El presidente Pedro Sánchez, durante la cumbre de apoyo a Ucrania celebrada este fin de semana en Suiza.

El presidente Pedro Sánchez, durante la cumbre de apoyo a Ucrania celebrada este fin de semana en Suiza. EFE

Política PSOE

Sánchez al límite de lo imposible: sin apoyos a Illa y a los PGE y anuncia más límites a la prensa

El presidente del Gobierno y sus socios se alejan: Junts se acerca al PP en el Congreso y ERC baraja nuevas elecciones.

17 junio, 2024 02:13

La mitad de las páginas de la biografía política de Pedro Sánchez están compuestas por crónicas como ésta en las que se habla de las incertidumbres sobre su futuro que debe afrontar, siempre al límite y en contextos totalmente adversos. Todas daban impresión del fin inminente de su vida política y todas eran ciertas cuando se escribieron.

La otra mitad de las crónicas de esa biografía política hablan de cómo, finalmente, logró atravesar las dificultades que parecían insuperables. Así es su historia.

Ahora, Sánchez está de nuevo ante una de las encrucijadas imposibles cuya resolución depende de cómo evolucione un conjunto de factores, algunos de los cuales ni siquiera dependen de él o de su acierto, y con un calendario enrevesado. Y, además, introduce otras variables como endurecer las normas sobre libertad de expresión, modificando la ley del derecho al honor y la de rectificación.

En este momento depende, sobre todo, de si Salvador Illa logra apoyos suficientes para presidir la Generalitat de Cataluña, de si ERC y Junts aceptan apoyar los Presupuestos y de si Sumar no se termina de desmoronar, entre otros factores. Por eso, el presidente del Gobierno se ha implicado personalmente en la negociación con ERC, centrada en un asunto: la financiación singular de Catalula. En busca de un nuevo "milagro político" que le permita avanzar en la legislatura.

"Todos los caminos conducen a un Gobierno de Illa con los votos de ERC", aseguran estos días con insistencia el presidente y los ministros, pero por el momento, hablan más de deseos que de realidad.

Los socialistas han contactado en las últimas semanas con Carles Puigdemont, líder de Junts, y con Marta Rovira, negociadora jefa de ERC y fugada a Suiza. Y, por el momento, no hay garantías de que la investidura de Illa sea posible, ni de que los dos partidos independentistas vayan a apoyar antes de final de año los Presupuestos del Estado para 2025.

No logró el PSC parar el acuerdo independentista para hacerse con la Mesa del Parlament y, pese a todo, mantiene el cortejo a ERC. Lo intentó en Suiza, no combatió ni recurrió el voto delegado de Puigdemont, acordó la entrada del partido de Rovira en el Ayuntamiento de Barcelona y lanzó mensajes de mano tendida a ERC en el Pleno del Congreso por boca del propio Pedro Sánchez. Nada ha dado resultado.

Sánchez ha seguido el cortejo a ERC ya sin disimulos en una entrevista en La Vanguardia cargada de elogios al partido independentista. La duda es si a los de Rovira les beneficia esa imagen de seducción intensa, justo cuando su problema es que el acercamiento a los socialistas es precisamente lo que les llevó al desastre electoral, lo que ha irritado a sus bases y lo que ha roto internamente a ERC. De nuevo, Sánchez "mata a besos" a sus socios, a los independentistas, a Podemos y a Sumar, entre otros.

Porque todo se complica ya que en ERC se vive un momento de división absoluta y porque el calendario que se adivina es muy adverso para los planes de Sánchez. La prueba de la ruptura en ERC es lo que ocurrió el jueves en la convocatoria que pretendía ratificar el acuerdo en el Ayuntamiento de Barcelona, que fue suspendida y que augura un rechazo de las bases de toda Cataluña -mucho más radicales- a apoyar la investidura de Illa. Rovira no quiere ese acuerdo y Junqueras carece ya de fuerza para ganar internamente.

En ERC no ven posible el pacto con el PSC y ni siquiera tienen claro que sus bases pudieran ratificar un hipotético acuerdo para investir a Illa. De hecho, el pacto en el Ayuntamiento de Barcelona ha provocado una enorme sacudida en ERC, tras el terremoto que ya sufrieron por los resultados de las elecciones catalanas.

Tanto que dirigentes de ERC empiezan a hablar de la posibilidad de repetición electoral y de tener que concurrir con Junts en una lista independentista.

Programa de máximos

Esa opción tiene dos graves problemas para Sánchez: por un lado afecta a su relato sobre la debilidad del independentismo pero, sobre todo, las elecciones serían en octubre. A partir de ahí, se abriría un nuevo plazo de investidura en Cataluña, y en noviembre se celebraría el congreso de ERC que se prevé cruento. Y justo en esas fechas tendría que estar tramitándose un proyecto de Presupuestos para 2025 que exige el apoyo de Junts y ERC.

Es un grave inconveniente para Sánchez que ERC recupere el programa de máximos del concierto económico para Cataluña como condición para apoyar a Illa y para aprobar los Presupuestos.

Moncloa se opuso cuando se firmó el acuerdo de investidura y aceptarlo sería letal para el PSOE, mucho más que la amnistía. Illa ha hablado de modelo "singular" para Cataluña y de crear un consorcio de Hacienda dependiendo de la Generalitat, pero sería complicado llegar hasta la cesión total de impuestos. Incluso lo sería avanzar en un cambio del sistema de financiación autonómica ya que el PP tiene mayoría absoluta en la representación autonómica en el Consejo de Política Fiscal y Financiera que ha de aprobarlo.

Además, en el PSOE y en ERC se adivina un cierto acercamiento de Junts al PP en el Congreso, que se manifiesta en la coincidencia habitual en votaciones. Por eso, los de Alberto Núñez Feijóo intentan presentar iniciativas que tengan que ver con posiciones ideológicas de derecha, para arrastrar el voto de Junts y PNV.

El último caso, esta misma semana, ha sido el de una proposición de ley del PP para castigar a delincuentes multirreincidentes. El PSOE la terminó apoyando para no perder la votación, porque contaba ya con los votos de Junts, de PNV y de Vox.

Hay que sumar a todo ello el difícil proceso de aplicación de la Ley de Amnistía. Fuentes parlamentarias aseguran ya que quizás Puigdemont acabe prefiriendo un Gobierno del PP a uno de Sánchez para que se aplique la norma.

Todas las fuentes del Gobierno y de sus socios explican que el fin de la legislatura no llegará por una moción de censura sino por una hipotética imposibilidad para aprobar los Presupuestos antes de final de año. Es decir, que si Sánchez sacara adelante las cuentas de 2025 tendría oxígeno para gobernar al menos hasta la mitad de la legislatura, de ahí la importancia de esa negociación y del calendario hasta final de año.

Entre tanto, algunos de los socios parlamentarios de Sánchez empiezan a asegurar que la legislatura empieza a ser inviable y que parece que lo que se busca es "gobernar por gobernar". 

Eso se manifiesta claramente en el Congreso, tanto en las frecuentes derrotas en votaciones como en la decisión de la Mesa de ampliar los plazos de enmiendas de leyes en trámite para evitar más revolcones. 

El Gobierno sigue confiando en que todos sus socios siguen prefiriendo a Sánchez antes que a la derecha y a la extrema derecha, pero ese discurso se agota. Por ejemplo, el miércoles Gabriel Rufián (ERC) le dijo a Sánchez en el pleno del Congreso: "Usted juega al 'malmenorismo', al 'soy lo mejor entre todo lo peor'".

Para refrescar ese relato de "o yo o la ultraderecha", el presidente del Gobierno se aferra estos días a utilizar en su favor los resultados de las europeas hablando de la candidatura del propagador de bulo, Alvise Pérez. Lo usa para dividir a la derecha y ultraderecha a tres, a costa de dar eco a una opción que ha logrado tres escaños en las europeas con una campaña electoral fuera del radar de los medios, en las redes sociales. Ahora Sánchez le da categoría de contrincante político, lo asciende a oposición.

Botes de humo

Las negociaciones con los socios terminan siendo imposibles y a eso hay que añadir ahora el caos en Sumar, como nueva fuente de conflicto.

Un exportavoz parlamentario de la izquierda se pregunta: "¿Cuál es el mecanismo mediante el cual garantizan la lealtad de los diputados supuestamente adscritos a movimiento Sumar?". Y concluye que "cuando Félix Bolaños tenga que llamar para conseguir los 27 votos, ¿a quién va a llamar?", en referencia a la división del grupo parlamentario de Sumar en Izquierda Unida, Compromís o Más País, entre otros. Nunca tuvieron mecanismos de cohesión y a partir de ahora menos. Ello sin contar con que Yolanda Díaz mantiene la vicepresidencia del Gobierno en situación mucho más precaria que antes.

Mirando de nuevo el calendario, surge la duda de qué opciones tendrá Sumar si Sánchez optara por convocar elecciones anticipadas antes de final de año. Esto último preocupa sobremanera a dirigentes socialistas.

Las elecciones europeas han dejado un resultado que pública y oficialmente los socialistas presentan como buenos, pero internamente han provocado gran preocupación, entre otras cosas, por la pésima implantación territorial del partido. 

De hecho, hay socialistas molestos con la idea expuesta reiteradamente desde Moncloa y la dirección del partido sobre el resultado de las elecciones europeas con la frase: "El PSOE resiste".

La respuesta de Sánchez es la de hacer ver que empieza ahora la legislatura y dar imagen de impulso. Para eso ha lanzado los botes de humo de su plan de regeneración que ya ocupa la agenda y tapa los resultados de las europeas o la aplicación de la ley de amnistía.

Ahora se habla del Consejo General del Poder Judicial y de la "guerra contra la máquina del fango". Y hay socios del Gobierno temerosos por lo que les presentará el Gobierno para aprobar. Por ejemplo, Aitor Esteban (PNV) ya ha rechazado medidas como la hipotética reducción de mayorías para renovar el CGPJ.

Sánchez ha avanzado este domingo en La Vanguardia su intención de reformar dos leyes Orgánicas: la de rectificación y la de protección al honor. Ambas son esenciales en los procesos por vía civil contra medios de comunicación.

La negociación de Presupuestos no será, en todo caso, fácil porque hay que combinar posiciones de izquierda y de derecha de sus socios. Por el momento el Gobierno ha empezado a negociar ya con sus socios parlamentarios la prórroga de los impuestos extraordinarios y temporales establecidos para la banca y para las empresas energéticas, según fuentes parlamentarias.