Íñigo Errejón y Pablo Iglesias, en una foto de archivo.

Íñigo Errejón y Pablo Iglesias, en una foto de archivo. EFE

Política

Íñigo Errejón, hijo del 15-M y padre de Podemos: de paladín de la salud mental a dimitir por "maltratador psicológico"

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El último decenio ha pasado muy deprisa para Íñigo Errejón. A sus 40 años, el portavoz parlamentario de Sumar ha vivido prácticamente de todo en su fulgurante carrera política, una a la que sólo le ha faltado ocupar un puesto de Gobierno y que se ha detenido súbitamente este jueves tras una acusación anónima por violencia machista y "maltrato psicológico". Su partido llevaba días investigando el asunto.

Hijo del 15-M y padre intelectual de Podemos, su aventura política no puede entenderse sin la gran batalla con Pablo Iglesias a principios de 2017, durante la asamblea ciudadana de Vistalegre II. En aquel congreso interno Errejón disputó el control del partido al secretario general, aunque no el puesto de número uno, y sentó las bases ideológicas de lo que acabaría siendo la izquierda alternativa desde entonces. 

La ruptura entre los dos amigos en Vistalegre II explica en buena medida las dos sendas que ha tomado el espacio político más allá del PSOE desde entonces. Una, la de Iglesias, ganó aquella batalla escorándose cada vez más a la izquierda. La otra, la de Errejón, perdió el congreso pero ganaría la guerra años más tarde, ya convertida en Más Madrid, primero, y en Sumar, después. La llamada "transversalidad".

Después de ese choque que partió el partido en dos, Iglesias relegó a Errejón de la portavocía en el Congreso y se la brindó, paradójicamente, a Irene Montero. Ahí está casi todo. El grupo parlamentario se convirtió en irrespirable, los círculos se dividieron y la convivencia entre las dos almas de la izquierda alternativa se volvió imposible, incluso hasta hoy.  

En 2019 Errejón lanzó una nueva plataforma, Más Madrid, para hacer tándem junto a la alcaldesa Manuela Carmena. Al otro lado del muro, Iglesias le dio por expulsado de Podemos nada más anunciar la candidatura. En las elecciones de ese año, el discurso moderado se impuso al pablismo y prácticamente lo expulsó. Veinte escaños a siete. 

En las generales, la cosa no fue tan bien. Errejón había prometido pasar toda la legislatura como diputado regional en la Asamblea de Madrid, pero apenas cuatro meses después de recoger el acta volvió a dar el salto a la política nacional, ya como Más País. Se presentó en todas las provincias —lo cual le granjeó todavía más conflictos con el resto de las izquierdas— y sólo consiguió dos escaños, pero restó lo suficiente para debilitar a Podemos.

"Si no hubiera hecho la tontería de irse por su ambición, hubiera sido vicepresidente", reconocía a este periódico otro de los fundadores de Podemos, Juan Carlos Monedero, quien además fue su profesor universitario. 

Errejón sacó agua de entre las piedras esa legislatura. A pesar de su escaso peso parlamentario, logró situar en el debate público muchos asuntos de calado que acabarían, en sus propias palabras, siendo "hegemónicos" aun a día de hoy, como la vivienda y la salud mental

Ya en las postrimerías de la legislatura, fue uno de los primeros en apoyar lo que por entonces era "la plataforma de Yolanda Díaz", que luego se convertiría en Sumar. Durante el proceso de maduración, el propio Errejón sacrificó las federaciones de Más País para integrarlas como militantes de Sumar en un claro intento de ganarse el favor de la vicepresidenta, que lo convirtió en su consejero áulico particular. 

De vuelta en el Congreso, Errejón pronto encontró el camino de vuelta a la portavocía parlamentaria después de la dimisión de Marta Lois, la fallida candidata a las elecciones gallegas. En total, el diputado duró nueve meses como cara visible de Sumar en el Congreso, hasta su dimisión este jueves.