La Reina Letizia y el Rey Felipe VI, el pasado día 19 durante una visita al Ayuntamiento de Cuenca.

La Reina Letizia y el Rey Felipe VI, el pasado día 19 durante una visita al Ayuntamiento de Cuenca.

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Moncloa pone en un brete al Rey: Felipe VI irá al primer acto del aniversario de la muerte de Franco si tiene libre la agenda

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha invitado a los Reyes al primero de los cien actos que el Ejecutivo pretende celebrar a lo largo de 2025 bajo el lema España en libertad.

Aunque el próximo año marca el 50 aniversario de la restauración de la Monarquía parlamentaria impulsada por el Rey Don Juan Carlos, el enfoque de este primer acto no gira en torno a esta institución, sino a las cinco décadas transcurridas desde la muerte del dictador Francisco Franco.

Este primer evento está programado para el 8 de enero a las 12 horas en el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. Sin embargo, la presencia de los Reyes en este acto aún no está confirmada.

Según fuentes cercanas a Casa Real, la decisión no se ha tomado debido a que en Zarzuela, como en muchas instituciones, las vacaciones navideñas han ralentizado el ritmo habitual. Además, la agenda de los Reyes para esa misma semana está ya cargada de compromisos institucionales programados con antelación.

No obstante, esas mismas fuentes han señalado que, en caso de tratarse de un acto con carácter institucional, el Rey Felipe VI no tendría ningún problema en asistir. "Si es un acto del Gobierno, irán como van a todos los demás. No hay que darle más vueltas al asunto", explica una fuente cercana a Casa Real.

De hecho, el Rey Felipe VI ha reiterado en múltiples ocasiones su compromiso con la memoria histórica y la importancia de aprender del pasado para construir un futuro mejor.

En su reciente discurso ante las dos cámaras del Parlamento italiano, destacó que "somos dos países con memoria, con una clara conciencia del pasado, en particular del que no puede ni debe repetirse, ni siquiera como caricatura".

En el mismo discurso, alabó el papel de los parlamentos como lugares donde se afirman los valores democráticos, las libertades individuales, los derechos humanos y el imperio de la ley. Estas palabras subrayan la postura de Felipe VI como defensor de los valores democráticos y su enfoque institucional ante acontecimientos de esta naturaleza.

A pesar de la trascendencia histórica del evento, algunos observadores han señalado que tendría más sentido invitar al Rey Emérito, Don Juan Carlos, quien desempeñó un papel clave en la transición democrática de España tras la muerte de Franco.

Sin embargo, la misma fuente cercana a la Zarzuela explica que esta posibilidad se descartó rápidamente, ya que el actual Gobierno prefiere evitar cualquier fotografía al lado del Rey Emérito, dada la polémica que ha rodeado a su figura en los últimos años. Pese al papel histórico del padre del Rey, su presencia en actos públicos sigue siendo motivo de debate en el panorama político.

El Rey Felipe VI ya tiene programados otros compromisos para la misma mañana del 8 de enero, lo que añade complejidad a la decisión de asistir al evento organizado por el Gobierno.

Al parecer, el Rey recibirá en el Palacio Real a varios embajadores extranjeros que deben presentar sus cartas credenciales. Este procedimiento, aunque pueda parecer protocolario, es fundamental para que los nuevos embajadores puedan ejercer plenamente sus funciones como representantes diplomáticos acreditados en España.

La entrega de cartas credenciales no es un trámite menor. Este acto solemne, que se celebra desde hace siglos, simboliza el inicio de las relaciones diplomáticas plenas entre España y los países de los embajadores acreditados. Sin este protocolo, los diplomáticos no pueden ejercer plenamente su rol ni participar en actos oficiales, como la recepción al Cuerpo Diplomático que los Reyes ofrecen cada año en el Palacio Real.

Este año, dicha recepción está prevista para el 9 de enero, tan solo un día después de la fecha marcada para la entrega de credenciales. Por tanto, posponer este acto podría causar un perjuicio significativo a los diplomáticos y al desarrollo normal de las relaciones internacionales.

Entre los embajadores pendientes de entregar sus credenciales al Rey se encuentra Alex Ellis, representante del Reino Unido, quien llegó a España en septiembre de 2023 y todavía no ha podido completar este paso esencial del protocolo. Su caso no es único, pero pone de relieve la importancia de este evento en la agenda real, que difícilmente puede ser reprogramado.

La ceremonia de entrega de cartas credenciales es una de las más antiguas y solemnes del protocolo de Estado en España. Tradicionalmente, los embajadores eran escoltados en carrozas tiradas por caballos hasta el Palacio Real, un gesto que añadía un aire de pompa y grandeza al evento. Sin embargo, en los últimos años, este elemento ha desaparecido debido a problemas operativos.

Según Patrimonio Nacional, tres de los caballos designados para estas ceremonias aún están en proceso de formación, a pesar de que el aprendizaje para tirar de las carrozas suele completarse en unos pocos meses. Este retraso ha obligado a sustituir las carrozas por vehículos Cadillac clásicos, un cambio que ha generado críticas por parte de quienes consideran que se pierde parte del encanto tradicional de la ceremonia.

El acto del 8 de enero no es solo un evento conmemorativo, sino también una declaración política del Gobierno. Bajo el lema España en libertad, el Ejecutivo busca resaltar los logros democráticos de las últimas cinco décadas, pero también enfrenta críticas por el enfoque elegido. Celebrar el aniversario de la muerte de Franco, más que la restauración de la Monarquía podría interpretarse como un gesto cargado de intenciones políticas que pone a la Casa Real en una posición incómoda.

La decisión de asistir o no al acto podría tener implicaciones. Por un lado, la presencia del Rey Felipe VI sería vista como una reafirmación de su compromiso con los valores democráticos y su apoyo al espíritu de reconciliación que marcó la Transición. Por otro lado, su ausencia podría interpretarse como un intento de mantenerse al margen de un evento con connotaciones políticas controvertidas.