto. Casado remarcaba que ese plazo se fijó en una Junta Directiva Nacional de la que, especificaba, "también es ella miembro".
En el plató de la televisión pública Casado, que afirmaba que ambos llevan muchos años trabajando y siguen "siendo amigos", recordaba que fue él quien la eligió en 2019 como candidata autonómica, incluso en contra, matizaba, de muchas opiniones dentro del PP. "A la gente le costó entenderlo, incluso algunos dentro del partido tenían dudas, pero en estos años, en las peores circunstancias, ha demostrado que sabe gestionar, que lo hace además muy cerca de la calle y que ha sacado esta comunidad adelante" recordaba sobre una de las decisiones de mayor calado tomadas desde que llegó a Génova en 2018.
Sin embargo, y justo a continuación, dejaba claro que "en lo orgánico, yo no puedo opinar. No he opinado en todos los congresos que hemos tenido, y llevamos ya sesenta, y en este tampoco puedo hacerlo". Para reforzar su argumento, apelaba a que él era alguien "elegido en unas primarias" y que por lo tanto estará, decía, "muy contento con lo que decidan los militantes". De hecho, fue el primer presidente nacional del PP en ser designado de esa manera.
Cuarenta y ocho horas después de que Ayuso despejase en la Convención Nacional celebrada este fin de semana en Valencia las especulaciones sobre su posible aspiración a liderar el partido a nivel nacional, Casado se remitía a lo dicho el pasado sábado y calificaba de "excelentes" las relaciones entre la Puerta del Sol, sede del Gobierno madrileño, y la dirección nacional del PP.
Puigdemont y Sánchez
Sobre la nueva puesta en libertad de Carles Puigdemont, que este lunes declaraba en Cerdeña tras su detención de hace dos semanas, Casado acusaba al Gobierno de estar "deseando que no entreguen a Puigdemont y venga a España", ya que, si eso sucede, "revienta la operación diálogo, revienta la mesa de negociación y revienta la legislatura" concluía.
En la misma línea, Casado acusaba a Sánchez de estar "cruzado de brazos" y de poner "palos en las ruedas" a la entrega del ex presidente catalán fugado en 2017, "por ejemplo con el mandato a la Abogacía del Estado de contradecir al Tribunal Supremo, lo que es insólito".
El líder de la oposición se preguntaba retóricamente, ante las últimas noticias, "¿para qué está la Euroorden?" e insinuaba que las decisiones de distintos tribunales de países europeos pueden estar condicionadas por el clima de opinión. "Si los países de nuestro entorno ven que Pedro Sánchez está gobernando gracias a Puigdemont y que indulta a los socios de Puigdemont, ¿qué van a hacer? pues no meterse en líos" reflexionaba Casado, quien opinaba que los jueces de cada país europeo "evidentemente leen la prensa y ven lo que está pasando".
Incidiendo en ese argumento, ponía como ejemplo lo que pasó en su día con Batasuna, el brazo político de ETA que fue ilegalizada a principios de siglo. "Durante muchos años Batasuna no había sido condenada en Europa como organización terrorista. Cuando hubo un impulso político, en las instituciones europeas, para decir: 'Esto es un brazo político de los que matan a políticos, empresarios y sociedad civil en España' se movió la Justicia europea" algo que ahora, a su juicio, es distinto cuando "la justicia italiana lo que está viendo es que en España se indulta, y lo que está viendo es que España dice: 'Bueno, sí, es que estos son mis socios".
Esta última circunstancia proponía revertirla mediante una "gran campaña internacional para explicar lo que está pasando". Entre otras cosas, concretaba, que "Puigdemont no está perseguido por sus ideas" sino, afirmaba Casado, por dar "un golpe a la democracia". Y también con las reformas legales de las que ya dio cuenta en su discurso del domingo, singularmente la recuperación del delito de convocatoria de referéndum secesionista.
Preguntado en varias ocasiones por su relación con Vox a dos semanas de que se cumpla un año de su no a la moción de censura de Santiago Abascal, Casado evitaba definir a esa formación como populista y lanzaba evasivas incluso sobre si, como dice el líder del partido derechista, ambos no se hablan desde entonces. "Yo creo que a la gente le da igual cómo me lleve yo con Santi Abascal" afirmaba empleando el diminutivo del nombre de pila del presidente de Vox, para a continuación señalar algunos de los problemas ciudadanos, como la subida de la luz, como lo que verdaderamente interesa a la ciudadanía.
Tras admitir "coincidencias" con Vox y Ciudadanos y diferencias con los primeros, "por ejemplo nosotros somos europeístas" decía, el líder del PP auguraba que el apoyo de estos partidos para hacerle presidente después de las próximas elecciones solo sería necesario en la investidura, descartando así de facto un pacto de legislatura o de Gobierno.