Sánchez anuncia más dinero para todas las autonomías y más impuestos "a los ricos"
El presidente presume de "datos incontestables" que ponen a España "en su mejor momento en décadas" aunque admite que "queda mucho por hacer".
4 septiembre, 2024 12:27El presidente del Gobierno ha comparecido en su formato habitual de inicio de curso, una conferencia ante la plana mayor de su Consejo de Ministros, los líderes sindicales y algún empresario de renombre. Sin preguntas ni acceso de la prensa al jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez se ha mostrado optimista, con "energías renovadas" y con "las mismas ganas de siempre".
Sánchez ha presumido de "datos incontestables" que ponen a España "en su mejor momento en décadas", aunque ha admitido que "queda mucho por hacer".
El presidente ha prometido "más dinero" para todas las autonomías y, por supuesto, "más impuestos a los ricos".
Lo primero, para diluir el debate territorial, con una maniobra personal: convocará a todos y cada uno de los presidentes autonómicos a Moncloa en las próximas semanas. Lo segundo, para intentar convencer al Congreso y que sea verdad otra promesa: que habrá Presupuestos en el año 2025.
El líder socialista ha anunciado "seis prioridades" para el nuevo curso, y ninguna de ellas se corresponde con los temas que centran el debate en los medios: ni financiación autonómica, ni migración irregular, ni lucha contra la corrupción.
Tampoco (evidentemente) su relación con el independentismo, de cuyos votos depende en el Congreso, y no parecen ni cerca de estar garantizados. Mientras tanto, tanto su PSOE como ERC y Junts preparan congresos que deben "alinear" prioridades si, de verdad, Sánchez quiere cumplir todos estos retos.
Contra todos los avatares políticos y judiciales que lo acosan, el presidente ha marcado una hoja de ruta que se podría resumir en tres principios y dos titulares que los traducen: "paz social, convivencia territorial y crecimiento económico" en el primer capítulo; y "duplicar el fondo de solidaridad autonómica" para tratar de sacar adelante un nuevo sistema de financiación, y "más impuestos a los ricos" para financiar todo esto.
La primera fila del auditorio instalado en el vestíbulo del Instituto Cervantes de Madrid estaba ocupada por todos los ministros a los que las obligaciones de agenda no ocupaban obligadamente este miércoles por la mañana.
Es decir, faltaba la titular de Juventud e Infancia, Sira Rego, de visita en Ceuta; y la vicepresidenta primera: María Jesús Montero comparecía a esa hora en el Senado forzada por el PP para explicar el punto clave del acuerdo con ERC que ha dado la Generalitat a Salvador Illa, el concierto catalán.
Y en este último párrafo se resume todo lo que está marcando el final del verano, el inicio del otoño y el curso clave que va a decidir si es cierta otra de las frases más remarcadas en el discurso del presidente: "Hay Gobierno para rato".
Esos temas son la crisis migratroria y la brecha social en salarios y acceso a la vivienda que impide a los jóvenes crear su proyecto vital, por un lado. Éstos, puntos de la cartera de Rego.
Y la amenazada cohesión territorial a causa de la salida de Cataluña del régimen común, justo en el momento en el que el Ejecutivo debe cumplir con su promesa de un nuevo sistema de financiación autonómica. Esas polémicas, responsabilidad de Montero.
Tampoco se vio a José Luis Escrivá, ya de salida, porque este jueves será nombrado nuevo gobernador del Banco de España. Ni a la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, ocupada estos días en preparar su candidatura a una vicepresidencia ejecutiva en la Comisión Europea... y cuyas responsabilidades (que dejará en España y asumirá, solo a medias en Bruselas) serán claves en este nuevo curso, tal como anunció Sánchez.
Muy significativo es que las ausencias de esos ministros fueron rellenadas en esa primera fila por dos personas con ese tratamiento VIP: los secretarios generales de los sindicatos mayoritarios, Unai Sordo (CCOO) y Pepe Álvarez (UGT).
Llamativa fue ese detalle con los representantes de "la mayoría social" frente a la ausencia de Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, o de "los de arriba", como definió el presidente a "quienes tienen dinero en el banco para vivir cien vidas". Para esos, dijo Sánchez, prepara su Gobierno nuevas medidas para "gravarlos fiscalmente".
Seis prioridades
Las seis prioridades anunciadas por el presidente fueron las siguientes: competitividad, fortalecimiento del Estado del bienestar, políticas de Vivienda, dignidad laboral, lucha contra la desigualdad "en todas sus formas", remarcó, y la paz.
Respecto a la competitividad, el presidente anunció que va a insistir en el "cambio de modelo productivo" en España. Anunció 3.100 millones de euros en créditos de los fondos europeos para "empresas que quieran crecer y modernizar su modelo de negocio".
Y presumió de haber creado para este curso 12 nuevas titulaciones universitarias de Formación Profesional. El objetivo, dijo, es "mejorar el capital humano, las competencias de los trabajadores y estudiantes en los ámbitos clave de este cambio de modelo: la economía verde, las ciencias de la salud, y las tecnologías digitales".
El segundo punto, el del fortalecimiento del Estado del bienestar, fue en el que más cómodo se le vio. Porque aquí el argumentario incluía ataques directos "a las comunidades Autónomas gobernadas por la oposición". Concretamente, con dos ejemplos dedicados al Madrid de Isabel Díaz Ayuso.
Según Sánchez, sus Gobiernos han entregado en estos años "casi 100.000 millones de euros" en transferencias a la Comunidad de Madrid. Y el Ejecutivo del PP lo que ha hecho es "reducir su recaudación en 31.000 millones por sus bajadas de impuestos a los de arriba".
Es más, mientras él creaba "más de 16.000 nuevas plazas de policías, médicos y maestros", en Madrid "se derivaban más de 1.000 millones de la sanidad pública a conciertos con la privada".
Según el presidente, el Partido Popular se dedica a poner "menos impuestos a los ricos, recortes en los servicios y reducción de los derechos a la mayoría social". Al tiempo, y contra ese "modelo caduco", él ha creado el Ingreso Mínimo Vital y ha subido el Salario Mínimo "más de un 40%".
Prometió aquí "un nuevo sistema fiscal más progresivo". Y se comprometió "personalmente" a que en la nueva financiaciación autonómica "que vamos a proponer" todas las regiones "recibirán más recursos que los que recibían en los años de Gobierno del PP".
La tercera prioridad de este curso para el Gobierno, anunció, será la Vivienda. Sánchez insistió en que éste será el guion principal de la Conferencia de Presidentes que pretende convocar en las próximas fechas. Su objetivo es "que los jóvenes se emancipen a edades más tempranas", tomando como referencia la media de la Unión Europea.
Y para eso, prometió poner en marcha (por fin) 80.000 viviendas en régimen de precio asequible, además de eliminar la golden visa y darle más poder a las comunidades de vecinos "contra esas multinacionales que están convirtiendo nuestras casas en hoteles ilegales".
El cuarto punto remarcado fue lo que llamó la "dignidad laboral". El presidente insistió en la negociación con sindicatos y patronal para "reducir la jornada laboral a las 37,5 horas semanales", pero no dijo nada de otro proyecto de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz: el encarecimiento del despido.
Respecto a la lucha contra las desigualdades, Sánchez mezcló las de género, las territoriales, las económicas y las afectivas. Sus ideas fuerza fueron la "renovación del pacto de Estado contra la violencia de género" y un paquete sin concretar de "nuevas acciones para acotar los privilegios desproporcionados" de "los de arriba" frente a "la mayoría social".
Y finalmente, Sánchez anunció que, en su cruzada por la paz, incluirá el difícil equilibrio geopolítico de enviar más recursos y fuerzas de seguridad a los países emisores de migración irregular, "porque se habla poco del Sahel y a nosotros nos preocupa mucho", con el apoyo decidido a Ucrania y "a los gazatíes".
La prioridad, en todo caso, es las relaciones con el África Occidental, contra las mafias, el yihadismo y la influencia rusa en los golpes militares y las guerras en la región. En este punto, el presidente reconoció que el año pasado "inauguramos una nueva política exterior" basada en esta prioridad por la paz, que se enmarca en el principio de la defensa de los derechos humanos.
Obvió en este asunto la eterna crisis en este aspecto que vive la Venezuela chavista de Nicolás Maduro. Pero el líder socialista sí metió en un mismo saco tanto "la agresividad imperialista de Vladímir Putin" como "la presión" que prometió mantener "a Benjamin Netanyahu en la Corte Penal Internacional".
La posición propalestina de su Ejecutivo quedó clara, en el cierre de su conferencia, con el anuncio de que, antes de final de año, celebrará "la primera cumbre bilateral con Palestina, el Estado que acabamos de reconocer".