Míriam Nogueras, el pasado miércoles en el Senado, frente a los ministros Bolaños y Montero.

Míriam Nogueras, el pasado miércoles en el Senado, frente a los ministros Bolaños y Montero. Europa Press

Política LEY DE AMNISTÍA

La presión de Junts lastra también la tramitación de los Presupuestos: Moncloa no los tendrá en febrero

El tira y afloja con Junts, las negociaciones en el Parlament y el puzzle de apoyos parlamentarios en el Congreso ralentizan el plan de Hacienda.

19 enero, 2024 02:00
Javier Corbacho Alberto D. Prieto

No estaba investido aún Pedro Sánchez ni se había comunicado la nueva estructura del Gobierno cuando María Jesús Montero dio la orden a los ministerios de "hacer números y echar las cuentas" para elaborar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2024.

El plan era tener los Presupuestos "encauzados" a finales del año pasado y poder llevarlos al Congreso "lo antes posible" y tenerlos aprobados, como muy tarde, en marzo.

Pero el tira y afloja de la política lo ha frustrado todo: la presión de Junts al Ejecutivo y a ERC, su socio principal, ha lastrado este impulso al que llamaba Montero y fuentes del Gobierno confirman que "no estarán en el Congreso ni en febrero".

El puzzle de apoyos parlamentarios, con el partido de Carles Puigdemont jugando siempre con su baza de una gobernabilidad que le importa "un pimiento", es lo que lastra la labor legislativa de Hacienda, con la consiguiente paralización de varios trámites. Así lo confirman desde este departamento a EL ESPAÑOL. El calendario previsto por la ministra y vicepresidenta primera se altera.

La constante presión del partido de Puigdemont ha impedido que se cumplan los avances previstos para sacar adelante las cuentas públicas según el calendario inicial.

[Sánchez pide a Hacienda cerrar los Presupuestos para aprobarlos en marzo y blindar media legislatura]

En este momento, el ovillo de los Presupuestos está enredado en demasiados nudos, que dependen los unos de los otros. Hasta resolverlos, los PGE para 2024 quedan a la espera, siendo viable, de momento, seguir gobernando con las cifras de 2023 prorrogadas.

Esquerra Republicana no quiere reunir la Mesa de Diálogo entre el Govern y el Gobierno hasta que se haya celebrado la primera reunión en Ginebra, con la Fundación Berghof ejerciendo de "verificador internacional" del avance de los acuerdos que alcancen ambas partes. Esa cita, según fuentes oficiales del partido independentista, será "preparatoria" de la mesa de gobiernos, pero en ella debe "verificarse" algún avance.

Y ese avance, de hecho, han de ser los Presupuestos de la Generalitat, cerrados ya con el PSC de Salvador Illa.

Salvador Illa en el Parlament catalán, en una imagen reciente.

Salvador Illa en el Parlament catalán, en una imagen reciente. Europa Press

Porque Oriol Junqueras no se va a sentar a hablar de los PGE con el PSOE hasta entonces. "No queremos que nos mezclen temas, que es una costumbre de los socialistas", explica un portavoz de ERC.

Y las fuentes consultadas en el entorno del Govern aclaran que Aragonès quiere pactarlos con Illa. La idea planteada es un do ut des, pero al líder socialista catalán no le termina de convencer el plan, porque le muestra supeditado a la voluntad de Pere Aragonès y, en última instancia, de Pedro Sánchez.

Todo eso no le viene bien a Illa de cara a posicionarse como opción real de president tras las inminentes elecciones catalanas, que todo el mundo sospecha que se adelantarán a octubre.

El disputado apoyo de Junts

Pero en el fondo de todo, está la presión de Junts. El expresident fugado en Waterloo quiere sacar a Aragonès y a Esquerra del Palau de la Generalitat. Y su estrategia se basa en ofrecerse a ERC para pactar las cuentas públicas catalanas "si se hacen unos Presupuestos de país".

Ésas fueron las palabras de Josep Rius, portavoz de Junts. Y si se pregunta a las fuentes oficiales de la formación en qué se traduce eso, la respuesta es que "con la independencia de Cataluña en el horizonte", lo cual tampoco aclara mucho. Sólo que Junts no se lo va a poner fácil a ERC, partido al que los posconvergentes tachaban de botifler en la pasada legislatura y al que ahora que Puigdemont también negocia con Sánchez se le acusa de haber "elegido el autonomismo" en sus "pactos con el PSOE".

Así, ERC y el PSOE tienen que encontrar el calendario adecuado para encajar las cuentas catalanas, las nacionales, la Mesa de Ginebra y la Mesa entre ambos Gobiernos... mientras Junts juega al no a todo, si no se hace exactamente lo que Puigdemont exige.

El último ejemplo se produjo el 10 de enero, con la convalidación de los tres primeros decretos de la legislatura. Míriam Nogueras, portavoz de Junts en el Congreso; Jordi Turull, su secretario general; y el propio Carles Puigdemont, conectado desde Waterloo, negociaron in extremis durante todo el día con Félix Bolaños, Santos Cerdán y María Jesús Montero. Al final, Junts arrancó una lista de ocho cesiones nuevas que vaciarán aún más al Estado a cambio, únicamente, de unas abstenciones por incomparecencia.

¿Y cuánto pedirá Junts por apoyar los Presupuestos? Porque, al final, en el Parlament bastará con los votos de ERC y PSC combinados. Pero en el Congreso no será así. Los siete votos de Puigdemont volverán a ser imprescindibles. Y el partido independentista ya ha advertido que condicionará el apoyo a cualquier nueva votación al cumplimiento de lo ya pactado con Sánchez.