Eneko Andueza, candidato del PSE-EE, celebrando los resultados del 21-A, este domingo.

Eneko Andueza, candidato del PSE-EE, celebrando los resultados del 21-A, este domingo. EE

Política Elecciones vascas

Pedro Sánchez rompe la tendencia a la baja y consolida su pacto a dos bandas con PNV y Bildu

El resultado mantiene a los socialistas como pieza clave en la política vasca y permite mantener los acuerdos del PSOE en el Congreso.

21 abril, 2024 23:27

Un buen resultado para Pedro Sánchez que le permite romper la tendencia a la baja de los socialistas en sucesivas elecciones, le mantiene como decisivo en el País Vasco, encadena al PNV al PSE, incentiva a Bildu a mantener sus acuerdos en el Congreso con el PSOE, y el PP apenas mejora su dato desastroso de 2020.

Jugada casi redonda para el presidente del Gobierno en el inicio del eslalon electoral que seguirá en Cataluña y acabará en las europeas del 9 de junio. Por eso, Moncloa no oculta su satisfacción.

La cruz para el PSOE de ese resultado es el aumento importante de la representación de partidos soberanistas en el Parlamento vasco, como ya ocurrió con el BNG en Galicia, lo que parece indicar que la política de Sánchez engorda a estas formaciones. Hay que recordar que uno de los mantras de Sánchez es que "el PP es una fábrica de independentistas".

Los socialistas vascos rompen su tendencia a la baja.

Lo esencial es que Imanol Pradales, candidato del PNV, será lehendakari con los votos del PSE, tal y como ya se sabía en el inicio de la campaña. En eso no había incertidumbre antes, ni ahora hay sorpresa.

Ese hecho previsto hace que el PNV necesite a los socialistas en Vitoria y, por tanto, no tenga ni tentación ni necesidad de romper con Sánchez.

[El PNV gana las elecciones, pero empata en escaños con Bildu: Pradales gobernará con el PSE]

Sólo puede inquietar al PSOE que el PNV inicie algún tipo de proceso de reflexión interna tras su empate con Bildu, pero en ningún caso parece que vaya a significar un alejamiento del Gobierno central y de su estrategia tradicional de negociar y lograr beneficios para el País Vasco.

En el caso de Bildu, el resultado demuestra que apelar a ETA no tiene incidencia en el País Vasco, aunque sí pueda tenerla en el resto de España. Puede desgastar a Sánchez pactar con Bildu en cualquier sitio, menos en el País Vasco, aunque a medida que este partido entre en las instituciones y se presente a elecciones su estigma puede diluirse.

El partido de Arnaldo Otegi, con Pello Otxandiano como cabeza de lista, llegaba a estas elecciones tras un largo proceso de moderación y, sobre todo, con acuerdos visibles con el PSOE, incluyendo la investidura del presidente del Gobierno.

El resultado de este domingo disipa las dudas sobre la lectura que los electores vascos hacen de esos acuerdos y esa normalización política de Bildu. También si puede combinar esa política de acuerdos con el PNV.

Si no hay coste electoral, Bildu no tiene razones para abandonar esa posición y esa política. Es decir, puede seguir apoyando a Pedro Sánchez. Su política de moderación le ha permitido llevarse casi todo el voto no soberanista de Podemos en 2020.

Respecto al PSE, la cruz es que los socialistas vuelven a salir a unas elecciones con la impresión de que sólo pueden ser complemento de otros partidos, sin voluntad ni posibilidad de ser mayoritario.

La cara es que el resultado del PSE, con dos escaños más que en 2020, rompe una tendencia descendente en sucesivas elecciones. 

Hay en el resultado un mensaje negativo para Sánchez: el incremento del apoyo de los ciudadanos a partidos nacionalistas e independentistas, como ya ocurrió en Galicia con el BNG y ahora de forma evidente en el País Vasco. La suma de PNV y Bildu es de casi el 68% de los votos.

La lectura sería que los acuerdos de Sánchez fortalecen a sus socios y que el líder socialista es "fabricante" de votantes independentistas.

Pero todo eso lo compensa con ser imprescindible para el nuevo Gobierno vasco y ser parte, previsiblemente, de un nuevo Ejecutivo de coalición con el PNV.

PP, Vox, Sumar y Podemos

El PP no tenía mucho que ganar en estas elecciones vascas de cara a su presencia en Euskadi. Partía de un resultado pésimo en 2020 y seguirá siendo irrelevante para conformar mayorías en el Parlamento vasco. 

Apenas ha ganado un escaño más y ese escaño no se lo arrebata a Vox. Es una mala noticia para el PP, ya que el objetivo de Alberto Núñez Feijóo es apoderarse de los votos que antes tuvieron Ciudadanos y el partido de Santiago Abascal.

En todas las elecciones celebradas desde la llegada de Feijóo el PP ha subido en número de votos, en mayor o menor medida y con diferente repercusión en el poder real de los populares. En este caso, es sólo un escaño y el PP sigue debajo del 10% en el País Vasco.

La gran losa del líder del PP sigue siendo conseguir que su partido tenga una implantación en el País Vasco y Cataluña para lograr resultados suficientes en las elecciones generales para acceder a la Moncloa.

Vox, cuyo líder nació políticamente en el País Vasco, sigue su camino descendente en prácticamente todas las elecciones celebradas desde 2019, pero lo frena y mitiga con un escaño por Álava.

Otro capítulo con trascendencia para la política española es el de las dudas sobre Sumar, la formación que lidera Yolanda Díaz. Desapareció en las elecciones gallegas y ahora logra un único escaño por Álava, sin recoger los apoyos que tuvieron en su momento Izquierda Unida y Podemos en Euskadi.

Eso es una pésima noticia para el PSOE, porque su socio de coalición se tambalea, Sumar no sólo puede no ser alternativa, sino tampoco complemento de futuro frente a la derecha.

Sumar sigue teniendo necesidad de reconsiderar su estrategia y quizás diferenciarse más del PSOE, y eso tiene una repercusión en el Gobierno de coalición.

Eso sí, Díaz se consuela con el desastre de Podemos, que queda fuera del Parlamento vasco. Su voto de 2020 se va hacia la izquierda soberanista de Bildu. Ahora, la única esperanza de Podemos es lograr escaño para Irene Montero en las europeas de junio.