Ángel Carromero, quien dimitió la semana pasada como director general de Cordinación de Alcaldía del Ayuntamiento de Madrid, se ha dado también de baja como afiliado del Partido Popular, en plena crisis interna, por lo que ha dejado de ocupar sus cargos dentro del partido en Madrid.
Carromero era presidente del Comité Electoral y del distrito del PP de Chamartín y a pesar de que su dimisión del Ayuntamiento se produjo el jueves por la tarde aún mantenía sus cargos en el partido.
Su dimisión del puesto en el Consistorio madrileño tuvo lugar el mismo día en el que diversas informaciones relacionaron a quien fuera presidente de Nuevas Generaciones del PP con el supuesto espionaje a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, desde la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS).
Previamente, el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, dio a conocer que habló con él "a lo largo de la tarde" anterior "en diversas ocasiones". "Me ha negado absolutamente que haya hecho cualquier tipo de gestión tendente a obtener información sobre Ayuso o sus familiares", subrayó.
A renglón seguido advirtió de que "no cabe ninguna conducta irregular o que no sea ejemplar en ningún cargo del Ayuntamiento de Madrid" y que "en el caso de que apareciera un indicio de que hay persona con cargo en Cibeles que ha realizado gestión para obtener esa información, será cesado de forma inmediata de este Ayuntamiento".
Ayer, el regidor explicó que la dimisión de Carromero fue "para preservar a la institución y para poder defenderse mejor" del presunto espionaje a la presidenta madrileña".
Carromero llevaba afiliado al Partido Popular desde los 23 años (tiene 36). Compartió militancia con su amigo y mentor Pablo Casado en Nuevas Generaciones. Su nombre saltó a la fama cuando, en 2012, fue condenado a cuatro años de prisión por la muerte de los disidentes cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero. Estuvo seis meses en la cárcel cubana. Cobraba casi 92.000 euros por el cargo que ocupaba en el Ayuntamiento de Madrid hasta la semana pasada. Ahora se ha quedado sin cargo y sin militancia.