La paz sellada entre la dirección nacional del PP, sita en la célebre sede de la calle Génova 13 de Madrid, e Isabel Díaz Ayuso, durante la reciente convención de los populares celebrada en Valencia, era frágil.
Tanto, que apenas ha bastado un mes escaso desde que la presidenta de la Comunidad de Madrid dijese delante de Pablo Casado que tenía "muy claro" que su "sitio" está "en Madrid", poniendo fin a lo que ella misma describió como un "infierno político y mediático", para que las tensiones entre ambos vuelvan a recrudecerse. Y como ocurrió entonces, el resto de los barones autonómicos, con mayor o menor vehemencia aunque siempre sin hacerlo público, cierran filas con la dirección nacional de los populares.
El último episodio que reabre la guerra entre ambos bandos o sectores por el control del PP de Madrid, que Ayuso aspira a presidir, tiene que ver con los nombramientos que la Gestora que dirige Pío García Escudero hará este viernes, durante la reunión del Comité Ejecutivo del PP madrileño. En el orden del día figura un capítulo de "nombramientos" que afectará a gestoras del partido en distintos municipios madrileños. Para el equipo de Ayuso son designaciones "ilegales", algo que para Génova y los barones, según fuentes consultadas por EL ESPAÑOL, supone una "difamación" dado que, aseguran, no se ajusta a la verdad.
Aunque más allá de lo que ocurra en una reunión que será sin duda tensa -dado que asistirán el secretario general del PP, Teodoro García Egea, y la propia Ayuso- tanto a la cúpula popular como a sus barones territoriales les escama lo que consideran una actitud general de la presidenta madrileña, de la que culpan en buena medida al entorno de la Puerta del Sol, de poca colaboración. Algo que se traduce, señalan, en que "lanza exigencias a través de la prensa", como en su día fue la de que se adelantara la fecha del congreso del PP de Madrid, algo a lo que Génova no accedió.
Y también en determinados desplantes de Ayuso. La presidenta popular, sin ir más lejos, tiene bloqueado en WhatsApp al propio García Egea, un comportamiento que, de nuevo tanto desde la cúpula de Casado como desde las baronías, tildan de "inmaduro". "Esto parece como si fuera una cuita de los de Nuevas Generaciones [la organización juvenil del partido, de la que vienen los que son ahora sus principales líderes] pero es que ni siquiera allí se hace eso de bloquearle a alguien por teléfono" se indignan esas fuentes.
De la misma manera, aseguran que durante la clausura de la convención nacional, el pasado tres de octubre en la Plaza de Toros de Valencia, todos los presidentes regionales, Alberto Núñez Feijóo, Juan Manuel Moreno, Fernando López Miras, Alfonso Fernández Mañueco y la propia Ayuso habían quedado a "tomar café" en el camerino, para luego hacer acto de presencia conjunto en el coso. De ese ritual pactado la presidenta madrileña se habría desmarcado para aparecer por su cuenta ante los simpatizantes que abarrotaban el recinto y darse, según comentan personas del entorno de los otros presidentes autonómicos, "su particular baño de multitudes". Fuentes del equipo de Ayuso lo niegan tajantemente: "Ella entró a la plaza por donde le indicaron. Además, durante todo el fin de semana de la convención se mantuvo en un plano discreto, sin atender a los medios para no distorsionar el mensaje colectivo".
En el peor momento
Lo más doloroso para Génova y esas baronías, dentro de un enfrentamiento cada vez menos disimulado, es que todo esto se produce cuando las encuestas sonríen al primer partido de la oposición y al mismo tiempo que el Gobierno atraviesa importantes problemas.
Sin ir más lejos, esta misma semana, el rifirrafe interno en el Ejecutivo de coalición entre PSOE y Unidas Podemos a cuenta de la reforma laboral, con un enconado enfrentamiento entre las vicepresidentas primera y segunda, Nadia Calviño y Yolanda Díaz, o la nueva sentencia del Tribunal Constitucional (TC) que este miércoles tumbaba, por tercera vez, la aplicación del estado de alarma durante la pandemia para decretar el confinamiento.
"Ayuso y su gente están provocando problemas cuando más de cara está la situación para nosotros. Lo ha hecho desde septiembre, tratando de eclipsar la convención [un encuentro que fue itinerante por varias ciudades españolas durante toda una semana] con su viaje a EEUU y eso no es una actitud leal ni positiva" reflexionan con amargura.
La guerra por el PP de Madrid, dirigido por la Gestora desde tiempos de Mariano Rajoy, tras la convulsa salida de Cristina Cifuentes en 2018, no tiene por tanto visos de remitir. Y la situación podría prolongarse durante casi todo este curso político, dado que según el acuerdo de la Junta Directiva Nacional el cónclave de los populares madrileños, como todos los de las regiones uniprovinciales, se celebrará en algún momento del primer semestre de 2022, lo que podría retrasarlo incluso a junio.
De momento no hay candidatura alternativa a la de Ayuso, aunque el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, sigue sin descartar presentarse. En la dirección nacional se resignan ya a que la guerra dejará ya, inevitablemente, "vencedores y vencidos" mientras que otros consideran que "Génova siempre gana, y si pierde alguien, pierden todos".
En el fondo del conflicto existen dos posturas enfrentadas. La de Ayuso, que valiéndose de lo que pasa con el resto de presidentes autonómicos y de lo que ocurrió en el PP de Madrid en tiempos de Esperanza Aguirre, reivindica que la presidencia de la autonomía madrileña y la del partido en el mismo territorio lo ostente una misma persona. Un modelo que, aludiendo precisamente al aguirrismo y a los casos de corrupción que hicieron tambalear a la organización madrileña, Génova impugna porque no cree buena tanta "acumulación de poder". Las espadas del conflicto interno están en todo lo alto.