Cuando Pablo Montesinos dejó el periodismo para dedicarse a la política, sus compañeros le regalaron una taza con esta leyenda: "¿Periodista o político? Príncipe". Porque a Montesinos, en el Congreso de los Diputados, le dicen "príncipe". Ahora que llega el final de su andadura en el PP, esa taza se aparece como una profecía. No ha sido político porque, cuando ha caído su jefe, no ha buscado acomodo entre los nuevos reyes.

En un principio, decidió callar. Necesitaba dormir, comer mejor. Superar el "shock": "Fue todo muy rápido. A veces no me parecía siquiera real lo que estaba viviendo". Pero ha dado un paso al frente para defender a su jefe: Casado.

Cuando el todavía presidente del PP salió del Parlamento, este vicesecretario de Comunicación fue corriendo tras él con lágrimas en los ojos. Quedaba así de manifiesto que a Casado le quedaban "tres o cuatro leales" en la organización.

Montesinos ya va haciendo la digestión. No ha perdido el sentido del humor. Pedimos hacer las fotos en la azotea, pero está ocupada.

–No habrá alguien arrojándose.

–Todavía no –suelta una carcajada.

Y cuando su jefa de gabinete le pregunta sorprendida por una americana que cuelga en el perchero, responde: "Es mía. Bueno, todavía es mía".

Con temperatura de horno crematorio –porque es lunes y han puesto la calefacción a tope tras un fin de semana apagada–, Montesinos toma asiento y, ya con gesto serio, traza su relato de la guerra del PP.

Admite equivocaciones, no especifica cuáles, pero insiste en que Casado "estuvo a la altura" y "no ha cometido errores graves como para ser objeto de una campaña de destrucción". Entonces, ¿por qué dieron los pasos que dieron?

¿En qué momento dejó este sitio de ser un lugar seguro para Casado? 

Pablo Casado siempre podrá pisar Génova con la cabeza bien alta. Tenía toda la legitimidad para llegar como presidente del partido al Congreso extraordinario del próximo 2 de abril. Y así va a ser. Cada cual sabe lo que ha hecho. Creo que, cuando pase todo esto, habrá mucha gente de dentro que se dará cuenta y hará autocrítica.

Pero seguro que notó ese instante en que, de pronto, esta sede empezó a ser un lugar hostil para Casado, usted y el resto de leales.

Vaya por delante que no voy a dar nombres, pero aquí ha habido una campaña de destrucción contra Pablo Casado. Cada cual tendrá qué explicar por qué han sucedido así las cosas. Hemos vivido momentos muy intensos, muy duros. Por unas circunstancias que algunos tendrán que explicar… quedábamos muy pocos. Esas explicaciones corresponden a otras personas.

Usted forma parte de la dirección saliente. ¿Le suena menos el teléfono?

Sí, suena menos. Es verdad. Llaman mucho más los amigos, los familiares e incluso personas que no conozco. Me dan ánimos y las gracias. Los teléfonos suenan menos porque dejas de ser portavoz oficial del partido. Está ocurriendo. Lo confirmo –sonríe–. 

Entrevista a Pablo Montesinos Sara Fernández

¿Le saludan con menos simpatía algunos de los inquilinos de Génova? 

Al personal de la casa no lo conoces hasta que estás dentro. La gente sigue muy cariñosa conmigo. He recibido muchos abrazos. 

Usted conocía la política desde la misma perspectiva que yo, la del corresponsal parlamentario. Ya sabría, entonces, de su mezquindad. Pero después de lo ocurrido con la guerra del PP, se ha dicho “decepcionado”. ¿La política ha sido mucho peor de lo que imaginaba?

Es verdad que yo he cubierto muchas crisis como periodista, pero admito que jamás había vivido lo que ha pasado aquí en las últimas semanas. ¿Decepcionado? Sí. Me han decepcionado algunas personas.

"A veces no parecía siquiera real lo que estábamos viviendo"

Lo ocurrido en los últimos días me ha dejado en shock. A veces no parecía siquiera real lo que estábamos viviendo. No sé si fruto de la educación en casa, pero intento acabar bien y sacar lo mejor de cada uno. He visto la dureza y la crudeza de la política. Sin duda. Pero voy a tratar de quedarme con lo positivo.

¿Qué es lo que más asombro le ha producido?

Sobre todo, el haberlo vivido en primera persona. Agradezco mucho a Casado que me permitiera estar en el núcleo de la toma de decisiones. Una cosa es escribir una crisis y otra vivirla. Al presidente se le ha tratado de manera injusta. Lo que hemos vivido estos días ha sido de una gran injusticia, principalmente para él.

Nos hemos podido equivocar mucho, pero él ha actuado creyendo que lo estaba haciendo bien. Es falso eso que algunos dicen de que Casado no cogía el teléfono. Todo el que quiso hablar con él lo hizo.

Los medios de comunicación con una línea editorial más próxima a Casado en estos años fueron los primeros en pedir su marcha. Además, de manera muy explícita. Imagino que tendrá un diagnóstico. 

A lo largo de estos tres años, me he podido llevar las manos a la cabeza por algunas informaciones y editoriales. Pero siempre parto de una premisa: el respeto absoluto a la libertad de información. Lo he intentado llevar a gala en el Congreso de los Diputados. No voy a criticar a los medios, espero que lo comprenda. 

El miércoles pasado, cuando su jefe se despidió del Congreso, usted se levantó y le siguió con lágrimas en los ojos. ¿Podría narrar la anatomía de aquel instante? ¿Qué le pasaba por la cabeza?

Veníamos de unos días muy intensos. Dormimos muy poco. Ese proyecto tan ilusionante, al que tanto hemos dedicado, se desvanecía. Me sentía decepcionado con varias personas. Todas esas declaraciones de algunos miembros del Comité de Dirección y del grupo parlamentario… No te acabas de creer lo que está pasando, estás agotado, sientes rabia: “¿Cómo ha podido pasar?”. A mí se me notó todo eso en la cara.

Quienes acababan de enterrar a Casado lo despidieron con una gran ovación. ¿Le dolieron esos aplausos? 

No. Fíjese: me hubiera dolido más si no hubiesen aplaudido. Casado hizo bien en ir al Congreso. Ya sabe que hubo un debate en las horas previas sobre si debía asistir. Era su responsabilidad como jefe de la oposición. Su intervención estuvo a la altura. Prefería a la bancada aplaudiendo que en silencio.

Pablo Montesinos, en su despacho de la calle Génova. Sara Fernández

Antes de analizar con detalle lo sucedido: más allá de la traición, ¿está de acuerdo con que Casado y ustedes son víctimas de su propia gestión?

Hemos hecho cosas mal, es indiscutible. He llevado la comunicación interna y externa. Por supuesto, de manera colegiada con muchas personas. Hemos cometido errores. Pero en los próximos días habrá que estudiar cómo encontró Casado el partido y cómo lo ha dejado. Puso el partido en pie. Había tres formaciones en el centro derecha. Hoy hay dos. En los primeros momentos, nadie creía que fuéramos alternativa de Gobierno; ya nadie lo discutía. 

Se podrá decir, por ejemplo: “Había que haber incluido un grado más de veteranía al Comité de Dirección”. Pero había exministras como Elvira Rodríguez o Ana Pastor. Pero a Casado también se le reclamaba renovación, “gente nueva” y perfiles independientes. 

Usted, por ejemplo, tenía una actividad profesional anterior a la política. Pero el PP se llenó de personas sin otra aventura vital que el partido. 

No creo que haya sido así. ¿Se podían haber añadido otros activos? Puede ser. Pero empezar con el “y si…”. Lo digo sinceramente. Pido que se haga un balance objetivo de la etapa Casado. Si revisas el Comité de Dirección, estaba Ana Beltrán, presidenta del PP de Navarra, una mujer valiente en un sitio difícil; González-Terol, que había ganado en sus municipios; Ana Pastor, Elvira Rodríguez, Jaime Olano, Belén Hoyo, Andrea Levy, Javier Maroto, Cuca Gamarra… 

Todos políticos.

Creo que estuvo equilibrado. Reivindico que venga gente de fuera. Creo que no es fácil. En las estructuras del partido, hay gente que lleva toda la vida en política. Y también son necesarias. Pero debemos alimentar la llegada de personas independientes. Creo que se les deberían poner las cosas más fáciles. No hablo de mi caso, porque yo lo he tenido muy fácil.

"En los últimos días sólo se ha hablado mal de Casado. Vengo a reivindicar su trabajo"

Antes ha enumerado los “aciertos” de Casado. Enumere, por favor, los errores cometidos.

Errores se habrán cometido, sin ningún tipo de duda. Pero en los últimos días sólo se ha hablado mal del presidente Casado. Vengo a reivindicar su trabajo. Es una persona que ha tenido principios hasta el final. Da su palabra y la cumple. Va a poder salir a la calle con la cabeza bien alta. Pero por supuesto que hemos cometido errores. 

Cuáles.

Soy el primero que hace autocrítica. Los errores, los míos, los de Pablo Montesinos. Pero, con todo el respeto, después de todo lo que hemos leído, visto y escuchado estos días, prefiero quedarme con lo bueno. Casado ha estado a la altura en un mandato muy complicado.

Montesinos acompañó a Casado fuera del Congreso cuando éste terminó su intervención. Sara Fernández

En la última semana, se produjeron una serie de despropósitos. Usted, como periodista y asesor en temas de comunicación, ¿también se dio cuenta de que Casado estaba muerto en cuanto salió de la entrevista de la Cope?

Esa entrevista hay que ponerla en contexto. Vayamos a muchos meses atrás. A mi juicio, el punto clave de la crisis que hemos mantenido con la Puerta del Sol –Díaz Ayuso– es cuando Pablo llama a la presidenta y le reclama una información sobre una supuesta irregularidad. Siempre partiendo de la presunción de inocencia y a través de canales privados. 

Es importante que los lectores de El Español sepan que Casado actuó bien cuando, cara a cara, le dijo a Ayuso: “Oye, tenemos esto, ¿nos puedes decir qué es? Danos las explicaciones oportunas”. Esas explicaciones no se dieron. 

¿Por qué no acudieron, entonces, a la Fiscalía? Es otra de las cuestiones que no cuadran. Si creían que Ayuso había podido cometer un delito y no daba explicaciones…

Porque no teníamos más documentación. Le pedimos explicaciones a ella. El viernes, después de la entrevista de Casado en Cope, Ayuso emite un comunicado y sus consejeros comparecen. Nosotros no somos jueces ni fiscales. Esa era la información que veníamos reclamándole durante seis meses. En ese tiempo, sufrimos una campaña y la dirección nacional fue continuamente atacada con filtraciones.

Dice que no fueron a la Fiscalía porque no tenían más pruebas que esa revelación de una fuente anónima. ¿No llegó Casado demasiado lejos en la Cope? Llegó a insinuar que Ayuso había cometido delitos de prevaricación y tráfico de influencias. Ese fue el gran error… a no ser que ustedes sepan algo que los demás no sabemos.

Creo que el presidente Casado actuó bien. Nosotros no llevamos jamás este asunto a la arena pública. La entrevista de Cope llegó después de una comparecencia de Ayuso ante los medios. Insisto: respetando la presunción de inocencia, Casado actuó con la bandera de la ejemplaridad. No ha cometido ningún delito como para ser objeto de esta campaña de destrucción.

¿Y Ayuso no ha sido ejemplar?

No somos jueces ni fiscales. Como le digo: lo único que hicimos fue reclamarle una información, la misma que llegó seis meses después, con una comparecencia ante los medios incluida.

"Nosotros no llevamos jamás a la arena pública el asunto de Ayuso"

Hay otra cosa sorprendente: que Casado fuera tan lejos en sus acusaciones y que, un telediario después, aceptara las explicaciones de Ayuso. No encaja.

Porque nunca se había producido un comunicado de la presidenta ni se habían facilitado los datos que hicieron públicos sus consejeros. Llevábamos seis meses pidiéndole la información que, de repente, dio a los medios. Ya se había actuado así antes con otros cargos del partido: les pedíamos explicaciones sobre informaciones que conocíamos.

Pablo Montesinos es periodista. Trabajó en Libertad Digital hasta que entró en política. Sara Fernández

También chirría que el partido diera tanta importancia a una nota anónima sobre los contratos del hermano de Ayuso. A un periódico, usted lo sabe, llegan un montón de notas anónimas todos los días. Y se les hace caso en rarísimas ocasiones. ¿Qué tenía aquella nota de particular? 

Le reitero: llegó ese aviso, esa información, y aquí no se convocó una rueda de prensa, se le pidieron explicaciones a la presidenta Ayuso en privado.

Ya, pero a este partido, igual que a un periódico, llegarán decenas de notas anónimas todos los días. ¿Por qué se le dio esa importancia? 

Bueno, llegó la información. Casado, guiado por ese compromiso con la ejemplaridad, le llamó y le preguntó. “¿Sabemos algo de esto?”. En cauces privados. No hubo respuesta y, de manera paralela, se produjo una campaña contra la dirección nacional del partido. Eso es lo que pasó. 

Insisto: algo tendría la nota. Es una cuestión logística. Si cada vez que llega una nota anónima a Génova, ustedes se ponen a llamar y a preguntar, el PP se dedicaría solo a eso. Si no, no se comprende su actuación.

Ya le he dicho antes que, al recibir ese tipo de informaciones, ya se había pedido explicaciones a otros miembros del partido. Creo que actuamos bien.

Un detective de la agencia Mira confirmó que alguien del entorno de Génova se puso en contacto con él para contratar labores de espionaje a Ayuso. Ella, en público, ha dicho que lo que más le ha dolido ha sido la persecución de su exmarido, su exnovio y su familia. ¿Qué tiene que decir sobre eso?

Teodoro García Egea, entonces secretario general, lo ha negado tajantemente. Y yo le creo. 

Se lo pregunto de otra manera: ¿cree las informaciones publicadas acerca del espionaje a Ayuso por parte de Génova?

El secretario general fue muy claro. No.

Desde que todo estalló, creo percibir en sus declaraciones una especie de “el tiempo pondrá a cada uno en su lugar”. ¿Usted se fía de las explicaciones de Ayuso o cree que esto sólo acaba de empezar? 

Doy esta entrevista porque tengo el derecho a no callarme y a explicar mi versión de lo sucedido. Hablo a título personal. Puedo asegurar que Casado ha estado a la altura. No voy a hablar mal de nadie, tampoco de la presidenta de Ayuso.

Pero, ¿se fía de sus explicaciones? 

Parto de la base de la presunción de inocencia. Eso es ya una cuestión judicial. Reivindico la actuación de Casado en esto sobre lo que usted me pregunta y en su conjunto.

Pablo Montesinos, en el exterior de Génova. Sara Fernández

El lunes, en el Comité de Dirección, me consta que usted ya le dijo a Casado que el relato no estaba funcionando. ¿A qué se refería? 

He tenido muchas conversaciones privadas con el presidente, tanto en el Comité como fuera de él. En el Comité de Dirección se habló claramente. Y me parece bien. Yo también lo hice. Pero una cosa es eso y otra es actuar de otra manera en público. Me quedo ahí. 

¿A usted trataron de incluirle en el grupo que iba a derrocar a Casado? Entiendo que sí, porque casi todos, salvo usted, ya forman parte de ese grupo. ¿Cómo fue? 

Nadie se dirigió a mí. Para bien y para mal, todo el mundo sabía cuál iba a ser mi respuesta. 

Lo sucedido no puede explicarse sin el papel de Teodoro García Egea. Para qué vamos a decirlo de otra manera: sus víctimas, que eran muchísimas en toda España, lo estaban esperando. 

No voy a hablar mal de nadie, y menos del secretario general que me puso al frente de la vicesecretaría de Comunicación. Teo tomó una decisión muy complicada: dimitir. Lo hizo por el bien de Casado y del partido. Creo que fue acertado. A partir de ahí, seguro que se ha equivocado en algunas cosas.

¿Se le fue la mano a García Egea en el ejercicio de la secretaría general?

Seguro que se ha equivocado. Pero tenía una gran responsabilidad: volver a poner al partido en pie. Conviene recordar cómo estaba el PP tras el Congreso que ganó Casado. Esa misión es muy ingrata. Teo solía decir: “Un secretario general no es bueno si no se le critica de puertas para dentro”. Me quedo con lo bueno y le estoy agradecido.

¿La relación personal entre Casado y García Egea sigue siendo buena? 

Estoy seguro de que sí.

"Estoy seguro de que la relación personal entre Casado y García Egea sigue siendo buena"

Casado a punto ha estado de no llegar al próximo Congreso. ¿Casi se produce un golpe palaciego con un presidente elegido por primarias?

Casado tenía, ya le digo, toda la legitimidad para llegar a ese Congreso como presidente del partido. Todos aquellos que intentaron lo contrario deben explicarlo y decir por qué. Fue elegido por las bases, resultó ganador en el Congreso, tiene todo el derecho a llegar al cónclave del 2 de abril. Casado puede ir con la cabeza bien alta dentro de Génova y por la calle.

En la calle Génova, en concreto, se produjo una gran manifestación en favor de Ayuso y contra Casado.

Han pasado muchas cosas desde entonces. Estoy convencido de que Casado podrá ir por la calle con la cabeza alta. No se puede ni imaginar la cantidad de mensajes que está recibiendo Casado: cartas tradicionales, mensajes, llamadas… 

Las encuestas dicen lo contrario: el votante del PP está del lado de Ayuso.

Respeto mucho a los afiliados y a los simpatizantes, también a quienes estuvieron en esa manifestación. Pero eché de menos que algunos cargos dijeran que no estaba bien lo que ocurrió a las afueras de Génova. Algunas personas debieron haberlo rechazado.

¿Le pareció inconveniente que Ayuso diera las gracias a los manifestantes?

No voy a dar nombres ni apellidos. Ante ese suceso, algunas personas debieron haber dicho que no estaba bien.

Antes hablaba de la decepción de algunos compañeros de partido y diputados. ¿Daba por descontado que los barones no apoyarían a Casado o también le sorprendió?

Me guío por sus declaraciones públicas. Con unos he trabajado más que con otros.

Se está usted mordiendo los labios literalmente –Montesinos se muerde los labios–. 

Sobraron algunas declaraciones. Seguro que es porque vengo de los jesuitas, pero no quiero dar nombres. 

Aquello que decía San Ignacio: “De qué sirve ganar el mundo si se pierde el alma”.

Sí, sí. Pues eso –se ríe–. 

A Casado, los barones le obligaron a firmar a cambio un documento en el que se compromete a no presentarse a la reelección como presidente del PP. ¿Iba a hacerlo?

Pablo Casado marcó los tiempos en esa reunión. Habló muy claro. Hizo lo todo lo que quería hacer. 

¿No quería presentarse a la reelección?

Ese comunicado se redactó por unanimidad.

Pues dio la sensación de que le habían puesto una pistola en la cabeza. 

Fue por unanimidad.

¿Cree que habrá una candidatura alternativa a la de Feijóo?

No tengo ni idea. Hablo a título personal. Mis funciones como vicesecretario de Comunicación están en tiempo de descuento.

¿Votaría a Ayuso en Madrid si las elecciones fueran mañana?

Votaría al Partido Popular, sí.

De periodista a periodista: deme una opinión sobre Miguel Ángel Rodríguez.

Bueno… Es de esas personas que tendrá que preguntarse si ha hecho bien al Partido Popular. Pero quiero llegar al final de esta entrevista con el objetivo de no hablar mal de nadie.

Le leo una frase de una novela del propio MAR: “Antes de que el cuerpo se enfriara, muchos estaban calculando votos, campañas, fotos nuevas, mensajes y procesos electorales. En política no puedes esperar mucho. En cuanto saben que no estás arriba, corren el telón a velocidades asombrosas”. 

Ha vivido varias cosas de estas.

Ahora que ha caído el telón, ¿qué van a hacer usted y Pablo Casado?

Sobre Casado: tendrá que explicarlo él. Estoy siendo muy coherente. Con mis errores, por supuesto, pero coherente. Entré en política hace tres años por Pablo Casado. Voy a seguir con él hasta el final. A partir de ahí, hablaremos y tomaré mi decisión en los órganos del partido. Creo que estoy siendo bastante claro: entré en política por Pablo Casado.

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