La portavoz de Junts, Míriam Nogueras, durante su intervención en el Congreso.

La portavoz de Junts, Míriam Nogueras, durante su intervención en el Congreso. Efe

Política CONGRESO

Crece la inquietud en el PSOE al reclamar a la vez la portavoz de Junts bajadas de impuestos y el pago de la deuda a Cataluña

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El Gobierno cree que Junts está entrando en el terreno de lo imposible: los independentistas reclaman una mayor financiación para Cataluña y la condonación de la deuda, mientras que al mismo tiempo piden bajar los impuestos. Para Moncloa esto se puede enmarcar en una "posición de máximos", pero además hay cierta inquietud por los tiempos.

Fuentes del Gobierno confirman que Junts está endureciendo "el tono" en las últimas semanas y eso podría complicar la ansiada estabilidad de Pedro Sánchez y, sobre todo, la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Aunque dudan de que los independentistas vayan a dejar caer al Ejecutivo, saben que se lo van a poner muy difícil y que podrían obligarle a prorrogar de nuevo las cuentas de 2023.

La portavoz de Junts en el Congreso de los Diputados, Míriam Nogueras, explicitó esa postura de su partido este miércoles en la sesión de control al Gobierno. "Nosotros hacemos lo que nadie se atreve: exigirles que muevan el culo y que hagan el trabajo que tienen que hacer", dijo.

"Están en números rojos, señor Sánchez. Dejen de cosernos a impuestos, paguen lo que deben y traspasen las competencias acordadas. Saben que no vamos de farol", amenazó.

A estas declaraciones con exigencias hay que sumar dos reveses fiscales que se han producido esta misma semana y que llevan la firma de Junts. En primer lugar, el lunes los independentistas pactaron con el PP una enmienda que buscaba suprimir el impuesto del 7% a la producción eléctrica.

El Gobierno está intentando revertir esa supresión y que no salga adelante en el trámite parlamentario, ya que Hacienda considera que de aprobarse de manera definitiva el Estado dejaría de ingresar 1.500 millones de euros.

De hecho, Moncloa usará el mismo argumento de que no se puede pedir una mayor financiación para Cataluña a la vez que se bajan los impuestos para que ERC, socio del Gobierno que también apoyó la supresión del impuesto, plantee un voto particular en la tramitación y cambie el sentido de su voto.

En el Gobierno consideran que esta alianza temporal entre el PP y Junts no va a convertirse en un problema a medio plazo porque, según explicó el presidente del Gobierno en la tradicional copa de Navidad, la cercanía puede perjudicar electoralmente a ambos por igual: ni los votantes de Junts aceptan al PP, ni viceversa.

El segundo revés vivido esta semana por la intención de Junts de bajar impuestos tuvo lugar este miércoles, cuando los independentistas y el PNV plantaron a Hacienda al no acudir a una reunión convocada con los socios de investidura para negociar la prórroga del impuesto a las energéticas, una exigencia de Podemos.

Esto va a obligar al Gobierno a presentar un real decreto-ley para prorrogar el impuesto, pero puede que quede en una mera medida de maquillaje. Los reales decretos tienen que ser convalidados por el Congreso a los 30 días de su aprobación y al Gobierno no le dan los números sin Junts y el PNV.

En Moncloa, sin embargo, intentan que no cunda el pánico. "Esto forma parte de lo que hacen habitualmente, es un tono que les interesa", asegura un ministro, en referencia a Junts y comenta que "no es un punto de inflexión".

La estrategia del Gobierno pasa por ceñirse al acuerdo de investidura con Junts para que no se le pueda recriminar nada. "Todo lo que se tenga que cumplir, se cumplirá", asegura la misma fuente, que comenta que se están negociando distintos puntos para poder abordar de manera definitiva los Presupuestos. "En el grueso sí hemos llegado a acuerdos, pero todavía no tenemos el acuerdo grande", añade.