Los candidatos Carlos Carrizosa (Cs), IGnacio Garriga (Vox), Alejandro Fernández (PP), Jéssica Albiach (Comunes), Salvador Illa (PSC), Pere Aragonès (ERC) y Laia Estrada (CUP), este sábado durante la jornada de reflexión.

Los candidatos Carlos Carrizosa (Cs), IGnacio Garriga (Vox), Alejandro Fernández (PP), Jéssica Albiach (Comunes), Salvador Illa (PSC), Pere Aragonès (ERC) y Laia Estrada (CUP), este sábado durante la jornada de reflexión. Europa Press

Política ELECCIONES CATALANAS

Guerra de "encuestas prohibidas": Puigdemont empata en Andorra pero Illa arrasa en Australia

El desencanto con el 'procés' ha disparado hasta el 35% la bolsa de indecisos: la capacidad de Junts y ERC para movilizarlos decantará el resultado.

12 mayo, 2024 03:06
M.A. Ruiz Coll Diego Rodríguez Veiga

Puigdemont empata en Andorra, pero Illa arrasa en Australia. La prohibición de publicar encuestas desde la noche del lunes, impuesta por la Ley Electoral, ha provocado que los partidos lleguen a la jornada de votación del 12-M inmersos en una enorme guerra de nervios.

A lo largo de todo el fin de semana han circulación con profusión distintos sondeos, supuestamente encargados por los partidos políticos, pero también las encuestas publicadas por dos medios en Andorra y Australia, sorteando de este modo la prohibición.

Con un resultado muy dispar. El diario El Nacional, considerado como el más próximo a Carles Puigdemont, invitaba en plena jornada de reflexión a visitar la encuesta elaborada por Feedback y publicada por el Diari d'Andorra.

[Las 10 claves de las catalanas: riesgo de bloqueo con el Gobierno de Sánchez en el aire]

Este sondeo plantea un posible empate entre el PSC y Junts en número de escaños, pero con ventaja en número de votos para el partido de Salvador Illa. Y no garantiza la posibilidad de que el candidato socialista pueda presidir un Govern tripartito, debido al desplome de los Comunes de Ada Colau, hoy asociados a Sumar.

En su acto de cierre de campaña en Elna (Francia), Puigdemont recurrió a esta encuesta para presumir de su remontada, jugó con la expectación de su regreso a Cataluña tras las elecciones del 12-M y advirtió a los "señores de Madrid" en tono amenazante: "¡Se acabó la fiesta!"

Por su parte, El Periódico, tradicionalmente afín al PSC, se remitía este fin de semana a otra "encuesta prohibida", publicada por una web prácticamente desconocida de Australia, The Adelaide Review, que habitualmente aborda cuestiones literarias y críticas gastronómicas, completamente ajenas a Cataluña. 

En este caso, el resultado es muy distinto, pues augura una victoria arrolladora de Salvador Illa, que podría alcanzar una ventaja de hasta 10 escaños sobre Junts, en la parte baja de las horquillas. Esta encuesta está elaborada por el instituto GESOP, el mismo que realiza habitualmente los sondeos electorales para El Periódico.

[Puigdemont dará el 12-M "un puñetazo en la mesa": "Es hora de volver, para no tener que irnos nunca"]

Pero las dos "encuestas prohibidas" coinciden en varios aspectos. En primer lugar, la caída de ERC es mayor de la esperada: Pere Aragonès ha llegado a la recta final de la campaña desfondado, y eclipsado por el protagonismo de Carles Puigdemont.

Se mantiene el empate técnico entre el PP y Vox, que podría mantener incluso la cuarta posición. El partido de Ignacio Garriga ha logrado hacerse fuerte en el electorado españolista catalán, con un discurso agresivo que vincula la inmigración ilegal con la creciente inseguridad ciudadana.

El PP ha intentado contrarrestar esta tendencia recurriendo a su talismán en Cataluña, el alcalde Xavier García Albiol, que ganó las municipales del 28-M con mayoría absoluta y ha declarado la guerra a los okupas.

Otras dos coincidencias entre ambos sondeos: la CUP aguanta mejor de lo esperado, mientras que los Comunes de Ada Colau quedan en tierra de nadie, con la única esperanza de poder incorporarse a un tripartito presidido por Illa.

[Aragonès: "La única propuesta de Puigdemont empieza y acaba en su regreso a Cataluña"]

Y una sorpresa final: un Govern soberanista encabezado por Carles Puigdemont sólo sería posible con el apoyo de Aliança Catalana, el partido ultra de la alcaldesa xenófoba Sìlvia Orriols, que irrumpe con fuerza en el Parlament.

La jornada de reflexión de "encuestas prohibidas" pone en evidencia que la Ley Orgánica de Régimen Electoral (LOREG), aprobada en 1985, ha quedado desbordada por la era de Internet, en la que resulta inviable poner fronteras a la difusión de los contenidos.

El artículo 69.7 de la LOREG establece que "durante los cinco días anteriores al de la votación queda prohibida la publicación y difusión o reproducción de sondeos electorales por cualquier medio de comunicación".

Pero en contra de la voluntad de los legisladores, la propia prohibición se convierte en el principal cebo para atraer el interés de los lectores hacia estas "encuestas prohibidas".

[Todos los trackings secretos sitúan a los ultras de Aliança Catalana dentro del Parlament]

Las elecciones de este domingo en Cataluña (en las que tienen derecho a voto 5,7 millones de residentes en Cataluña) no sólo están abiertas por el posible empate técnico entre los distintos bloques que podrían gobernar. También lo están por el elevado grado de indecisos, hasta el 35%, que han detectado las encuestas. Ahí, la capacidad que tengan Junts y ERC para movilizar a sus antiguos votantes desencantados podría terminar por decantar el resultado.

En la mayoría de los comicios, los electores despejan el sentido de su voto a medida que se acerca el momento de acudir a las urnas. Sin embargo, en las catalanas de este domingo ha sucedido todo lo contrario.

En el CIS preelectoral, publicado en abril, un 23,8% de los encuestados aseguraban que iban a votar en blanco, que se iban a abstener o que aún no sabían a qué partido iban a votar. Este colectivo se denomina con el acrónimo BAI (voto en blanco, abstención o indeciso). Lo habitual habría sido que, a medida que se acerca la fecha de la votación, este colectivo fuera cada vez menor.

Pero ha sucedido lo contrario. En el CIS de campaña, publicado la semana pasada, el colectivo BAI aumentó del 23,8% al 35,3%. Dicho de otra forma, la indecisión creció en 11,5 puntos porcentuales.

[Salvador Illa: “Las elecciones del domingo van de Puigdemont o yo”]

¿Y a quién iban a votar esas personas que ahora dudan? Pues a Junts, ERC y los Comunes. Este es el motivo por el que el partido de Carles Puigdemont cayó del 12,5% de intención de voto en abril al 10,7% en mayo, el de Pere Aragonès lo hizo del 14,5% al 10,6% y el de Ada Colau, algo más modesto, del 5,5% al 3,2%.

Además, casi la mitad de ese 35% de indecisos (el 40%, en concreto) está dudando entre votar al PSC, a ERC o a Junts. Y lo que pueda salir de ahí no es baladí: si deciden votar al PSC o a ERC, aumentan las posibilidades de que Salvador Illa sea el próximo president al frente de un tripartito; si deciden votar a Junts o ERC, en cambio, alimentan el bloque independentista.

Traducción en escaños

Aunque todas las encuestas dan como claro vencedor a Salvador Illa, una de las principales inquietudes que hay en Moncloa ahora mismo, según reconocen fuentes del Gobierno, es que la mayoría de los sondeos dan sus resultados en términos porcentuales, pero no en escaños.

Y la gran incógnita es qué bloque conseguirá suficientes escaños para llegar a la mayoría absoluta, fijada en los 68 diputados del Parlament. Ese porcentaje de indecisos podría provocar el vuelco de los últimos escaños en disputa en las cuatro provincias catalanas y acabar haciendo que la moneda caiga de un lado o de otro.

La mayor baza de los socialistas es que sus votantes son los que más movilización han mostrado hasta ahora y que la indecisión está principalmente entre los independentistas. Pero en el PSOE recuerdan lo que pasó la última semana de la campaña electoral del 23-J, donde ellos mismos protagonizaron un crecimiento inesperado gracias a la movilización de la última semana de campaña.

En Ferraz sueñan con que ahora no haya un fenómeno parecido que juegue en su contra. Más cuando, al haber un claro vencedor socialista, algunos votantes del PSC se podrían quedar en casa el domingo pensando que su voto no es tan necesario.

[El Hard Rock y la ampliación de El Prat, los dos grandes proyectos turísticos pendientes de las elecciones catalanas]

Lo cierto es que, aparentemente, no ha habido ningún fenómeno que pueda potenciar esa movilización independentista. En el 23-J lo fueron los pactos entre PP y Vox en las autonomías. En las catalanas, el anuncio de Carles Puigdemont como candidato sí fue un elemento disruptor que hizo que Junts superara a ERC, pero desde entonces ha sido una campaña muy tranquila.

Uno de los motivos para la indecisión podría ser que no está realmente claro con quién pactarán las distintas formaciones. Los principales partidos han dibujado esta campaña electoral como una carrera en solitario sin despejar qué pasará el lunes.

Los pactos

Por ejemplo, los votantes de ERC no saben si su voto podría contribuir a un gobierno de Salvador Illa, en convivencia con el Gobierno de España, o a un gobierno independentista que entre en conflicto con el Estado y pida la independencia.

Según las últimas encuestas, la opción más probable es un pacto de izquierdas, con el PSC, ERC y los comunes, si estos últimos fueran necesarios. Salvador Illa se muestra muy dispuesto a ello. Sin embargo, Aragonès ha puesto en duda dicha coalición en numerosas ocasiones. Esto puede responder a una estrategia electoral para asegurarse sus votos y frenar el trasvase de electores al PSC.

[A qué partidos políticos beneficia el voto en blanco en las elecciones catalanas 2024]

La otra opción podría ser un gobierno independentista. Junts y ERC se han entendido hasta ahora en múltiples ocasiones, pero el independentismo se encuentra ahora muy dividido. Tras los comicios de 2021 ambos partidos gobernaron en coalición, hasta que Junts rompió pocos meses antes de las elecciones.

Además, todo apunta a que Junts y ERC no sumarían por sí solos. Podrían necesitar también a la CUP y al partido independentista de extrema derecha Aliança Catalana. En ese sentido, tanto ERC como la CUP firmaron un pacto para excluir a la extrema derecha de cualquier coalición.

Puigdemont, president

Este escenario, el de una coalición independentista, es el peor de todos para el Gobierno. Aunque se ve como una opción remota, no es imposible que Puigdemont vuelva a ser presidente de la Generalitat. Ello implicaría que las políticas de "concordia" que ha impulsado Pedro Sánchez no habrán servido para mucho.

Fuentes del Ejecutivo reconocen que, si Puigdemont es investido, la situación en Cataluña podría volver a algo parecido a lo que ocurrió en 2017. "No es un buen escenario, porque Puigdemont lo interpretaría como una invitación a continuar por esa página independentista", aseguran.

[Los últimos 'tracking' acortan la distancia entre Illa y Puigdemont y sitúan a Vox cerca del PP]

En Moncloa asumen que la mejor forma de "derrotar" el relato independentista es "ganarles en las urnas". Ya sucedió en las anteriores elecciones catalanas, donde Salvador Illa fue el más votado, pero los independentistas consiguieron formar un gobierno de coalición. Este domingo será el segundo intento y esperan que el definitivo.

Quizás, incluso, es la última oportunidad. Porque un Puigdemont amnistiado al frente de la Generalitat y llevando a la comunidad autónoma a una confrontación constante contra el Estado para obtener la independencia podría tener nefastas consecuencias políticas para Pedro Sánchez.