Pedro Sánchez y Mahmud Abbas, presidente de la ANP, durante su último encuentro, el pasado mayo, en Jordania.

Pedro Sánchez y Mahmud Abbas, presidente de la ANP, durante su último encuentro, el pasado mayo, en Jordania. Moncloa

Política GOBIERNO

Pedro Sánchez anuncia una cumbre con Palestina, la primera de un miembro de la UE desde el 7-O

El presidente español vuelve a dar un 'primer paso' entre sus socios occidentales, al precio de abrir más la "herida" diplomática con Israel.

5 septiembre, 2024 02:35

"Antes de que termine este año, vamos a celebrar la primera Cumbre bilateral entre España y Palestina", anunció Pedro Sánchez este miércoles, en su conferencia inaugural del curso político. El presidente español pretende seguir liderando a las democracias occidentales en su convicción de cómo salir del "eterno" conflicto árabe-israelí.

Sánchez seguirá siendo "audaz", y dando pasos por delante del resto de sus socios. Porque, más allá de que el Estado palestino se autoproclamara el 15 de noviembre de 1988, en Argel, lo cierto es que no tiene instituciones, ni territorio, ni soberanía. Aun así, España ya lo reconoció, el pasado mes de mayo, logrando tirar, tras varias giras infructuosas, a otros tres países (Eslovenia e Irlanda, miembros de la UE, además de Noruega).

De este modo, la cumbre anunciada no sólo será la primera reunión de jefes de Gobierno de ambas partes en la que el representante del Reino de España reconozca al de la Autoridad Nacional Palestina como un igual. Sino que será la primera de un Estado miembro de la Unión Europea desde el 7 de octubre. Y eso no es poca cosa, sino un gesto explícito de Sánchez.

Hay que aclarar que, para la posición española, sería injusto enfocar de este modo el hito diplomático de una cumbre bilateral con Palestina. Porque para Sánchez, nada tiene que ver la ANP con los terroristas de Hamás, como ha tratado de aclarar en otras ocasiones.

Pero es cierto que, de hecho, la intensificación de las relaciones políticas con el lado palestino nace, desde el año pasado, precisamente de la situación creada por el ataque yihadista del 7-O. Como una apuesta arriesgada política que provocó una sucesión de crisis diplomáticas y declaraciones cruzadas con Israel, incapaz de aceptar ese "regalo a los terroristas de un país amigo", tras la peor masacre de judíos desde el Holocausto.

Nada para Israel

Aquella mañana del pasado otoño, más de 1.400 personas fueron torturadas y masacradas en el sur de Israel. Cientos de terroristas de Hamás cruzaron la frontera por túneles y derribando las verjas fronterizas, violaron y asesinaron, quemaron bebés, y secuestraron a 243 personas.

Aunque la "herida" de la relación diplomática de España con Israel, es evidente, se agranda con este anuncio y con otras palabras del presidente en su discurso, según fuentes conocedoras.

El último punto de prioridades de las seis en que dividió la conferencia, era el de la paz. Y dedicó mucho más tiempo a la vecindad sur y mediterránea de España que a otros escenarios, hasta ahora prioritarios, como Ucrania o, incluso, Venezuela.

Después de dos meses de cierta distensión en el enfrentamiento que Sánchez abrió ya el pasado noviembre con el Gobierno de Benjamin Netanyahu, el presidente eligió el inicio de curso para volver a colocar el tema palestino en el foco. Y para redoblar su beligerancia con el Ejecutivo israelí.

En un mismo pasaje unió tres ideas: "Vamos a seguir apoyando al pueblo gazatí sosteniendo a UNRWA, y presionando a Netanyahu en la Corte Penal Internacional. Vamos a estrechar nuestros vínculos con el Estado palestino que hemos reconocido recientemente".

Son tres de los puntos que Yisrael Katz, titular de Exteriores del Gobierno Netanyahu, dejó claro que habían provocado la retirada de la embajadora de su país en Madrid.

Y además, la referencia al primer ministro israelí supone una escalada en la beligerancia de Moncloa con Israel. Primero, por la personalización en su homólogo; y segundo, porque, hasta ahora, España decía estarse limitando a "apoyar" la demanda de Sudáfrica en La Haya.

De momento, Israel no ha reaccionado a las palabras del presidente, pero parece evidente que Jerusalén las tomará como otro gesto inamistoso. Sobre todo, porque las pronunció el propio jefe de Gobierno y porque, a pesar de estar hablando de paz y derechos humanos, Sánchez no regaló nada al Estado judío: no tuvo ni una mención para los secuestrados que siguen en manos de Hamás, pasados ya 11 meses de cautiverio.

"Contradicciones"

Las relaciones internacionales son "una continua discusión de contradicciones", como explicaba una fuente de Exteriores a la salida del discurso de Sánchez. Y por eso, el Gobierno dice tratar de impulsar la legitimación política internacional de la ANP, para forzar a Israel a detener la guerra en Gaza, dándole una oportunidad a la negociación.

"En esa cumbre esperamos firmar varios acuerdos de colaboración entre ambos Estados", dijo Sánchez, remarcando que Palestina es "un Estado ya reconocido por parte de España".

Hace ya 36 años que el Consejo Nacional Palestino inició sus pasos para convertirse en lo que hoy es la ANP.

Tres después se celebró la Conferencia de Madrid, de octubre de 1991, donde por primera vez Israel aceptó sentarse para empezar a hablar de "paz por territorios" en una mesa en la que hubiese representación palestina (eso sí, dentro de la delegación de Jordania).

Todo gracias a que esa proclamación del Estado palestino de 1988 se acompañó de la aceptación de las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU, lo que suponía reconocer el derecho de Israel a existir. 

"El año pasado pusimos en marcha una política exterior ambiciosa y coherente con la apuesta por la paz que quiere, precisamente, el conjunto de la mayoría social de este país", concluía Sánchez en su alocución pública de este miércoles, admitiendo que hubo un giro de 2023, que ahora apuntala con otro primer paso entre sus socios occidentales.