Dirigentes del PSOE ven seguro un congreso tras el verano para acometer una amplia renovación
Si Sánchez saliera de la Moncloa, además del cambio de líder, la renovación en el PSOE incluiría una reestructuración en casi todas las federaciones.
17 julio, 2023 02:24Una campaña electoral no es el momento más propicio para que un partido elucubre en público sobre lo que puede ocurrir si pierde las elecciones. Menos aún si su candidato está en la Moncloa y puede convertirse, según las encuestas, en el primer presidente del Gobierno desde 1996 que pierde unas elecciones y corre el riesgo de ser el que, una vez elegido, menos tiempo esté en el cargo.
Sin embargo, en el Gobierno y en el PSOE son inevitables las quinielas estos días sobre lo que puede ocurrir en el partido tras el próximo domingo. Incluida la opción de la derrota.
La coincidencia general es que, con toda seguridad y pase lo que pase, después del verano habrá un congreso extraordinario. Sólo varía el alcance de la renovación, en función del resultado.
Si pudiera seguir gobernando el PSOE, el Congreso federal extraordinario sería para que Pedro Sánchez reforzara aún más su liderazgo interno con una renovación a su medida de la maltrecha estructura territorial. Pero si perdiera el Gobierno sería para arrancar una nueva etapa, casi una refundación total tras las dos catástrofes electorales seguidas.
Obviamente, el calendario concreto depende de los ritmos de formación de Gobierno o de la posibilidad de un bloqueo que oblique a una repetición electoral. Si hay mayorías suficientes, la previsión es que haya nuevo Gobierno antes de mediados de septiembre y, a partir, de ahí podría ponerse en marcha el proceso interno en el PSOE.
“Mi plan A, B y C es ganar las elecciones. Estoy convencido de que voy a ganar”, aseguró Pedro Sánchez el jueves en la Cadena Ser. Pero, en realidad, sólo José Félix Tezanos y él mantienen en público esta posibilidad, con toda la firmeza de que son capaces.
No es la opinión general en el Gobierno, ni en el PSOE y mucho menos después del fiasco del cara a cara del pasado lunes. Hasta el propio Sánchez ha transmitido la idea de que perdió el debate con Alberto Núñez Feijóo al refugiarse en el argumento de la denuncia de las mentiras que, según él, repitió el candidato del PP.
Pero en un ambiente de impostado y estratégico optimismo, es obvio que nadie hable públicamente en el entorno de Sánchez de lo que ocurrirá la misma noche del 23 de julio.
En privado sí hay quinielas, dentro de un ambiente pesimista y de desánimo notable que tiene que ver también con la previsión del panorama que se abre para afrontar el pase a la oposición. Porque en el nuevo grupo parlamentario más de la cuarta parte de los diputados serán ex altos cargos del actual Gobierno, incluidos 15 exministros socialistas y miembros del equipo más próximo a Sánchez, como Óscar López y Antonio Hernando, responsables en gran medida de la estrategia electoral del presidente. Y estarán excolaboradores de Sánchez caídos en desgracia en diferentes etapas como Carmen Calvo, José Luis Ábalos y Adriana Lastra.
“¿Alguien imagina una sesión de control al Gobierno en la que los que preguntemos seamos los exministros de Sánchez?”, explica un miembro del Ejecutivo.
En el Senado, donde es muy probable que el PP tenga mayoría absoluta, habrá expresidentes autonómicos del PSOE derrotados como Ximo Puig, Concha Andreu, Javier Lambán y quizás Guillermo Fernández Vara y otros dirigentes regionales que perdieron, como Juan Lobato.
En total, entre las dos cámaras habrá también 15 exalcaldes que han perdido su cargo el pasado el 28 de mayo.
Con esos grupos parlamentarios el PSOE tendrá que hacer oposición, si es que se cumplen las previsiones de casi todos los sondeos.
¿Hacia nuevos liderazgos?
De hecho, fuentes del equipo de Feijóo coinciden desde el otro lado con ese análisis y entienden que si, finalmente, pueden formar Gobierno tendrán la ventaja de contar con una oposición que necesitará un tiempo largo para reconstituirse y salir del abatimiento, con nuevos liderazgos. Se refieren al PSOE y también a Sumar, con un grupo parlamentario muy heterogéneo.
De las elecciones tendrá que salir en todo caso un nuevo poder territorial en el PSOE, para sustituir a los barones regionales y acometer otras sustituciones, salvo la de Emiliano García Page en Castilla-La Mancha, Adrián Barbón en Asturias y Salvador Illa en Cataluña. Se incluye Andalucía entre las susceptibles de renovación, tras la derrota contundente de 2022.
Si Sánchez sigue en la Moncloa podrá hacer esa renovación a su medida y con autoridad aún mayor, pero en caso contrario el resultado de la revolución interna será imprevisible, según el análisis de los socialistas. Habría congresos difíciles en casi todas las federaciones.
El primer paso sería afrontar la situación de cientos de cargos públicos que saldrían de la Administración central, a sumar a los que ya lo hacen estas semanas en comunidades y ayuntamientos, y sin opciones de aterrizar en administraciones periféricas.
El último Congreso federal se celebró en octubre de 2021, es decir, aún no tocaría hacer uno nuevo, por lo que tendría que ser uno extraordinario y quizás también para afrontar un nuevo liderazgo, incluida la convocatoria de primarias si no sigue Sánchez y hay varios aspirantes.
Aún es pronto para valorar futuros candidatos y, de hecho, en otras ocasiones los ascensos en el PSOE han sido casi siempre por sorpresa, como ocurrió con José Luis Rodríguez Zapatero y el propio Sánchez. Sí parece haber una idea común: esta vez tocaría una mujer al frente del PSOE. Y ahí, aunque sólo se trata de quinielas, hay nombres como María Jesús Montero, Pilar Alegría o Isabel Rodríguez, entre otras.
La primera es ya vicesecretaria general, tiene experiencia de gestión y, además, pertenece a la federación andaluza. Tiene el inconveniente de haber estado muy ligada a Sánchez.
Rodríguez es de Castilla-La Mancha, precisamente, la única comunidad en la que el PSOE gobierna con mayoría absoluta. Isabel Rodríguez y Pilar Alegría formaron parte de las candidaturas de Eduardo Madina y Susana Díaz en primarias frente a Sánchez, es decir, también son bien vistas en sectores del PSOE no estrictamente sanchistas.