Ayuso envió un WhatsApp a Pablo Casado con la versión de su hermano pero sin aportar cifras
El mensaje de vuelta, en el último día de verano de 2021, del líder del partido a su vieja amiga demostró que ya no creía en ella. Y empezó la guerra.
19 febrero, 2022 04:40El último día del verano de 2021, una notificación apareció en la pantalla del móvil de Pablo Casado. Era un mensaje de Isabel Díaz Ayuso, cuatro días después de verse en su despacho de Génova, ofreciéndole las explicaciones que el presidente le había pedido a propósito del contrato público y la presunta comisión de su hermano. Pero en vez de acabarse una disputa, empezó una guerra.
Una de las dudas principales que no permiten encajar las versiones de los hechos que conforman la grave crisis entre Casado y Ayuso es por qué si "todo es legal", como dice ella, la dirección del Partido Popular no la cree. Es más, si no hay nada que ocultar, como la presidenta de la Comunidad de Madrid ha querido demostrar, este jueves, por qué no están convencidos de ello el presidente del partido y su número dos, Teodoro García Egea.
Dos de los consejeros más fieles a Ayuso daban este viernes todos los detalles del contrato urgente en el que estaba implicado su hermano. La Consejería de Sanidad acordó esta compra de 250.000 mascarillas FPP2 y FPP3, por valor de 1,5 millones de euros, a la empresa Priviet Sportive SL en el peor momento de la pandemia, el 1 de abril de 2020.
La compañía es propiedad de un conocido de la familia de la presidenta y, por la operación, Tomás Díaz Ayuso se embolsó un cobro.
Cuando Casado conoció los hechos, se reunió con su vieja amiga -como "casi hermanos" se definían mutuamente- en su despacho de la sede nacional del partido, y le afeó la operación. "Isabel, he conocido esto y puede ser muy grave".
Había pasado un año, cinco meses y 16 días desde que la viceconsejera Ana Dávila-Ponce de León estampó su firma en el contrato. Aquel 17 de septiembre de 2021, Ayuso le contestó "no sé de qué me hablas, le preguntaré a mi hermano".
Dónde
Hasta aquí, la coincidencia a grandes rasgos de las versiones de ambas partes. Este periódico ha recabado toda la información posible de fuentes de ambos bandos de esta guerra y puede reconstruir el momento en que todo se rompió.
En su despacho de Génova, y según lo deslizado desde su entorno, Pablo Casado emplazó a Isabel Díaz Ayuso a que lo aclarara todo y le enviara la documentación que dejara claro que la operación era legal y que ella nunca la conoció, que nunca estuvo implicada. Había que poder demostrarlo, "porque esto puede ser un problema grave, no es ejemplar".
Ahí se invertía la carga de la prueba, según el entorno de la presidenta regional.
"Es labor de la dirección del partido", explican a este periódico fuentes del entorno del presidente popular, "mantener la limpieza y la ejemplaridad en todo, porque esos son nuestros principios y porque, además, recibimos un partido acosado por la corrupción y no nos podemos permitir ni una".
Cuándo
El 21 de septiembre, Isa mandó un mensaje a Pablo por el WhatsApp, según ha podido saber este periódico, explicándole algo así:
He hablado con mi hermano, y está todo bien. Él es comercial autónomo en el sector de la Sanidad desde hace más de 20 años, ha trabajado en servicios para decenas de empresas, y para un montón de administraciones, también con la Comunidad de Madrid mucho antes de que yo estuviese aquí. Yo no conocía nada de esto, y él no me había dicho nada... es todo legal, está todo declarado, no hay de qué preocuparse.
En ese momento, según las fuentes consultadas por este diario, Ayuso dio por zanjado el asunto. Confiada en la relación estrecha de confianza con su viejo amigo, no le dio más importancia.
Simplemente, se lamentó de no haber podido convencerlo, en esa misma reunión, de su pretensión de ser presidenta del partido en Madrid y hacer cuanto antes el congreso que lo certificara "para aprovechar la ola de ilusión" posterior al 4-M. "Para llevar esa ilusión a todos los rincones de la región, a todas las agrupaciones del PP de Madrid", explicó este viernes en la radio, entrevistada por Carlos Herrera.
Pero la respuesta de Casado no le gustó, porque dejó claro que no se daba por satisfecho. Lacónico y con frases cortas, tecleó, más o menos, esto:
Espero que eso sea verdad. A mí me lo contó Teo.
Y es que en Génova no se quedaron a gusto. Según lamentaba este viernes la dirección del PP, "sólo dijo que 'todo bien'... nunca dio ni siquiera cifras, lo de los 55.000 euros es nuevo de hoy". Y como ella no aclaró las cosas, fue citada de nuevo por Teodoro García Egea un par de semanas después, ya en octubre. Ayuso también reconoce que esta reunión se celebró, y que fue en términos (aún) menos amistosos que la anterior con el presidente.
La cita, en las dependencias del secretario general, acabó como la anterior. Él le exigió la documentación, y ella quedó en entregarla, según la versión de Génova. Del lado de Ayuso, este pasaje final no ha sido corroborado.
Cómo
Pero sí ha sabido EL ESPAÑOL que en ese momento, la lideresa supo que ya no había confianza en ella. Y que el empeño de sus jefes por evitar que presida el partido en Madrid y "concentre todo el poder" se había tornado en una lucha sin concesiones.
"Desde ese momento, hemos pasado seis meses aguantando las campañas de desprestigio desde el entorno de Ayuso", confiesa una fuente de la dirección del PP. "Y hemos callado, a la espera de que se explicara, para nada. Porque todos los papeles que ha sacado este viernes, nos los podría haber entregado en septiembre".
¿Habría cambiado algo? Probablemente, no. Porque la "limpieza y rigor del contrato" en sí, como insistieron los consejeros de Hacienda, Javier Fernández Lasquetty, y de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, no entraban en el meollo de la cuestión para Casado: que Ayuso demostrara su ignorancia absoluta de los hechos.
Pero lo que se alega desde el entorno de la presidenta es que no se puede demostrar lo que no existe, y que después de casi dos décadas de trabajo en común, desde Nuevas Generaciones, y con la relación de amistad profunda entre ambos, lo mínimo que podría haber hecho Casado es creerla.
Es más, que la conversación de Isabel con su hermano, algún día entre el 17 y el 21 de septiembre de 2021, fue agria y no acabó bien. Y que la rumorología desatada en torno a "lo del hermano" ha afectado laboralmente a Tomás Díaz Ayuso. Es decir, que el comercial autónomo durante más de dos décadas que había contratado con decenas de empresas y administraciones en este tiempo ha visto reducida gravemente su cartera de clientes.
Y que los datos que obraban en poder de Casado no pueden tener un origen legal, porque son privados e inaccesibles sin una investigación judicial de por medio, que no existe... al menos, por ahora, porque este viernes Más Madrid y el PSOE madrileño ya han presentado sendas denuncias ante la Fiscalía.
Por qué
Finalmente, ya sabido cuándo, cómo y dónde se rompió todo, falta saber el porqué. Las toneladas de desconfianza mutua que separaron la visión de los mismos hechos e hicieron divergir las versiones de los casadistas y los ayusers debieron tener un origen.
Teodoro García Egea desveló el jueves en su rueda de prensa que "efectivamente, éste ha sido el motivo por el que hemos retrasado el congreso del PP de Madrid". Porque Casado no se podía permitir poner el partido en riesgo y en manos de alguien bajo sospecha "sobre todo, con esta información en manos de la oposición y de la prensa".
Ayuso contestó a esto el viernes, en la radio, que "esa información la filtraron ellos, porque la tuvo el PP antes que la prensa y que la oposición".
Además, las fechas no encajan, porque si la reunión se celebró nada más conocer los hechos, un 17 de septiembre, ¿por qué 10 días antes Casado ya dejó claro en público que no quería que Ayuso presidiera el PP regional?
La versión de Génova es que Casado siempre quiso un modelo con tres cabezas: una en la alcaldía, otra en la Comunidad y otra al frente de la formación, "como cuando Aznar". Porque con una sola persona al mando de todo, años después, el partido se llenó de corrupción.
Pero tampoco aquí encajan las versiones, Porque según explicó la propia Isabel Díaz Ayuso este viernes, Pablo Casado ya sabía desde el mes de mayo anterior que ella quería presentarse al congreso de Madrid.
Conclusión: que un modelo de partido no coordinado evolucionó en recelos, estas suspicacias se acrecentaron por la ambición no coincidente, la lucha de egos tornó en pelea a partir de un dossier interesado -que nunca pudo venir de Moncloa, según confirman tres fuentes distintas- que facilitaba cumplir los deseos de una parte contra los de la otra, y que el enfrentamiento se convirtió en guerra en un intercambio de WhatsApps el último día del verano de 2021.
Y como en la guerra todo vale, pasados cinco meses de escaramuzas y altos el fuego, esta semana, tras las elecciones castellanoleonesas y antes de que otros calendarios políticos retrasaran más el ataque final, ambas partes apretaron el botón nuclear.