Las encuestas iban minando el apoyo al llamado "espacio del cambio", él creyó que "ya no sumaba" y que "la mejor opción" era Yolanda Díaz, de modo que la señaló públicamente, y la ungió como heredera. Desde aquella noche de mayo, la estrategia de Pablo Iglesias se ha revelado, si no acertada, posible como mínimo. Los sondeos primero frenaron la sangría, después colocaron a la vicepresidenta segunda como la política más valorada y, finalmente, dieron un alza en la expectativa de voto a su "proyecto de país".
Por eso, cumplidas esas etapas, ya se ha activado el siguiente paso. Todavía con recelos internos, "más por las formas que por el fondo", según las fuentes internas de Unidas Podemos, Díaz ya es el centro de un movimiento... aunque ella huye de ese nombre, como de cualquier otro que se le quiera colgar a su "proyecto sin partidos, sin siglas y sin egos".
Así, ahora toca que el exlíder y fundador de la (ya no tan) nueva izquierda a la izquierda del PSOE, juegue sus bazas de agitador. "Antes no podía decir estas cosas, pero en mi nuevo papel de analista, puedo hablar más claro", dijo en su última tertulia radiofónica de los lunes.
Y este sábado, Pablo Iglesias pronunciaba un discurso de apenas cinco minutos pero de gran calado entre los suyos. Una impugnación, como las de antes, al sistema democrático. Una sugerencia socarrona para no decirlo explícitamente y, sin embargo, lograr el mismo efecto que si lo hiciera: aquí, ni jueces, ni políticos ni medios de comunicación se salvan, urden montajes y van a por nosotros.
"Otro 15-M"
Como el día del mitin anunciado con un errado cartel machistorro a su mayor gloria, "vuELve" el Pablo Iglesias del "tic-tac" y el "candado del 78". Y vuelve mientras su amigo y presidente del Grupo Parlamentario morado, Jaume Asens, llama a "otro 15-M" que agite desde fuera el árbol cuyas nueces debe recoger Yolanda Díaz en Moncloa.
En la línea de la intervención previa de Colau, que fue la encargada de abrir la asamblea y que habló de la "ilusión" que se vivió hace una semana en Valencia, Asens señaló que "el futuro será feminista o no será".
"En Valencia se respiraba ilusión y esperanza, una ilusión y esperanza que tiene rostro de mujer", dijo el diputado en el Congreso, quien clamó por convertir a Díaz en la próxima presidenta: "En el 15-M supimos captar los anhelos de la gente. Ahora debemos volver a hacerlo. Tenemos un compromiso histórico", proclamó Asens, quien aseguró que algunos "quieren volver a la España en blanco y negro".
Un concepto incluido en ese compendio de numerosas alusiones que hacía, mientras, Iglesias sobre una supuesta conspiración desde los distintos apéndices del poder para frenar aspiraciones sociales y hasta para neutralizar a formaciones elegidas en unas elecciones, se sirvió de un nombre propio, el de Luiz Inácio Lula da Silva, tras él, y de un concepto: lawfare.
In crescendo, el exvicepresidente segundo del Gobierno comenzó expresando su orgullo por compartir espacio con "el futuro presidente de Brasil" y se sirvió de su ejemplo para trazar un paralelismo entre el camino de Lula y el de Podemos, en concreto con las condenas a Isabel Serra y en último término a Alberto Rodríguez. "Lula fue y es víctima del lawfare, de una campaña de acoso mediático. Fue juzgado injustamente, condenado injustamente y finalmente encarcelado injustamente".
"El nuevo golpismo"
"El lawfare", explicó Iglesias, "es el nuevo golpismo, un conjunto de dispositivos donde poderes mediáticos conectados con los grandes poderes económicos se alían con autoridades judiciales para ganar de manera ilegítima en los juzgados lo que no pudieron ganar en las urnas. Va contra la ley, contra la independencia judicial. Es una amenaza contra la democracia".
Acto seguido comenzó la acusación, que Iglesias vistió de interrogante a los congregados en el acto, que llevaba por nombre 'Construir futuro: retos y alianzas populares', en Madrid, y en el que, además de Lula, también estaba la hoy secretaria general de Podemos, Ione Belarra. El exvicepresidente inició la conexión Brasil-España.
"Cabe hacerse una pregunta", planteó Iglesias: "Si el lawfare es un fenómeno exclusivo de Brasil, de Ecuador, de América Latina; un dispositivo de recuperación de poder en las latitudes latinoamericanas o si se puede hablar también en España de lawfare. [...] Cabe preguntarse si en España hay poderes del Estado, militares, altos mandos de la Policía, de la Guardia Civil, jueces que conspiran contra la democracia tratando de revertir lo que dijeron las urnas".
Es una teoría tan impugnatoria del sistema democrático español como el apoyo decidido de los Comunes -la marca catalana de Podemos- al soberanismo y al referéndum de autodeterminación. Hasta ahora, no les ha servido para ser considerados como socios posibles de ERC en la región, pero sí les vale de salvoconducto para ejercer de puente entre el PSOE y los republicanos en Madrid.
La llave catalana
Catalunya en Comú, el espacio de izquierdas nacido hace cuatro años y que lidera la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, celebra este fin de semana en Montjuïc (Barcelona) su tercera asamblea. La cita sirve para escenificar su puesta a punto de cara al próximo ciclo electoral de 2023, y llega una semana después del acto en el que Díaz, junto a Colau, presentó su "proyecto de país en Valencia".
No sólo eso. Ocurre que sólo siete días después de ese evento bautizado como Otras políticas, los Comunes tienen por primera vez la llave de la supervivencia de Pere Argonès en la Generalitat. Fuentes del Govern y de la formación de Colau confirman a este diario que negocian contrarreloj para llegar a un acuerdo que salve los Presupuestos autonómicos este lunes.
"No hay avances, sigue en pie nuestra enmienda a la totalidad", explican exigentes desde el lado morado. "Seguimos negociando, por supuesto, aún hay tiempo", apuntan con esperanza en Presidencia. ¿Y cuál es el precio de la plataforma -o como se llame- de Yolanda Díaz? Lo reveló Jessica Albiach, su líder en el Parlament. Pero como siempre, de una manera muy etérea: "Queremos la transformación total, los Comunes estamos aquí para cambiarlo todo".
...¿no se parece eso mucho a lo de Iglesias, al tic-tac, al candado del 78?
"Que lo diga Lula"
Iglesias terminó su turno en el estrado asegurando que no le "corresponde" a él responder esas preguntas, que coparon los titulares tras el acto antes que los que pudo dar el que era protagonista de la mañana, Lula.
El expresidente y aspirante a volver, el condenado por corrupción liberado después por un defecto formal en sus procesos, está en España. A sus 76 años, ha iniciado una gira por Europa para recuperar el contacto con colegas socialistas y tomar ideas e impulso de cara a su previsible candidatura a la Presidencia de Brasil en 2022. Este viernes se reunió en Moncloa con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Y no dejó pasar la oportunidad de contar sobre los 580 días que pasó privado de libertad.
Aseguró que "como no tenían nada" para tumbarlo, los medios de comunicación "construyeron" la idea de una "pandilla de corrupción" que más tarde derivó en una condena "sin pruebas". "Y un día me soltaron, me fui a mi casa sin tobillera, con la cabeza erguida", recordó a los presentes.
Belarra sumó su voz a esta teoría, alertando de que lo que pasó en Brasil podría pasar en España, señalando a PP y Vox: "La derecha y la extrema derecha sólo apuestan por la democracia cuando ganan".
También lo hizo otra de las presentes, la diputada del PSOE en la Asamblea de Madrid Hana Jalloul, que como Iglesias se refirió al "lawfare" y como Belarra, a la derecha, que a su parecer "no cree que la izquierda tenga legitimidad para gobernar".
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