Ceuta y Melilla abren desde el 31 de mayo las fronteras terrestres con Marruecos. A partir de este martes, podrán transitar los trabajadores transfronterizos que tengan su documentación en vigor: la Tarjeta de Identidad de Extranjero (TIE), el resguardo de solicitud de la tarjeta o un visado específico para las ciudades autónomas. Con estos datos sobre la mesa, sólo dos centenares de personas podrán acceder.
El visado sirve para que las personas renueven la tarjeta en la Oficina de Extranjería, situada en las delegaciones de Gobierno. Los trabajadores que ya tienen su TIE al día no precisan de visado para cruzar la frontera.
De este modo, se cierra el paso a miles de marroquíes: la mayoría ha cotizado durante años a la Seguridad Social y ha pagado los impuestos regularmente, mientras otros miles venían trabajando sin contrato en las ciudades españolas. Los primeros tienen tres meses para pedir una prórroga, los segundos podrán iniciar una nueva demanda a partir de septiembre.
En Ceuta, de los 2.400 trabajadores transfronterizos dados de alta en la Seguridad Social española antes del cierre de las fronteras, solo 150 pueden acceder a la ciudad. En Melilla, son 80 de 1.900, según los datos obtenidos por EL ESPAÑOL en las delegaciones de Gobierno de las dos ciudades.
Desde la Unión Marroquí del Trabajo (UMT) de Tetuán informan a este diario de que alrededor de 3.500 trabajadores no disponen de permiso para entrar a Ceuta. Antes de la pandemia, 2.400 personas estaban dadas de alta en la Seguridad Social, lo que deja en evidencia que el resto, al menos 1.100, trabajaban sin contrato.
Por todo ello, los trabajadores se concentran este martes en Castillejos, a las puertas del paso de El Tarajal. Una convocatoria abierta a esas 3.500 personas que se quedan fuera y sin poder trabajar con los nuevos requisitos.
“Estaremos en la frontera a partir de las once. Estamos en contra del visado, queremos pasar como toda la vida con nuestra tarjeta de transfronterizos”, relata Marouan Chakib, portavoz de los trabajadores transfronterizos en Tetuán.
Desde Ceuta, la portavoz del colectivo, Rachida Jraifi, se queja: “Nadie nos escucha, nadie nos da soluciones, nos vamos enterando a través de la prensa, y no sabemos qué vamos a hacer. Estamos totalmente perdidos, estamos en el limbo, sin ninguna ayuda”.
Estas limitaciones en el acceso dejan una imagen bien distinta a la de 2020. Antes de que el país vecino cerrase las fronteras terrestres con España por la pandemia, y las mantuviese cerradas durante 26 meses debido a la crisis diplomática, eran miles los marroquíes que cruzaban para trabajar. Entonces se formaban colas y aglomeraciones desde la madrugada.
Permiso de prórroga
Los transfronterizos que tenían la documentación en vigor antes del cierre fronterizo podrán tramitar el permiso de prórroga, siempre que el empleador o la empresa quiera seguir contando con ellos.
Tienen de plazo desde el 31 de mayo al 31 de agosto, tres meses para que la empresa curse la solicitud a través de la delegación del Gobierno en la Oficina de Extranjería y les envíe la documentación para que acudan a los consulados de Nador o Tetuán. Así podrán entrar en el mismo régimen de transfronterizos.
Las solicitudes deberán presentarse cuando se disponga de toda la documentación necesaria, que incluye un formulario de la administración, el pasaporte, pagar una tasa para la tramitación de la autorización, un certificado de antecedentes penales y un certificado médico. Deberá constar también la residencia en las regiones colindantes con Ceuta y Melilla.
El resto de transfronterizos, aquellos que trabajaban sin contrato, no podrán acceder; pero a partir del 1 de septiembre tendrán la posibilidad de solicitar un nuevo contrato siempre que para ese puesto no haya en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) ningún demandante de empleo español.
Además, el contrato de trabajo deberá ser a jornada completa y con una retribución mínima del Salario Mínimo Interprofesional, que se abonará mediante transferencia bancaria; acreditación de que el trabajador reúne las condiciones exigidas en la oferta de trabajo que se ha gestionado por el SEPE; y en el caso de que el empleador sea una persona jurídica se exige la Vida Laboral de la Empresa.
Una vez resuelta favorablemente la autorización, el empleador o representante legal de la corporación remitirá la resolución al trabajador para que solicite el visado específico para entrar en Ceuta o Melilla y será comunicado al consulado español correspondiente.
La entrada deberá realizarse el día en que el trabajador tenga reservada cita para la toma de huellas. Previamente, el empleador o representante legal de la empresa remitirá el alta en la Seguridad Social con efectos del día en el que se vaya a realizar dicha entrada.
Miles de transfronterizos se ven afectados por estos nuevos requisitos. Según su portavoz en Tetuán, Marouan Chakib, "el gobierno español nos está poniendo trabas porque no nos quieren en las ciudades. Lo aceptamos, pero que nos tengan en cuenta los años cotizados y que nos permitan coger los ahorros que tenemos en España".
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