Isabel Díaz Ayuso está empeñada en cerrar el paso a la izquierda en Madrid. No sólo en la Asamblea, donde su mayoría le sirve para gobernar sin tener en cuenta la opinión de Más Madrid, PSOE y Podemos, sino también en todos los municipios en los que pueda. Con una ventaja: cuando llegue la cita con las urnas, en mayo de 2023, la baronesa popular ya llevará un año liderando el PP de Madrid.
Salvado el escollo que suponía Pablo Casado, y ya congraciada con la nueva cúpula, la presidenta madrileña será coronada en un congreso que se celebrará a finales de mayo o principios de junio, y que se convocará tras el congreso extraordinario que elegirá como presidente nacional a Alberto Nuñez Feijóo los próximos 1 y 2 de abril.
Como presidenta de la formación, Ayuso podrá confeccionar sus listas electorales y tendrá la última palabra sobre los pactos que se produzcan tras el paso por las urnas. Ahí no hará ascos a Vox, tal y como admite una fuente del PP madrileño a este diario: "¿Cuál es la alternativa? ¿Dejar los gobiernos a la izquierda para que no entre Vox?".
Esta misma fuente se remite al consabido "con el desastre no se pacta" de Díaz Ayuso, en referencia al PSOE y a sus socios de legislatura, pero recalca, eso sí, que su intención es siempre "gobernar en solitario" (o "en libertad", que dice la presidenta"): "Quien quiera un gobierno fuerte que vote al PP; luego ya se verá qué acuerdos se alcanzan".
¿Pero en qué se traduce este discurso? El pasado 4 de mayo, Vox demostró tener un suelo electoral muy uniforme en todos los municipios madrileños: entre el 8% y el 10% de los votos. Entre ellas, algunas de las ciudades más pobladas, en las que aspira a gobernar gracias a una suma junto con el PP que roza el 50% de los sufragios.
De Alcobendas a Alcorcón
El objetivo más factible es el de Alcobendas, que tiene una población de casi 120.000 habitantes. Ahí gobierna actualmente el PSOE en coalición con Ciudadanos, pero tanto el PP como Vox confían en tomar la vara de mando en los próximos comicios. Para ello se remiten a los resultados del 4-M, donde ambas formaciones sumaron más del 58% de las papeletas (el PP se hizo con el 49,6% y Vox llegó al 8,9%).
Pero Alcobendas no es el único enclave relevante que podría albergar un gobierno en coalición de la derecha. Está también Alcalá de Henares (194.000 habitantes). Allí Ayuso barrió en las pasadas autonómicas con un 42,8% de los apoyos, pero Monasterio aglutinó un 9,7%. Casi uno de cada diez votos.
Ambas formaciones también podrían sumar para hacerse con Alcorcón y Torrejón de Ardoz, dos municipios muy importantes -por tamaño y por ser bastiones históricos de la izquierda-. En el primero, los populares aglutinaron el 41,3% de los apoyos y los voxeros, el 8,1%. En el segundo, 45,5% y 8,3%, respectivamente.
Pero, según ha podido saber EL ESPAÑOL, ambas formaciones no descartan dar la sorpresa en municipios como Getafe, Leganés y Parla, aunque lo tendrán difícil. Fue en esta última ciudad, histórico enclave del cinturón rojo madrileño, donde Vox obtuvo su mejor resultado hace apenas un año: el 12% de los parleños votó a Rocío Monasterio en las autonómicas.
En estos tres municipios, pese al buen resultado de la derecha (en especial de Isabel Díaz Ayuso, que rondó el 35%), la izquierda sigue gozando de buen predicamento en sus respectivos consistorios. Y es que tal y como analiza una fuente popular madrileña "los resultados de las autonómicas no son extrapolables a estos municipios".
Los más reacios dentro del PP de Madrid a pactar con Vox, sin embargo, descartan la posibilidad de hacerlo en estas ciudades por cuanto "el resultado de Castilla y León fue muy distinto" (ahí Juan García-Gallardo obtuvo un destacado 17,64% de los votos), aunque defienden el pacto de Alfonso Fernández Mañueco como "un acuerdo programático": "Han cedido completamente al programa del Partido Popular".
Cibeles y Puerta del Sol
Si bien muchos de los ayusers abren la puerta a Vox en los municipios antes mentados, la tesitura es bien distinta en Cibeles (sede del Ayuntamiento de Madrid) y Puerta del Sol (sede de la Comunidad). Por razones bien distintas, eso sí.
El alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, atraviesa ahora mismo una relación tortuosa con Javier Ortega Smith, dirigente de Vox, hasta el punto de que hubo de aprobar sus últimos Presupuestos municipales con los cuatro ex ediles de Manuela Carmena. "Vox no es un socio fiable", deslizan desde el Ayuntamiento, desde donde abundan: "Almeida aspira a repetir con la mayoría vista en 2019".
Aunque una cosa es la voluntad del regidor madrileño y otras las condiciones objetivas. Con Ciudadanos agonizando en las principales ciudades y Vox pudiendo atraer a mucho votante desencantado con Almeida, hay quien dentro del PP no descarta "que se necesiten" o, incluso, "que termine gobernando un frente amplio de la izquierda".
Otra cosa es la Comunidad de Madrid. Ahí desde el PP madrileño dan por hecho que su presidenta "gobernará en solitario". Es decir, que logrará la mayoría absoluta. Consideran que Vox se ha pegado "un tiro en el pie" al presentar una enmienda a la totalidad de la Ley de Autonomía Financiera, que será apoyada por la izquierda: "A ver cómo explican a los madrileños que [Pedro] Sánchez les subirá los impuestos por su culpa...".
Pero el acuerdo firmado en Castilla y León, el primero que el PP comparte con Vox, hace vislumbrar la posibilidad de cogobernar otras administraciones tras las próximas elecciones autonómicas y municipales de 2023...
...Y donde más expectativas tienen puestas en Vox es en la Comunidad de Madrid. Por razones evidentes. Ayuso es quien ha dispensado un trato más favorable al partido a su derecha, a quien ha defendido de los ataques de la izquierda, recalcando que el PSOE "pacta con separatistas y proetarras".
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