El pleno de convalidación de la reforma laboral celebrado este jueves en el Congreso de los Diputados transcurrió de sorpresa en sorpresa. Una de las más sonadas, que todos los grupos políticos esperaban que los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro (UPN), Carlos García Adanero y Sergio Sayas, votaran a favor, como se les había impuesto desde arriba, pero finalmente obraron en conciencia y decidieron contribuir con sus escaños a tumbar la medida del Gobierno... aunque fue en balde.
El sentido del voto de los parlamentarios navarros sorprendió a la bancada del PSOE, sí, pero sobre todo a la dirección de UPN, que no sabía que sus representantes iban a saltarse la disciplina del partido. De hecho, nadie lo sabía, ni el Partido Popular ni Vox, a excepción de ellos mismos.
Su presidente, Javier Esparza, venía de pactar con los socialistas (en interlocución con el diputado navarro Santos Cerdán) su apoyo a la reforma laboral a cambio de que su alcalde Enrique Maya no fuera reprobado en el pleno del Ayuntamiento de Pamplona, como iba a hacer originalmente el PSOE junto a EH Bildu y Geroa Bai.
Las negociaciones habían transcurrido a espaldas de Adanero y Sayas, que siempre habían expresado su rechazo a la reforma laboral y no se sentían cómodos con las nuevas directrices del partido. Máxime, cuando no se les había preguntado siquiera por su opinión al respecto. Por eso decidieron hacer lo propio en el Congreso.
Su rebeldía podría haber tumbado la reforma laboral del Gobierno, como inicialmente anunció Meritxell Batet ante el estupor de la bancada de la izquierda y la euforia de PP y Vox, pero el sacrificio fue en vano. La equivocación en el voto del diputado del Partido Popular, Alberto Casero, permitió a Pedro Sánchez sacara adelante la norma.
A pesar del desenlace, los representantes navarros se sienten orgullosos. Así lo transmiten a EL ESPAÑOL. "¿Cómo vamos a aprobar la ley más importante de Sánchez después de la oposición tan dura que realizamos? ¿Cómo se lo explico a mis votantes? ¿Por qué voy a salvarle yo ahora a cambio de nada?", reflexiona Sayas. Adanero, por otro lado, considera que su decisión cuenta "con el respaldo de los de votantes", tal y como expresó en su cuenta de Twitter.
Guerra en UPN
El enfado en la dirección del partido foralista navarro es enorme. Y no la esconden. "Habrá consecuencias", ha anunciado el propio Enrique Maya, principal afectado, pues el Partido Socialista de Navarra (PSN) ya ha anunciado que reprobará al regidor pamplonés, como iban a hacer antes de las negociaciones, por unas palabras consideradas "xenófobas" sobre los menores extranjeros no acompañados.
La concejal socialista en el Ayuntamiento de Pamplona Marta Esporrín ha denunciado que la situación es "vergonzosa y vergonzante": "¡Ya basta de tomarnos el pelo! Se les tenía que caer la cara de vergüenza a todos ahora mismo".
La cúpula de Javier Esparza ha pedido ya a sus diputados que entreguen el acta a través de un duro comunicado: "Sergio Sayas y Carlos García Adanero han tomado la decisión en contra de los órganos del partido (...); se ha tomado también engañándonos, como demuestra que han manifestado previamente de manera pública que iban a aceptar la disciplina de voto para después no hacerlo".
También han acusado a sus representantes de haber "advertido del sentido final de su voto a otras formaciones políticas, que han sido conocedoras del mismo". Una acusación que, por cierto, ambos diputados niegan a EL ESPAÑOL: ninguna formación era consciente de una decisión que tomaron a solas el jueves por la mañana.
Pese a todo, los diputados regionalistas se encuentran "tranquilos" y "orgullosos". En especial Adanero, que es el más veterano y siente que ha obedecido a su conciencia y a lo que sus votantes esperaban de él. Así lo cree también Sayas, pero este admite haber pasado un "día duro", pues aún aspiraba a hacer cursus honorum dentro del partido. Una idea a la que quizá tenga que renunciar.
Es Sayas quien, en conversación con este periódico, denuncia el "absolutismo" de la cúpula y se reafirma: "No nos costará explicar a nuestros votantes el sentido de nuestro voto". Ni él ni Adanero piensan entregar su acta de diputado: "Si nos echan, muchos militantes se irán con nosotros". La guerra en UPN está abierta.
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