España congela convenios con Marruecos tras el agravio en las fronteras de Ceuta y Melilla
Fuentes de política exterior confirman el parón de acuerdos de cooperación en últimas fechas. Moncloa confía en la buena relación Albares-Burita.
27 enero, 2022 06:03Noticias relacionadas
El Gobierno de España es consciente de que el camino se ha truncado, y todo lo que mejoraba desde la sustitución de Arancha González Laya por José Manuel Albares ha entrado en una espiral de empeoramiento. Fuentes cercanas al presidente confirman a este diario que Marruecos ha cambiado de actitud en el último mes y que otros movimientos en el escenario internacional están complicando lo que "parecía un avance lento pero seguro" hacia la resolución de la crisis. En la última semana, incluso, Madrid ha decidido congelar la renovación de acuerdos y convenios con Rabat.
Este martes, EL ESPAÑOL daba cuenta en primicia de la emisión de una orden por parte de la Dirección General de Seguridad Nacional (DGSN) marroquí para cambiar los puestos fronterizos de entrada a Ceuta y Melilla por dos comisarías de policía. En la nota oficial había otra instrucción, simbólica pero significativa, para la retirada de las señales con la designación de "frontera". A partir de ahora, sólo permanecen los carteles con una leyenda que dice "bab" (puerta en árabe).
De esta manera, el gobierno de Mohamed VI escenificaba que no reconoce la soberanía española de lo que considera "enclaves ocupados". Al mismo tiempo, enviaba a España el mensaje de que reivindica su supuesta "unidad territorial".
Como es habitual en todos los reveses, que han sido muchos, en las relaciones con Marruecos, las fuentes de información en el seno del Gobierno español dieron información con cuentagotas. Desde Exteriores, nadie quiso referirse a este incidente concreto, alegando que la cuestión fronteriza no es de su competencia. Y el Ministerio del Interior, a través de un portavoz, le quitó hierro al asunto aduciendo que los problemas diplomáticos no entran en la cartera de su ministro. Este periódico se puso en contacto con Moncloa, pero tampoco obtuvo una respuesta concreta.
Teléfono Albares-Burita
Así de secas las fuentes oficiales, lo cierto es que otros medios de política exterior confirmaron a este diario el parón que han sufrido en las últimas fechas las operaciones de cooperación con Marruecos. Es más, a propósito de la crisis diplomática, personas del entorno cercano a Moncloa reconocían que "el contacto habitual entre Albares y su homólogo Naser Burita" se han visto afectadas por los últimos acontecimientos.
La relación entre los jefes de la política exterior de ambos países es muy estrecha. De hecho, la mejoría del clima entre Madrid y Rabat desde el pasado mes de julio se ha basado esencialmente en las conversaciones que, prácticamente de manera semanal, mantienen los dos ministros. "Pero todos los avances de los primeros meses", admite esta fuente, "se han truncado en tiempos recientes".
En la actualidad, Marruecos ha añadido nuevas quejas y condiciones a la culminación de diversos programas de cooperación. Algunos de ellos financiados por la Unión Europea. Y este periódico ha podido saber que el Ejecutivo español ha traído a la discusión el hecho de que en Bruselas se sigue negociando un paquete de financiación que alcanza los 19.000 millones de euros hasta 2027.
Ya el pasado mes de mayo, a los pocos días del asalto por parte de más de 10.000 personas en Ceuta, alentadas por gendarmes, la UE dejó claro que esa frontera no era sólo española, sino europea. Y que ni Bruselas ni Madrid tolerarían que el Gobierno de Mohamed VI jugara con las vidas de los migrantes para "sacar ventajas políticas".
La propia Claudia Wiedey, embajadora de la UE en Marruecos, marcó el teléfono del jefe de la División de Migraciones del Ministerio del Interior marroquí, Aziz Jilali.
Wiedey le hizo saber, en ese telefonazo del 19 de mayo de 2021, que Rabat se estaba jugando no volver a ver los más de 1.000 millones de euros al año que ha venido recibiendo de los fondos de ayuda y cooperación europeos desde 2007. Jilali es una de las personas que mejor conoce los despachos de Bruselas y Madrid, por sus años de experiencia como alto funcionario de fronteras.
El pasado mes de noviembre, Madrid era muy optimista y daba la crisis por casi solventada. El mensaje del rey de Marruecos a finales de agosto, llamando a "una etapa inédita" y a "refundar las relaciones con España" estaba previsto, pero había llegado antes de lo calculado. Y en Exteriores se celebraba la buena dirección que había tomado la resolución del conflicto. Sin embargo, al mes siguiente todo se torció.
Los movimientos del nuevo Gobierno alemán han sorprendido en el Palacio de Santa Cruz y, sobre todo, en Moncloa. Este fin de semana regresó a Berlín la embajadora marroquí, Zohour Alaoui, después de que hace pocas fechas Rabat diera el plácet al nuevo embajador alemán en Marruecos.
"Es un retorno que marca el final de una secuencia de distanciamiento" entre ambos países, explicaba el medio marroquí Le360. Marruecos mantenía una crisis abierta con Alemania desde mayo pasado -pocos días antes de enemistarse con España-, cuando convocó a su embajadora en Berlín en respuesta a "actos hostiles", al considerar que las autoridades alemanas habían puesto en cuestión la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental.
La embajadora en España, Karima Benyaich, "ni está ni se la espera", explica un experto diplomático a este periódico. "Sería un gesto que Marruecos cambiara el perfil de su representante". Pero de gestos mal tratados está llena esta crisis. No hay más que ver en qué saco roto cayeron las palabras conciliadoras de Felipe VI, hace apenas 10 días, en la recepción al cuerpo diplomático.
El Sáhara, EEUU y Podemos
"El asunto del Sáhara es la clave de todo", admiten las fuentes cercanas a Sánchez. "Pero España no se va a mover en ese aspecto, sin atender a presiones". Nuestro país seguirá firme en el apoyo al enviado especial de Naciones Unidas, Staffan de Mistura, y al plan multilateral de una salida aceptada por todas las partes. El problema es que eso es lo que dicta sólo una parte del Gobierno, la socialista. Mayoritaria, pero con el enemigo dentro.
Marruecos no sólo cuenta con el apoyo de Washington, desde diciembre de 2020, en el reconocimiento de la marroquinidad de la antigua provincia española. También con los hechos consumados de Francia y, ahora, Alemania a este respecto. Pero sobre todo, con las discrepancias constantes en el seno del Ejecutivo español cuando se trata de política exterior y relaciones internacionales.
Se tradujo este mismo martes en la comparecencia de Albares ante el Congreso por la crisis de Ucrania. El ministro sólo recabó el apoyo de los partidos de la oposición. Y su socio de coalición se unió a los aliados parlamentarios en una enmienda a la totalidad de la posición diplomática, estratégica y militar ante Rusia.
Lo mismo ocurrió en aquel fatídico diciembre de 2020. Entonces, el aún presidente estadounidense Donald Trump correspondió con el reconocimiento del Sáhara al gesto de Mohamed VI sumando a Marruecos a los llamados Acuerdos de Abraham. Rabat reconocía a Israel, junto a Emiratos y Bahréin, y EEUU tomaba postura más allá de las resoluciones de la ONU.
Pero no sólo ocurrió eso, Rabat aprovechó esa posición de fuerza para suspender la Reunión de Alto Nivel (RAN)... ¿cuál fue la excusa? Que una de las formaciones del Gobierno español, Podemos, apoya al Frente Polisario y la independencia de la República Saharaui.
"Ahora, los interlocutores marroquíes no dejan de tensar la cuerda a cada oportunidad", aclaran fuentes diplomáticas. "Y a cada paso que damos, dan otro atrás". Una fuente de la cooperación española confirma que eso ha podido pasar con el asunto de las fronteras/puertas de Ceuta y Melilla "si es verdad que ya se había avanzado en el tema fronterizo", como apuntan desde el entorno de Moncloa.