Alfonso Fernández Mañueco iniciará el lunes su ronda de contactos con los representantes del resto de grupos políticos con el fin de intentar sumar la mayoría necesaria para ser investido presidente de la Junta de Castilla y León. Su primer encuentro será con el candidato socialista Luis Tudanca.
Mañueco abandonó el Comité Ejecutivo Nacional del PP celebrado el martes con un mandato claro: formar un Ejecutivo integrado sólo por consejeros del PP, en el que no tenga cabida Vox. Todo ello a pesar de que a los populares les faltan 10 diputados para alcanzar la mayoría absoluta.
El presidente nacional del PP, Pablo Casado, trazó en su discurso las líneas rojas que los populares no están dispuestos a cruzar para alcanzar un acuerdo con Vox, un partido al que identificó con los "radicalismos y populismos" que amenazan la convivencia entre los españoles.
La dirección de la calle Génova es consciente de la complejidad del proceso de negociación que se abre el lunes, pues Mañueco precisa de la abstención de los 13 procuradores de Vox o de al menos una parte de los 28 del PSOE. Y ambos partidos se lo van a poner muy difícil.
Por ello, apenas 24 horas después del cónclave popular celebrado el martes, miembros de la dirección del PP admiten que sólo albergan dudas de si Fernández Mañueco será capaz de mantener hasta el final el órdago frente a Vox, no tanto por él, como por las presiones de su entorno, que pueden tener la tentación de tratar de entrar en el Gobierno aunque el precio político a pagar sea elevado. Esa es hoy la gran incógnita.
Ahora bien, los presidentes de Galicia y Andalucía, Alberto Núñez Feijóo y Juanma Moreno, los barones regionales más beligerantes contra Vox y su posible entrada en el nuevo Ejecutivo de Castilla y León, tienen un gran ascendiente sobre Mañueco.
Por su parte, el expresidente José María Aznar ha irrumpido este miércoles en el debate para respaldar la tesis de la dirección nacional del PP: "No veo ventajas para España en que Le Pen esté en el Gobierno", ha dicho respecto a Vox.
Hay que tener en cuenta, también, que si bien se esgrimió la amenaza de una posible moción de censura negociada por el PSOE y Ciudadanos, Mañueco convocó elecciones anticipadas para congraciarse con el secretario general del PP, Teodoro García Egea, y ahora hay buena sintonía entre el dirigente castellanoleonés y Génova.
El 'vicepresidente Gallardo'
Plantar cara a Vox no será sencillo. Su líder nacional, Santiago Abascal, presentó en la noche del 13-F a su candidato Juan García-Gallardo como próximo "vicepresidente" de la Junta y ha recibido como una nueva humillación el tajante no a Vox pronunciado por Casado el martes.
Por ello algunos dirigentes temen que si mantener el veto a Vox aboca a convocar nuevas elecciones, Mañueco pueda acabar aceptando integrar en su Ejecutivo a representantes de ese partido. Influido por su "entorno", Mañueco podría renunciar a una nueva contienda electoral que podría suponer un retroceso del PP en el Parlamento autonómico, o incluso hacerle perder las opciones de repetir un nuevo mandato en la Presidencia de la Junta.
Incorporar a consejeros del partido de Abascal en el gobierno de Mañueco crearía un precedente y, sobre todo, daría a la izquierda la munición que está esperando para identificar al PP con la "extrema derecha".
Eso podría resultar especialmente tóxico para los populares en las elecciones andaluzas que deben celebrarse, como muy tarde, el próximo mes de diciembre. Y para el PP es esencial consolidar el cambio histórico que se produjo en Andalucía, tras décadas de hegemonía del PSOE en esta región.
La llegada de Juanma Moreno al Palacio de San Telmo de la mano de Cs, seguida de la arrolladora victoria de Isabel Díaz Ayuso el 4-M (en ambos casos, con el apoyo externo de Vox), son los dos hitos fundamentales que, según los populares, marcan el cambio de ciclo político que debe llevar a Pablo Casado a la Moncloa.
Por ello el secretario general Teodoro García Egea repite que "el PP va a ganar todas las elecciones que se celebren hasta las próximas elecciones generales". En esta estrategia, Vox no es un aliado sino un obstáculo para alcanzar el objetivo final.
El diseño trazado por García Egea puede saltar por los aires si, finalmente, Alfonso Fernández Mañueco cede ante las presiones de su entorno y acepta incluir a miembros de Vox en su Ejecutivo.
En su intervención del martes, Pablo Casado advirtió que el PP no va a renunciar a sus principios para pactar con otros partidos. Y señaló uno de los abismos que separa a los populares del partido de Santiago Abascal: "Nosotros no aceptamos el revisionismo constitucional, ya sea en contra de las Comunidades Autónomas, las Diputaciones, la Monarquía o la Justicia independiente", señaló.
De momento, las cuentas no salen. Aun cuando lograra el apoyo de los siete procuradores de las plataformas provinciales que han obtenido representación (Unión del Pueblo Leonés, Soria ¡Ya! y Por Ávila), Mañueco sumaría 38 escaños. Le faltarían tres para alcanzar la mayoría absoluta.
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