Incluso en las familias peor avenidas, o en las oficinas donde no reina precisamente la armonía, nunca falta la tregua navideña, con su correspondiente nochebuena o la cena de empresa en algún día de diciembre. Pero en el PP de Madrid las cosas han llegado a tal punto, que su dirección debate si suspender la tradicional cena con afiliados que solo el año pasado no se celebró por motivo de la pandemia.

Así lo confirman fuentes de la dirección de los populares madrileños a EL ESPAÑOL, que desvelan además cómo era uno de los puntos que en principio se iban a tratar en la reunión de la Junta Directiva autonómica del pasado viernes, pero que finalmente no se sustanció allí, dado el ambiente de confrontación del encuentro.

Fue entonces, justo antes del Puente de noviembre, cuando Isabel Díaz Ayuso comunicó a sus compañeros por primera vez su intención de presidir el partido, ya expresada en público con anterioridad, y donde se discutió cuándo celebrar el congreso regional de la formación. Ese es, precisamente, uno de los principales puntos de discrepancia entre Génova y la presidenta de la Comunidad de Madrid, que terminó perdiendo el pulso al no conseguir que se adelantase el cónclave. 

En principio, la tradicional cena para militantes, que solo se suspendió el año pasado por la pandemia, iba a tener lugar el fin de semana antes de nochebuena, entre el sábado 18 o el domingo 19 de diciembre. Pero ahora está en el aire, dado que los responsables madrileños del partido creen que con el ambiente de tensión generado hay que plantearse si llevar a cabo toda la logística del evento.

Normalmente, asisten un millar de afiliados, que pagan entre 25 y 30 euros de un cubierto de 45 euros. Pese a todo, esas mismas fuentes aseguran que "lo más importante son los afiliados madrileños, que han respaldado a este partido en los momentos más duros vividos desde 2018" año en que fue nombrado como líder Pío García Escudero, tras la turbulenta marcha de Cristina Cifuentes de la vida política. 

La mesa presidencial la suelen componer el presidente regional de la formación junto a la presidenta autonómica y el alcalde, además del presidente nacional del partido, que pronuncian discursos para la militancia. Allí incluso Mariano Rajoy, hace cinco años, dejó una inquietante afirmación sobre unas posibles nuevas elecciones que en aquel momento, año 2016, no estaban en el horizonte.

En tiempos de Esperanza Aguirre se solía celebrar en municipios distintos a la capital, como Torrejón de Ardoz, pero las dos últimas ediciones, 2018 y 2019, ya con Casado como líder nacional, tuvo lugar en Madrid. La primera vez en el mítico Pabellón Magariños, donde juega el célebre equipo de baloncesto Estudiantes, y la última en la Casa de Campo.

Rajoy, en una cena de Navidad del PP de Madrid. EFE

En la primera de esas ocasiones, a meses de las elecciones autonómicas y municipales, y tras las salidas de Cifuentes y Aguirre, la incógnita era si Ángel Garrido, que heredó la presidencia autonómica, sería el candidato, o si para las municipales el cabeza de lista sería el entonces líder de la oposición en el Ayuntamiento, José Luis Martínez-Almeida. Garrido terminaría abandonando sorpresivamente el PP para recalar en Ciudadanos, en aquel momento un partido en auge, tras la no menos sorpresiva designación de Ayuso como candidata autonómica. 

Esa incertidumbre, o los deslices verbales de Rajoy, parecen un juego de niños ante el choque de trenes entre Ayuso y la dirección nacional que se prolonga desde septiembre, y que solo en la clausura de la convención nacional del PP en Valencia el pasado octubre tuvo una tregua temporal. La presidenta madrileña limitó frente a Casado sus aspiraciones políticas a Madrid, donde dijo que estaba su "sitio". Puso así un punto de respiro a lo que ella misma definió como un "infierno mediático y político", después de unas semanas en las que incluso su propia presencia en la convención llegó a estar en el aire por su viaje oficial a EE.UU. 

Rajoy y Cifuentes, en una cena de Navidad del PP de Madrid. EFE

Aunque otro momento de distensión en esta lucha fratricida es el almuerzo entre Ayuso y Almeida celebrado el pasado jueves 28 de octubre, según adelantó El Mundo, en la Puerta del Sol, y donde según fuentes conocedoras del mismo reinó la cordialidad, las disputas de fondo siguen ahí. Génova ve en la eventual presidencia de Ayuso del PP de Madrid una concentración de poder que ya se produjo en tiempos de Aguirre y que creen perniciosa para la organización.

La dirección de Pablo Casado cree que lo mejor sería un modelo tricéfalo, donde la presidencia la ostente alguien que no sea ni presidente regional ni alcalde. Es, argumentan fuentes de la dirección de Madrid, el modelo que más tiempo se ha aplicado en la historia del partido, salvo la época aguirrista, mientras que los ayusistas aducen que todos los presidentes autonómicos del PP en otras comunidades lo son también de sus respectivas organizaciones territoriales.

Mientras, la candidatura del alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, a presidir el PP de Aragón, abre una vía distinta, si bien en esa comunidad los populares no gobiernan. Aunque muchos admiten que si no es Almeida, que de momento no se descarta, sería difícil que alguien pudiera plantar cara a Ayuso. La guerra del PP de Madrid, en definitiva, tiene aún varias batallas por librar.      

 

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