El líder del PP, Núñez Feijóo, este jueves en el Congreso.

El líder del PP, Núñez Feijóo, este jueves en el Congreso. Eduardo Parra EP

Política ELECCIONES EN FRANCIA

La receta de Feijóo para no caer en los errores de los republicanos franceses, empezando por migración

En la dirección del PP toman nota del avance de Le Pen en Francia: "Hay que evitar los extremos, hay que liderar la alternativa a la izquierda populista".

6 julio, 2024 02:17

El futuro político de Francia se dirime este domingo en unas elecciones que, para un dirigente de la dirección del Partido Popular, se sintetizan en una conjunción muy simple: "Muerte o muerte". No hay vía intermedia que fagocite el predominio de los extremos. Por la izquierda, Jean-Luc Mélenchon. Por la derecha, Marine Le Pen. 

Por el centro, el liderazgo de Emmanuel Macron hace aguas, y tanto el Partido Socialista francés como el conservador Les Républicains, formación heredera del gaullismo, han quedado relegados al ostracismo.

Haciendo honores al refranero, "cuando las barbas de tu vecino veas cortar pon las tuyas a remojar", en Génova 13 toman nota de lo ocurrido al otro lado de la cordillera.

A juicio de los principales mandos del PP, la debacle de sus colegas franceses obedece a varios factores. Mezcla de decisiones orgánicas fatales y una desconexión paulatina de las élites con el pueblo. Se podría resumir en no dar una respuesta a los "problemas reales" de los ciudadanos. Caso de la seguridad, o la inmigración.

En Francia, la llegada de millones de personas procedentes de países de fuera de la Unión Europea se ha convertido en uno de los principales motivos de preocupación para los electores, tal y como reflejan los estudios de opinión. En ese sentido, Le Pen ha logrado catapultar a su Agrupación Nacional a fuerza de enhebrar un discurso particularmente beligerante. 

Los primeros espadas del PP aseguran que si bien las circunstancias no son iguales en Francia que en España, aquí hay una preocupación creciente, porque el problema migratorio empieza a escalar posiciones entre las cuestiones que más inquietan a la sociedad. Especialmente, en territorios como Canarias, donde la saturación por la llegada en masa de cayucos alcanza cotas insostenibles. 

Ante este fenómeno, el partido más reactivo ha sido Vox, con proclamas idénticas a las de su referente en París: Le Pen. Ahora, los populares están decididos a ser ellos quienes icen esa bandera, añadiéndole algunos matices. "Para nosotros es un tema capital, porque es mucho más razonable fijar tú la posición a que te la fijen", apunta uno de los máximos dirigentes a EL ESPAÑOL. 

"La inmigración es un gran tema en el que nosotros tenemos la legitimidad y la capacidad para liderar el debate, sin caer en la xenofobia, pero tampoco aceptando como normal lo que está pasando", añade. No han sido pocas las declaraciones de responsables del PP en materia de inmigración que han acaparado la atención en esta semana. 

Levantó una gran polvareda la propuesta que planteó el pasado jueves el portavoz de la formación en el Congreso, Miguel Tellado: activar a las Fuerzas Armadas para "defender" las fronteras con "embarcaciones que impidan que esos cayucos, que ponen en riesgo la vida de las personas que van en ellos, salgan al mar y finalmente lleguen" a las costas españolas. 

Poco a poco, el PP va afinando el discurso. El reto, admiten en la sede nacional, es peliagudo. Por un lado, no caer en las redes del "buenismo" de la izquierda. Por otro, evitar la "xenofobia" de Vox. "No vamos a permitir que esto se convierta en una política populista, que dé alas a los extremos, hasta la socialdemocracia europea se ha puesto las pilas con este tema", zanjan en la cúpula. 

El mensaje de Feijóo, en resumen, es: "El que venga a trabajar y a integrarse, bienvenido sea; el que venga a otras cosas, fuera". Para ello, los populares apuestan por "reforzar las políticas de seguridad ciudadana" y el "control de las fronteras". Sin perder dejar de lado la humanidad: "Son seres humanos a los que tenemos que acoger y dar respuesta". Pero, "no a todos". 

"Evitar los extremos"

No obstante, el hundimiento de la derecha tradicional francesa, a ojos del PP, va más allá del discurso en materia de inmigración. Frente al espejo republicano, en el entorno de Feijóo se jactan de que el despegue de la extrema derecha es algo que en España "no puede ocurrir", de momento. Por una razón: "El PP está muy fuerte". Así lo acreditan las últimas europeas, "con el segundo mejor resultado de la UE". 

Eso sí, de la misma manera que la tendencia es positiva para el PP, el apogeo de una fuerza radical es una amenaza que acecha a la vuelta de la esquina. Y la receta, a ojos de la dirección popular no tiene muchos ingredientes: "Hay que evitar los extremos, hay que liderar la alternativa a la izquierda populista". 

Desde la bancada popular en el Congreso, hay quienes reflexionan que el desplazamiento del electorado a posiciones más radicales representa un riesgo real en España, pero menor que en Francia. Porque la sociedad está "vacunada". 

Así lo razona uno de los 137 diputados del grupo: "Hubo una guerra civil que fue seguida por una dictadura de derechas durante cuarenta años, y esto sigue constituyendo parte esencial de la memoria política personal, familiar y social de una gran mayoría de españoles. Los españoles siguen creyendo que la democracia es una salida desde la dictadura franquista, una salida hacia la libertad, el pluralismo y Europa. Y no tienen ninguna gana de desandar ese camino".

Dicho lo cual, este parlamentario lamenta que "una parte del votante tradicional de centroderecha" ha visto cómo sus "preocupaciones, intereses y valores han dejado de estar razonablemente representados en los partidos de siempre, que han ido adoptando posiciones propias de un progresismo inundatorio cada día más agresivo e invasivo". 

Por tanto, si la llamada "derecha tradicional" no se ocupa nuevamente "de temas de reflexión nucleares de su ideario y de sus políticas, que constituyen motivos de preocupación legítima y real para millones de votantes"; la desafección "irá a más, y otros hablarán de todo eso con menos solvencia, con más radicalidad y con voluntad de conflicto y no de convivencia".

Un segundo diputado corrobora esta tesis: "Siempre el elector quiere elegir a gente que considere que se va a ocupar de sus problemas y que va a afrontarlos por encima de cualquier otra consideración". Por eso, reconoce, "los populistas tienen esa ventaja: soluciones simples a problemas complejos".

En el caso de Francia, su punto de vista es que "cuando ha habido una serie de élites que han ido circulando, y los problemas son muy complejos y no los resuelven, la tentación a echar mano de quien va por fuera del sistema y diga que hay que acabar con todo, existe". Y más "en una sociedad cada vez menos informada, que lee menos periódicos".