Para el mes de diciembre debería haberse convocado, de nuevo, la mesa bilateral. Así estaba previsto, según fuentes del Govern, desde el pasado mes de agosto, cuando los equipos políticos se vieron ya quince días más tarde de lo concebido.
La mesa bilateral es el foro acordado por Pedro Sánchez y Pere Aragonès en cumplimiento del Estatuto catalán, en el que se discuten los ritmos, plazos, condiciones y volumen de transferencias que el Estado traspasa a la Comunidad Autónoma. Y en el que sus dirigentes reclaman los "incumplimientos".
Es la mesa para las concesiones legales. Pero hay otra, que tras una primera toma de contacto en febrero de 2020, se volvió a impulsar en la cumbre de presidentes nacional y catalán del pasado mes de junio en Moncloa.
Recordará el lector que la reanudación de la llamada "Mesa de diálogo, negociación y pacto" se sustanció el pasado 15 de septiembre, en Barcelona, con pompa, fanfarria, Mossos vestidos de gala y banderas al gusto del president. Esta otra es la mesa para las concesiones más allá de lo legal.
Después de casi tres meses, fuentes del Gobierno confirman a este periódico que el presidente Sánchez ha dado orden de que se convoque para enero la tercera representación de este foro. "Estamos avanzando mucho y bien", confirman estas fuentes de alto nivel de Moncloa a EL ESPAÑOL: "Ya dijimos que seríamos discretos y que de lo que ahí se hablara, no se sabrá nada... hasta que haya algo que saber".
Y en ésas estamos si ahora Presidencia admite que -aunque sea off the record- en breve habrá un nuevo encuentro. "No será en diciembre, mes en el que estamos enfrascados en la negociación de los Presupuestos, hay que hacer balance del año, y luego viene el parón por las Navidades", explica otra fuente cercana al presidente, "pero enero puede ser un buen momento".
Del lado republicano se limitan a asentir y no conceder nada. Habrá reunión "si las condiciones se dan". ¿Cuáles son? "Dijimos que seríamos discretos". Y ningún comentario más. Ni sobre contenidos, ni sobre nombres ni sobre si esta vez sí que irán representantes de Junts per Catalunya.
A mediados de septiembre, y después de que Sánchez no quisiera confirmar su propia presencia hasta la misma víspera de la cita, el partido de Carles Puigdemont nombró como representantes a dos golpistas indultados, Jordi Sànchez y Jordi Turull, que no forman parte del Gobierno autonómico. El president Aragonès los rechazó y Junts boicoteó la reunión.
"Es evidente que las cosas están cambiando en Cataluña, ¿no?", comenta con una pizca de evidente orgullo un alto cargo de Moncloa. ¿Lo dice por la ruptura de la mayoría independentista en la votación de los Presupuestos de la región, de la que ha salido la CUP y han entrado los Comunes? "Bueno, eso es un síntoma claro". ¿Y es conveniente? "No pondremos adjetivos, pero constatamos los hechos".
Las circunstancias
Enero es un buen mes porque no es hábil a efectos parlamentarios. Y al Gobierno no le conviene que el ruido que da por hecho que se organizará alrededor de la reunión tenga el Congreso como escenario.
Si ésta es una mesa extraparlamentaria -y, en ese sentido, en cierto modo alegal-, Moncloa prefiere que los discursos políticos (a favor o en contra) no se mezclen. Y de verdad, apostar por avances "que desinflamen y nos acerquen", explican, "porque de eso va, de reencuentro". O de "superar el conflicto político", si uno pregunta en la orilla (independentista) catalana.
La fecha es importante, una vez superado el obstáculo de los Presupuestos y sustanciados dos compromisos clave: el Govern (y en este caso, concretamente, Esquerra) quería ver por escrito el artículo que incluya las cuotas en "lenguas cooficiales distintas del castellano" de la nueva ley audiovisual, por un lado. Y por el otro, el inicio de los traspasos de las líneas de Cercanías de Renfe a la Generalitat.
Para escenificar ese avance iba a ser la mesa bilateral, confirman las fuentes independentistas. "Tenemos reuniones técnicas de la bilateral estos días", confirma otra fuente del Gobierno español. "Y se ha superado ya casi todo el escollo burocrático para lo de Cercanías, sí, comenzamos en breve. Como estaba comprometido y como dice el Estatuto".
Pero el encuentro de enero no será técnico. Ha de ser político y con algún contenido. No puede ser sólo una cita vistosa y de imagen si Esquerra quiere apuntalar su maltrecha posición.
En Cataluña, tienen "a la oposición dentro del Govern", confesaba estos días un dirigente de ERC. Junts ejerce una presión a Aragonès que impide avanzar a la Generalitat en la gestión de los problemas del día a día", que era la esperanza de los de Oriol Junqueras al lograr el Ejecutivo catalán: mostrarse útiles, sin bajarse de la reivindicación separatista.
Y en Madrid, ya le han dejado claro al PSOE que necesitan mostrarse fuertes. Por el momento, han arrancado el compromiso -más teórico que real- de la ley audiovisual, la bronca delelel español en las escuelas y han escenificado un inicio de ruptura en la ley de Memoria Democrática.
La reunión se celebrará muy probablemente en la capital de España, según los turnos preestablecidos -aunque las fuentes de un lado y del otro no lo quieren confirmar-. Y no contará con la presencia de Sánchez ni de Aragonès: "Los presidentes sólo irán a las citas en las que estén previstos avances concretos y sustanciales", asegura una fuente de Moncloa. "Eso ya lo dijimos en su momento".
Ahora, queda algo más de un mes para negociar las circunstancias a la vista, el guion de la cita, y cuál será el hito político que se destaque. Moncloa quiere avances prácticos. El Govern los quiere simbólicos.
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